El jueves 9 de enero se estrena en el cine Gaumont (y el viernes 10 en el Malba) La protagonista, escrita y dirigida por Clara Picasso, con el protagónico casi excluyente de Rosario Varela, acompañada por Macarena Suárez Dagliano, Ignacio Rogers, Jimena del Pozo Peñalva y Facundo Aquinos.
Rosario Varela es Paula, una actriz –en la realidad, proviene del teatro y es debutante en cine- que construye a una actriz que padece una suerte de decepción perpetua: atraviesa situaciones de conflicto tales como una ruptura amorosa, la falta de trabajo, el anonimato abrupto después de una situación fortuita de reconocimiento colectivo sin encontrar paliativos.
Paula observa, habla poco, no levanta el tono, busca compulsivamente su celular de protector celeste como si esperase una respuesta que le dé sentido a su vida (o al menos, a ese momento de su vida).
Introvertida pero no hostil, procura vincularse a ese ghetto un poco fantasioso e idealista de los actores. Pero algo en ella no termina de encajar: no puede falsear una alegría que no tiene. En todo caso, está más a gusto con los silencios, que la convocan a cierto estado de melancolía narcótica.
El silencio, como disparador de reflexiones no dichas y que tienen que ver con el paso del tiempo, su vocación, su carrera, la fragilidad del tránsito entre la fama y el olvido.
La paradoja final es que Paula se encuentra con su angustia sin artificio solo cuando busca el tono para un personaje.
Clara Picasso habló de La protagonista con GPS audiovisual.
-¿De qué manera apareció en vos un argumento sobre vidas de actores, desde la mirada de una actriz no realizada, que pasa de una fama efímera y accidental a un vacío existencial profundo?
La primera idea era trabajar el personaje de una actriz en crisis. Muchas veces la fama se relaciona con el éxito en la profesión de una actriz. Una fama efímera y accidental que produce la reacción del personaje ante eso y el vacío que le sucede daba lugar a una posterior indagación sobre el personaje de Paula, y a explorar lo que le ocurre.
-Tu primera película es de 2010. Estuviste muchos años sin volver a filmar. ¿Qué parte de la crisis con la vocación o con la falta de oportunidades que revela la protagonista tiene que ver con vos misma, con tu mirada sobre esos mismos tópicos respecto de tu actividad?
El proyecto para La protagonista surgió en el 2011. Entre desarrollo, escritura de guion, pasaje por laboratorios y asesorías, productores varios, financiación, rodaje, postproducción y estreno, pasó mucho tiempo. El cine da pocas oportunidades y eso a veces hace que todo tarde mucho más de lo deseado. Sostener el deseo de hacer cine en estas circunstancias es duro, y así y todo nada se compara con la felicidad de finalmente lograr hacer una película. Creo que las circunstancias en algún punto son parecidas en varias profesiones artísticas, incluida en la actuación. Lo que sostiene la vocación a mi entender es el deseo, que muchas veces se ve nublado por la falta de oportunidades.
-¿Cuánto tiene que ver el mundo (solitario) de los actores –y más aun, de los actores vocacionales, los no reconocidos, los que están construyendo su carrera- con tu propio mundo?
Supongo que por la falta de oportunidades a veces la profesión tiene mucha competencia y entonces en ese sentido el mundo solitario de ambas profesiones es comparable. Supongo que también por esa misma razón cada vez hay más instancias comunitarias en ambas profesiones.
-Rosario Varela es la protagonista casi excluyente de la película, apareciendo en todas las escenas. ¿Escribiste pensando en ella, o primero estuvo el guion y después encontraste a su actriz?
Primero estuvo el guion y luego encontré a la actriz.
-¿Cómo encontraste a Rosario Varela? ¿Cómo fue el trabajo con ella, cómo fue incorporar en ella ser una actriz que trabaja de actriz? ¿Qué aspectos de su trabajo te enriqueció o te modificó el guion?
Rosario Varela surgió como recomendación única de Jimena del Pozo Peñalva, otra actriz y directora de teatro que me acompañó en el proceso de investigación del mundo actoral. Fue la única actriz que probamos para el papel.
Con Rosario trabajamos durante meses en reuniones donde conversábamos por horas. Al ser una actriz de teatro sobre todo independiente y ser éste su debut cinematográfico, contábamos con esa frescura o un estado similar al de la propia protagonista. Rosario se pudo identificar con el personaje y hacer entonces su propia interpretación en más de un sentido, aportando algo propio de ella, de su profesión misma y aunarlo con el personaje guionado de Paula.
-Un hallazgo importante es el guion, coloquial y a la vez banal, articulado sobre diálogos casi intrascendentes que no llevan a ningún lado. ¿Estaba en vos desde el primer momento o se fue reformulando en el camino?
Supongo que los diálogos coloquiales responden a personajes que nunca se relacionan más que en un nivel superficial, como lo hacemos la mayoría de las personas en el día a día. Ese intercambio asegura no meterse con lo que le pasa al personaje directamente.
-¿Es posible que la película sea (o también sea) una sátira sobre la superficialidad, la vanidad o la banalidad de los actores?
Es posible que sea leída también de esa manera. Para mí en este momento, con el desarrollo y la proliferación de las redes sociales, mostrarnos constantemente pasándola bien y estando bien y haciendo cosas “interesantes”, buscando contar historias propias, la vanidad/banalidad es un tema generalizado, que no se circunscribe únicamente al mundo de la actuación.
-Un elemento inquietante aparece como una prolongación del cuerpo de Paula, la protagonista: se trata de su celular de tapita celeste. Gracias a él se hace famosa; con él salva las situaciones en las que se siente sola o fuera de lugar. Parece estar diciendo algo. Como que es una película sobre la falta de comunicación. ¿Es una mirada posible?
Es una mirada posible. Desde que empecé a escribir el proyecto (2011) hasta que lo filmé (2018) el celular como objeto pasó de ser una novedad a algo inevitable en la vida. Creo que el uso que hace Paula del teléfono es bastante parecido al que se le da en la actualidad. Lo tenemos todo el tiempo, lo usamos todo el tiempo, lo revisamos todo el tiempo. Muchas veces huimos de situaciones que nos disgustan a través del celular.
-El guión dice (algo así como) “todo el mundo quiere ser actor en algún momento”. ¿Por qué elegiste ser directora y no actriz?
Esa línea de diálogo la incorporó Rosario improvisadamente en esa escena, como respuesta a otra línea improvisada de Ignacio Rogers. Yo nunca quise ser actriz. Que se haya dado un diálogo así entre ellos dos como parte de la escena que estaba guionada es lo que realmente me interesa.
Norberto Chab