Mercedes Morán participa en el 67º Festival de Cine de San Sebastián cumpliendo un atípico doble rol: por un lado es la coprotagonista de Araña, una coproducción con Chile dirigida por Andrés Wood, en la que interpreta a Inés, una integrante de un partido de ultraderecha que tiene como misión derrocar al gobierno del socialista Salvador Allende. Por otro, interviene como jurado de la Sección Oficial, lo que significa cumplir con el placentero ritual de ver una película tras otra y someterla al filtro de la evaluación.
“Me gusta la labor de jurado porque me remite a mis comienzos como alumna. Me siento como en un seminario de lujo donde puedo ver tres o cuatro películas al día e intercambiar opiniones en plan amigos con personas respetadas y admiradas -aseguró la actriz a Diario de Festival-. Cuando estás como actriz en un festival tenés que estar más comprometida con tu película y eso no te permite ver otras cosas”.
Morán, que a su regreso a la Argentina debe comenzar el rodaje de una película y de una serie para Netflix, dirigida por Marcelo Piñeiro, reconoció el valor del cine latinoamericano para sobreponerse a los obstáculos (“Es maravillosa su insistencia por seguir vivo pese a todo”) y a la importancia del festivales de San Sebastián como un gran impulsor de ese cine (“Aparte de darle visibilidad, ayudan a que los profesionales del sector se conozcan entre ellos, lo que facilita la creación”).
En cuanto a Araña, que participa en la sección Horizontes Latinos, está situada en Chile, a comienzos de los años 70. Un violento grupo nacionalista de extrema derecha quiere derrocar el gobierno de Allende. En el fragor del crimen y la conspiración, los miembros del grupo Inés (Mercedes Morán), su marido, Justo, y el mejor amigo de ambos, Gerardo, llevan a cabo un crimen político que cambia el curso de la historia. Enredados al mismo tiempo en un peligroso y apasionado triángulo amoroso, la sombra de la traición los separará para siempre. Hasta que 40 años después la venganza y la obsesión empujen a Gerardo a reactivar la causa nacionalista de su juventud. Pero Inés es ahora una poderosa mujer de negocios y, mientras la policía vigila a Gerardo y el arsenal que va acumulando en casa, ella hará lo que haga falta para evitar que revele su pasado político y sexual y el de su marido, Justo.
“Me pareció un riesgo enorme protagonizar a Inés y a mí los riesgos me gustan. Encuentro muy atractivo salir de esa zona de confort. Me fascinó introducirme en un personaje con zonas tan oscuras. Era un ejercicio fantástico entender por qué hizo lo que hizo esa mujer”, detalló la actriz en una entrevista concedida a la agencia Efe.
“Es un asunto delicado que está tratado con mucha profundidad y una gran humanidad, no me costó lo que quizás más me hubiese costado, que era encontrar las razones de por qué este personaje hizo lo que hizo. El cine, como tantas otras disciplinas del arte, intenta resolver las cosas que han pasado y que no han terminado de resolverse -expresó Morán-. Cuantos más secretos están guardados bajo la alfombra más necesidad de expiarlos hay y eso es una gran fuerte de inspiración”.
Julia Montesoro (desde San Sebastián)