El estreno de Yo, Sandro. Mi vida, es una magnífica oportunidad para adentrarse en la historia del ya legendario cantautor, actor, músico y compositor, guiados nada menos que por su propia voz. A lo largo de 72 minutos, este largometraje de Miguel Mato reconstruye la historia que va relatando Sandro: momentos de su niñez, recuerdos de la familia, los padres, las primeras maestras, la adolescencia, los amigos y las calles que vieron crecer al “pibe de Valentín Alsina” –como él mismo se definía-, de origen humilde, que encontró en la música su destino de genuino artista popular, capaz de electrizar a un público al que se entregaba por entero.
Detrás de ese gran personaje prontamente conocido como Sandro de América, que fue el primer artista latino en llenar el Madison Square Garden de Nueva York, estaba el hombre nacido en una barriada obrera de Lanús, en 1945, anotado en el registro civil como Roberto Sánchez, tras la negativa de un empleado a inscribirlo con el nombre que la madre del niño hubiese querido… Sandro. Aquél episodio, es una de las pocas partes de ficción que la película recrea, con actuaciones de Carlos Portaluppi, Daniel Valenzuela , Celeste Gerez y Patricia Rojo, en una cuidada reconstrucción de ambientes y época.
Pero el corazón de la película está hecho –y allí radica su encantadora fuerza- de materiales inéditos filmados en Super 8 por Roberto Sánchez en la intimidad familiar, durante los viajes girando con sus músicos por el mundo, así como gran cantidad de grabaciones realizadas por los clubes de fans repartidos a lo largo del continente americano, fotografías y filmaciones hasta ahora nunca vistas, buena parte de las cuales fueron cedidas por Olga Garaventa, esposa del artista, que además le permitió al director Miguel Mato ingresar a la casa de Banfield, el verdadero mundo privado de Sandro.
Por supuesto, no faltan en esta recorrida los temas emblemáticos del Gitano: “Trigal”, “Te propongo”, “Ave de paso”, “Dame fuego”, entre otros, ni sus incursiones en cine –fragmentos recuperados digitalmente para la película-. Y sobre el final, una “perlita” musical, interpretada con emoción por Lucecita Benítez, contribuye a realzar la dimensión de ídolo adquirida por Sandro (“sólo comparable con Elvis Presley”, dice la cantante portorriqueña). El artífice de esta vuelta a escena de Sandro, el director Miguel Mato, ha dicho que la propuesta de la película “es conocer a Roberto Sánchez, para luego ver quién es Sandro”. Lo cierto es que Yo, Sandro. Mi vida consigue revelarnos algo más acerca de quien ya parecía todo sabido. Y al mismo tiempo, logra reflejar esa magia que sólo unos pocos artistas consiguen: el grado de cercanía, pasión e intimidad que se generaba entre Sandro y sus fans. Julia Montesoro
Estreno: 3 de mayo
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Fuente: Este comentario de Julia Montesoro formó parte de una nota publicada en La Nación, con motivo del preestreno de la película en el 20°BAFICI.