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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Víctor Cruz estrena «Dorados 50»: «Los adultos mayores están dispuestos a escuchar al otro sin urgencias»

El jueves 9 se estrena Dorados 50, comedia documental escrita y dirigida por Víctor Cruz y Alejandro Vagnenkos. A la manera de la comedia tradicional judía (aunque no solamente judía), se plantea el interrogante de cómo se sostiene la mirada amorosa durante cincuenta años a partir de los testimonios de parejas adultas mayores. El punto de partida de la narración es Alejandro, narrador y codirector, empujado a resolver su neurosis en medio de la crisis de la mediana edad.

La película tuvo su estreno en el Bafici, junto con Taranto, otro documental de Víctor Cruz. En esa ocasión, el realizador dialogó con GPS Audiovisual.

–Dorados 50 recupera la línea humanística de ¡Que vivas cien años! ¿En qué le encontrás elementos en común?

En la forma en que se encuentra con el mundo que los rodea, por el tipo de protagonistas y la idea general del documental.

–Dorados 50 es una producción sencilla, un homenaje a los adultos mayores. ¿Es un homenaje a tus ancestros? ¿Pensaste en tus raíces familiares mientras la hacías?

Siempre lo pensé más en términos de lo que le pasa también a Alejandro Vagnenkos, el codirector, y no tanto en mí. Creo que no…me tocás una fibra sensible en ese aspecto: no tengo esa imagen de familia y de parejas duraderas que se ven en las películas. No lo pensé en términos de lo que he visto en mi historia familiar, aunque yo sí tenga una buena historia: me siento muy bien con la vida que pude construir en pareja. En cambio, hay una cuestión de homenaje, porque me llevo muy bien con las personas mayores. Muchas veces me llevo mejor con los adultos mayores que con los de mi generación. Siento que están dispuestas a escuchar al otro con una atención completa, que no están a las corridas. Hay tiempo de verdad para un intercambio sincero. También sucede que muchos de ellos no están acostumbrados a que los escuchen con atención y cuando encuentran un oído que los escucha, se prestan al intercambio. Ahí sí hay una continuidad muy fuerte con ¡Que vivas cien años!, aunque generacionalmente estos son como los padres de los protagonistas de Dorados 50. Pero aunque bajé la franja etaria la sensación es la misma: siempre hay una conexión muy fuerte. Al punto que los hijos de esas parejas se enteraron de muchas cosas sobre sus padres a través de la película. Sus padres no les habían contado nunca, y surgió en reuniones familiares la pregunta de “¿esto fue así?».

–Dorados 50 parte de la crisis de los cincuenta en un hombre. En este caso Alejandro, el codirector, que también hace un personaje. Supongo que muchas de las reflexiones que están puestas allí tienen que ver con él mismo. Sin querer entrar en intimidades, claro…

Si querés entramos en intimidades porque no hay problema, Alejandro me lo permite (Risas). Hablando en serio, a él le gusta decir que es un personaje y a mí me gusta decir que en realidad encontramos una muy buena base en él para crear ese personaje. Esa crisis de la mediana edad es un gran punto de arranque. Es el momento en el que entran ciertas preguntas sobre el futuro, esa reflexión sobre lo que durante mucho tiempo fue potencial y ahora es real. Siento que con Dorados 50 o con ¡Que vivas cien años! me estoy haciendo preguntas preparándome para mi adultez mayor.

-¿Hubiera existido Dorados 50 sin ¡Que vivas cien años!?

Probablemente. Pero no la hubiera dirigido yo sino Alejandro solo. Hasta ¡Que vivas cien años! no había hecho una película que tuviera una conexión emotiva con los protagonistas de ese modo. Mucho se debe a la relación que tengo con mi compañera, que es pura ternura y que me ha abierto a poder pensar y sentir de otro modo, a conectarme con la gente con esta amorosidad. Las películas me permitieron darle continuidad a las formas de relacionarme, por más que sean distintas. Los documentales más simples y celebratorios se piensan como algo un poco menor. Yo no creo eso sino todo lo contrario. Se pueden hacer documentales de denuncia y poner el cuerpo como en Taranto. Y también se puede reflexionar sobre ciertas cosas, y celebrar la vida, las emociones, las uniones. Todo es parte de nuestra humanidad, de nuestra vida y de las cosas que a mí me interesan contar.

-Intuyo que vas en esta dirección: con temas que se vinculan al ambientalismo, el medioambiente y su preservación, y a la vez con esta observación sobre los adultos mayores, que son un espejo de lo que en algún momento todos seremos.

Absolutamente: son mis dos intereses. Las cosas sobre las que leo e investigo tienen que ver con eso: con este “nosotros” universal, de todos los que vivimos en este planeta. Nadie de los que ha vivido y de los que vive ahora se ha escapado nunca de este planeta. Estamos acá. Como polvo nos transformamos, pero estamos. Entonces, siento una conexión muy fuerte. Todo esto puede sonar muy new age. Pero esa conexión tiene que ver con cómo nos relacionamos entre nosotros y con el mundo que nos rodea. Son mis intereses. Me leíste con claridad, porque tiene mucho que ver. También sirve para entender a qué cosas le damos verdadera importancia, cómo transformamos algunas cuestiones propias y modificamos nuestras actitudes para poder vivir en más armonía con lo que nos rodea y tener –quizás- vidas más largas y felices.

Julia Montesoro

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