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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Vanesa González: «Hay que cambiar para que la igualdad sea un derecho y no una lucha»

Vanesa González protagoniza Realidad Virtual, una de las primeras producciones argentinas que se estrenaron en forma presencial tras el retorno del cine a las salas. Se trata de una película de terror dirigida por Hernán Findling, que destaca las posibilidades expresivas de la actriz, quien además encarna un rol protagónico en la obra teatral Jauría (que se presenta en el Teatro del Picadero) y que además en abril lanzará un seminario virtual.

Realidad virtual tiene un título paradójico: es “realidad presencial”, en tanto se estrena en una sala. ¿Cómo llegaste a este protagónico?

Hace unos tres años, Hernán Findling me acercó el guion y me contó la idea de la peli. Lo primero que vi en él es que es un apasionado del terror: lo adora. Ese fue un punto de coincidencia importante: yo también soy fanática del género. Si tengo varias películas para ver en cine, siempre empiezo por las de terror. Es un rubro que me saca de lo cotidiano y me atrapa como espectadora. Cuando la rodé me di cuenta que tiene un montón de guiños a otras películas: eso me divirtió mucho. Cuando pude verla, hace unos días, ya me había olvidado de cosas que pasaron en el rodaje. La vi como una espectadora más y me atrapó.

-¿Qué te atrae del género? ¿Qué referencias tenés de otras películas o actores?

Me gusta el terror psicológico: es el más verosímil, entro en ese registro. No me gusta tanto el cine de efectos, el sangriento. Soy muy fan de Los otros y del papel que hace Nicole Kidman. Tiene varios niveles de interpretación, girando en torno a pensar en la vida después de la muerte. También me impactó Sexto sentido.

-Sos igualmente reconocida en cine como en teatro o en televisión. ¿Qué te atrae del cine? ¿Qué te lleva a decidirte a encarar papeles como esta Guadalupe, una actriz representando a una actriz?

Lo interesante del cine es el trabajo de ensayos previos, para que la idea de la película se pueda desarrollar. El director es quien tiene la idea en la cabeza: una llega al set y está a merced de sus tiempos. Quizás hay que repetir una escena diez veces, para que el director la tome de distintos puntos de vista. Como actor, pensás que hiciste diez veces lo mismo y que ya no sabés cómo probar  y que aun en la repetición tenés que lograr algo vivo, creativo. Ese es el misterio y el desafío.

-¿Te entregás o querés imponer tu punto de vista?

Me gusta confiar. En este caso, Hernán tenía la película en su cabeza. Mientras estábamos rodando, si llegaba al set con incertidumbre, él con tranquilidad cubría todas las dudas. La película habla de él: tiene su punto de vista, su mirada. Yo me dejé guiar.

-En 2020 vivimos una “realidad virtual”, entre el confinamiento y los proyectos postergados. ¿Qué cosas te permitió hacer la pandemia y cuáles son los proyectos que volviste a activar?

La pandemia me permitió angustiarme mucho (rie), algo que en tiempos de vorágine no me ocurre. Por momentos la incertidumbre se volvió fatal. Fui bastante bipolar en mis estados. Aprendí a vincularme con el mundo digital, algo que me cuesta bastante porque no soy muy hábil en el tema. Y fundamentalmente aprendí a ser paciente con el no saber. Este trabajo está lleno de incertidumbres, y la pandemia me enseñó a ponerme creativa a partir de la necesidad. Entonces desarrollé un esquema de seminarios que voy a lanzar en abril. Me hace sentir contenta el hecho de haberme animado.

-En teatro estás protagonizando Jauría, una obra sobre la violencia de género que  plantea el drama de que la misma sociedad y el sistema judicial pone a una mujer violada como cómplice.

El caso dividió a España en dos aguas: la denunciante –la víctima de una violación grupal- quedó bloqueada, paralizada. Y se la juzgó por no haber reaccionado. Se puso en duda de que había sido conciente de lo que había pasado, como si existiese un manual que diga cuánto tiene que sufrir una mujer para que le crean. Lamentablemente son interrogantes que siguen vigentes. Se sigue poniendo la lupa en una chica atacada. Por suerte, ella decidió con su familia irse a la playa, hacer una terapia y salir a enfrentar a los violadores. No tuvo la actitud de tirarse en la cama.

-¿Qué cosas cambiaron en vos a partir de la visibilización del feminismo?

Siempre sentí que era una mujer empoderada (aunque no soy muy afín con la palabra, porque la escucho tanto que tengo prejuicio de decirla). Nunca me sentí desigual al sexo masculino: si bien muchas veces la sociedad -o el sistema mismo- te lo hace sentir, yo nunca me hice cargo. Aunque no pueda decir que cambié cosas, sin duda a una le influye lo que se va modificando. El avance del feminismo me empezó a cambiar la forma de ver los lugares, de caminar en la calle. Por momentitos y en pequeños espacios, empiezo a sentirme un poco más segura. El cambio colaboró para que estemos mas despiertas. Es bueno que estemos altamente sensibles con el tema. Y que las cosas cambien a un nivel donde la igualdad sea un derecho y no una lucha.

Julia Montesoro

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