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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Mariano Llinás estrena en el Bafici «Concierto para la batalla de El Tala»: «Es la primera de siete películas sobre la historia argentina»

Mariano Llinás estrena en el Bafici su nueva producción, Concierto para la batalla de El Tala, que tendrá su estreno mundial el domingo 21 a las 18 hs. en el Cine Gaumont (simultáneamente estará disponible en la plataforma Vivamos Cultura).

Después de su consagratoria La Flor, ganadora del Bafici 2018 (además de otros premios internacionales), apuró su obra acerca de la extraña relación entre Gregorio Aráoz de Lamadrid y Facundo Quiroga, dos militares representando a bandos opuestos, en el marco de las guerras civiles que dieron origen a una nación. Al bucear en el género histórico con herramientas diferenciadoras (la inserción vital de la música, por ejemplo), abre un camino en su filmografía.

-¿Cuándo advertiste que esa obra teatral y musical podía tener su correlato en el cine?

Soy director de cine. Y como tal, soy una especie de permanente doble agente. Al flotar por el aire de lo que podríamos llamar “la cultura”, me llaman para cosas que no son exactamente lo que uno hace. Para hacer un libro o para escribir una nota de no sé qué: te dan esa investidura de personaje de la cultura. Me ha tocado esa suerte. Me doy cuenta cada vez más que cuando me hacen esos encargos naturalmente estoy traficando la posibilidad de un film, pensando si es posible hacer una película con eso. La respuesta es que sospecho secretamente que desde un primer momento estaba la idea de la película, aun antes de la performance teatral. Es una confesión (risas).

-¿La película está basada en una filmación de la obra teatral o tiene su propia dinámica?

A diferencia de otras películas, no es una comedia. Hay humor -el día que no lo tenga no sé cómo voy a filmar-, pero es un poco más grave, no es cómica. Lo que hay que decir es que es la grabación de un concierto, con unas placas de texto. Los espectadores deben ir dispuestos a ver un objeto raro. Pero bueno: ¡no es el Parque Japonés, es una película del Bafici!

-¿Qué aspectos de Concierto para la batalla de El Tala te atrajeron para desarrollar la película?

Cuando terminé La flor -una película enciclopédica, como suele decirse, llena de cosas muy diferentes-, había dejado en los espectadores la posibilidad de decir ‘este señor se tiene que retirar a la paz de los desiertos porque ya no tiene nada que hacer’. ¡Y posiblemente tengan razón! Contrariamente a eso, rápidamente decidí hacia dónde quería ir. Me di cuenta de que tenía que ver con el siglo XIX, con la historia argentina y con el mundo de la campaña. Siempre me resultó fascinante ese período de las guerras civiles entre unitarios y federales. Fue como una intuición. La flor terminaba de esa manera, pero no había aparecido explícitamente allí. Lo sentí como una deuda, como un paisaje que me gustaba desde siempre.

Cuando Gabriel Chwojnik me convocó para la obra, me di cuenta que era la primera aproximación a un proyecto cinematográfico más grande, que tiene que ver con la historia argentina. Para comenzar inventé este pequeño dispositivo. Puede ser que un espectador imagine una película que claramente no va a ver: no hay escenas de guerra. Pero gira en torno de un episodio -el enfrentamiento entre Quiroga y Lamadrid, del cual abunda la bibliografía-, contado de una forma diferente. Podría definirla como experimental, aunque sea un concepto que puede significar todo o nada (risas). Prefiero decir que una película muy extraña, que no se parece en nada a lo hecho.

-Siempre hay un contexto político e histórico en tu cine.

Lo tomo como un halago: pienso lo mismo. Aunque haya un montón de gente que me reclama que no abordo la historia (risas). Aclaro que es un film extremadamente chico: si no hubiese sido hecha por mí, que soy el último ganador argentino del Bafici, muy probablemente nadie le hubiera dado bola. Pero a la vez encierra un montón de pequeños desafíos, para mí y para quienes la vean. En particular en la manera de aproximarse a la historia. No es una película que reivindique un bando, lo que podríamos llamar “bajalínea”. Si las baja, son líneas raras.

-Una película sobre la historia, por pequeña que sea, no va a pasar inadvertida. Te vas a meter en un problema…

Mi intuición dice que sí. Me voy a meter en la grieta. Algunos van a decir sobre los unitarios no se qué cosa, otros todo lo contrario…bueno…me interesaba también meterme. Es como tratar de no esquivar el cuerpo a una especie de guerra (para seguir con los términos militares) cuyos dos bandos me resultan ajenos (por motivos diferentes, desde ya). Nada podría parecer más ajeno –y a la vez más cercano- a la realidad contemporánea como una batalla entre Lamadrid y Quiroga.

-Tu fascinación por ese período del siglo XIX, ¿se agota en esta propuesta?

No. Me interesa pensar que es la primera de muchas películas. Diría que siete. Es una expresión de deseos y a la vez una declaración de principios. En principio, esta película se plantea como la primera, que con intención deliberadamente polémica bauticé “La saga de los mártires unitarios”. Salvo que a la gente le resulte un plomazo, no debería escandalizar a nadie.

-El año que pasó fue un año para ver cine en otro tipo de pantallas. ¿Te entusiasma la idea de tener que ver Concierto para la batalla de El Tala fuera del cine?

Soy sincero: siento que tiene mucho para ganar en el cine. Es una producción muy chica: realmente se hizo con dos mangos. Pero esos dos mangos bastaron para que tenga una calidad de sonido e imagen óptima.

La creo difícil para ver en las compus, en la pequeña pantalla. Uno de los motivos por los cuales me entusiasmaba mostrar mi película en el Bafici fue la buena la noticia de que se haría en el cine.

Pero como dijo Julio César: la suerte está echada.

Julia Montesoro

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