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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Magu Schavelzon: «El productor está en una situación de mucha soledad y poco apoyo»

Magu Schavelzon es productora, cofundadora de Gong Cine junto a Pablo Piedras, compañía que en 2023 se lanzó al mercado con Amigas en un camino de campo, de Santiago Loza.

-¿Cuál es tu posición con respecto a la llamada Ley Omnibus que recorta el financiamiento del Estado al cine?

Mi primera sensación es que este nuevo Gobierno tiene una política de Estado de no gobernar entre todos. Casi como una dictadura encubierta o una monarquía, donde el Presidente quiere hacerse cargo y cambiar todas las leyes de un país por sí solo. Así como está en lo global, lo veo en la industria cinematográfica.

Se nota que los cambios vienen pensados desde hace mucho tiempo y de alguien que sabe cómo es el funcionamiento del cine en Argentina. Es cierto que cambió muchísimo la manera de ver, hacer y vender cine. También que la pandemia ayudó a eso. Yo sostengo que hace mucho no hay una política cinematográfica clara. Habría que pensar, en el conjunto de la comunidad, cómo debería ser hoy el cine y cómo se debería fomentar. Muchos en la industria creemos lo mismo.

Pero ocurre que se está yendo a un lugar donde no se fomenta el cine ni a la cultura en general. No queda claro lo que pretenden hacer con la cultura, en tanto lo ven como un mercado. Parece que apuntan a que solo puedan producir los que consigan mucho dinero.

-Hacer un cine que solo piense en el mercado es una línea política.

El cine es muy caro, todos lo sabemos. Uno siempre necesita ayudas. En todos los países -o casi todos-, el Estado está presente fomentando. Por supuesto hay ayudas privadas y luego hay un mercado que ayuda a regular. ¡Acá no pasa eso! Son muy pocas las productoras que realmente pueden conseguir que su cine se vea, genere dinero y pueda volver a invertir. El cine tiene que existir de todas las maneras posibles. Tiene que haber uno muy industrial, de mercado, que genere dinero, pero también debe haber otro que genere pensamiento, que pueda contar tu historia y la de tu país. Todos deberían coexistir. Gracias a que el sistema del Instituto actualmente es autárquico, las grandes producciones ayudan a que se hagan esas producciones chicas. Por lo tanto, el sistema es virtuoso.

Hay un problema muy grande en cómo distribuir y cómo ver las películas. Sin embargo, muchísimas de las películas que hacemos –incluyo las últimas que yo hice, que fueron sin ayuda del INCAA-, llegan a grandes festivales, circulan y hay gente interesada. O sea, sí hay público para esas películas. El tema es buscar cómo hacerlas circular más.

Actualmente el Malba programa películas argentinas y las salas están siempre llenas. Es mentira que la gente no va a ver cine argentino. Es cierto que hay muchas películas que no son para salas, sino para otros circuitos. Para eso también necesitamos ayuda del Instituto, a través de las regulaciones. Con esta Ley eso no existe más.

-¿Se puede proyectar o imaginar una industria audiovisual sin el apoyo del INCAA?

No. Hacer cine es para privilegiados, porque si bien tenés ayuda hay que poder ocuparse todo el tiempo. No siempre se cobra durante ese tiempo de trabajo. Por lo menos hablo de los productores y los directores. Sin ayuda del INCAA va a ser imposible. Lo harán algunos sectores muy extremos: los que puedan conseguir dinero por otras fuentes, como las productoras muy grandes. O el cine muy, muy, muy independiente, muy chiquito, que se hace con una cámara, tres personas y muy poco dinero. Pero se va a perder la multiplicidad de voces.

-En el enunciado de la ley se plantea desfinanciar el Instituto.

No se tiene en cuenta que el cine debe fomentarse porque da trabajo. Puede ser que haya películas que no den ganancia, pero eso no significa que no muevan dinero, trabajo interno y no haya consumo dentro de tu país, tu provincia o donde estés filmando.

Cada película que uno hace le da trabajo a los técnicos y a los proveedores. Y si viajás, a la hotelería, la gastronomía y el transporte. Al dejar a esa gente sin laburo baja el consumo interno. El cine también abre puertas en el mundo y es muy requerido en festivales. La muestra está en la cantidad de películas que participaron en San Sebastián.

-Veinticinco en las distintas secciones, entre producciones originales, coproducciones y proyectos.

Claramente el cine argentino importa mucho. Me da mucha tristeza que nos empiecen a conocer en el mundo por un Gobierno que no se sabe bien si es del todo democrático y no por nuestra cinematografía y nuestra música.

-¿Cuál es la incidencia que tiene este proyecto sobre el futuro de la actividad audiovisual en la Argentina?

Es absolutamente ideológico: se habla de recortar gastos para que no haya más déficit y que todo funcione y eso es ridículo. Quieren cerrar organismos como el Fondo Nacional de las Artes, que es autárquico, igual que el INCAA. No hay guita del Estado ahí: hay plata de la gente que paga por obras que tienen más de 70 años y las quieren usar. Quieren hacer un fondo común con el dinero que hasta ahora va del ENACOM al INCAA para que vaya al Tesoro Nacional.

Creo que están queriendo hacer un país más latinoamericanista -en lo malo de la palabra y no en la riqueza cultural e histórica-, con dos clases muy separadas, donde habrá gente muy humilde y que solo trabaja explotada para vivir y ptra que solo hará negocios, que cada vez con más poder y riquezas. En el medio estaremos todos nosotros, quedando fuera del sistema.

-Si el proyecto tuviera curso de ley, ¿cuáles son las propuestas o los recursos alternativos para la subsistencia de la actividad?

Ese es el gran miedo que tenemos todos. Por eso la primera pelea es por hacer escuchar nuestras voces en el Congreso, para que los Diputados y Senadores defiendan lo que votamos. En el país siempre hubo mucha cultura y se defendió mucho. Es un momento complicado porque a través de las redes cualquiera dice cualquier cosa: hace varios años que se habla muy mal del INCAA y de los cineastas. Muchas veces nos juntamos en las asambleas de Cine Argentina Unido con las asociaciones y nos preguntamos cómo hacemos para revertir eso. No sé si se puede lograr que la gente de a pie entienda que no robamos. ¡Ya se lo metieron en la cabeza! Y son más fuertes los grandes grupos hegemónicos y todos los que tienen TikTok que cinco mil cineastas. Entonces, hay que ir a la gente que por ahí entiende un poco más y que puede defender esto desde el Congreso.

Cada vez hay que buscar más ayudas externas, pero pretender buscar ayudas o coproducciones requiere un instituto que te regule. No queda claro si buscan sacar la coproducción. Estamos entre asustados y nerviosos, porque vemos muy claro el panorama.

-¿Hay algún sector que pueda beneficiarse con esto?

Muy pocos, supongo. Mi papá, quien se dedica al mundo del libro, siempre me decía que cuantas más librerías haya en la zona, más vendés. No es que por ser el único me va a ir mejor. Posiblemente, las grandes productoras van a tener que reducir: no sé realmente si se van a beneficiar.

Podría beneficiarse si se cambiara la forma de fomento. Por ejemplo, que en vez de 200 películas se hagan cincuenta con más dinero. Nadie se animó a hacerlo y tampoco sé si quiero que sea el camino, pero de esa manera sería más entendible: si no hay lugar para tantos, fomentemos menos con más dinero.

Pero lo cierto es que nadie puede hacer una coproducción mayoritaria con los recursos del INCAA: antes representaba un porcentaje importante, hoy significa un 20%. ¡No te alcanza para nada!

-Aun antes de esta reforma era muy difícil producir…

Es muy difícil filmar y hacer coproducciones: hay mucha burocracia, los tiempos son lentos y además no se puede planificar en pesos dependiendo del valor del dólar. Muchas veces, cuando uno cobraba el subsidio del INCAA -que servía para recuperar la inversión o para devolver a otros inversores-, se te devaluaba tanto que tampoco podías cubrir los costos.

-¿Qué esquema de Instituto de Cine pensás que debería regir la actividad? ¿Cómo se lo podría reformular?

El Instituto en algunas cosas funcionaba bien. Necesitaba mucha más fuerza política para poder ayudar más a la exhibición. Siempre llegó hasta la copia A, pero eso es un error: el Instituto tiene que ayudar a que la película se mueva después del estreno, que se distribuya. Y debe obligar a que los exhibidores las muestren. Hay una cuota de pantalla, que también esta nueva ley quiere sacar, que nunca ha funcionado del todo bien.

Y también creo que el Instituto debería subsidiar algunas películas al 100% directamente. ¿Qué queremos de nuestro cine? Por ahí el subsidio tiene que ser más grande, porque hay muchas películas que no pueden conseguir el total de la inversión; sin embargo, es importante que existan. Y que el apoyo permita viajar a los festivales y recuperar. En los últimos años no hubo stands de Argentina en otros festivales. El productor está en una situación de mucha soledad. Hacés una película que compite en un festival como Berlín y el INCAA no puede pagar un agente de prensa. Difundir la película genera mayores ventas y a la vez permite mayor entrada de dinero al país. O sea, eso un círculo virtuoso. De esta forma el subsidio se convierte en una inversión. No en un gasto. Una película es un producto que pueden generar mercado y ganancia. Y también hay que evaluar qué películas se pueden considerar un bien cultural. Esa es una discusión que está pendiente.

Otro tema para debatir es que la Ley debe permitir cobrarle a las plataformas: es injusto que no tributen.

-No tributan nada y el borrador de la Ley Bases tampoco lo contempla.

Con esos recursos el Fondo de Fomento podría crecer y se podría regular mejor. Los últimos años del cine fueron de subsistencia, haciendo películas en dos semanas. Se pueden hacer, claro, pero en un esquema muy específico. La mayoría hace películas de otra manera. Y si no están dadas las condiciones, terminás haciendo productos cada vez más limitados, que no se terminan de plasmar. Por ese camino vamos a hacer cada vez menos cine.

-Una Ley de estas características ¿cómo impacta en tu productora?

En todas las productoras el impacto es fuertísimo. Actualmente estoy trabajando con otra productora con una financiación privada. Pero es aleatorio. Mi intención es seguir trabajando como siempre. Creo que la gran mayoría trabaja con apoyo. Si el INCAA va a estar desfomentado, no solo va a perjudicar la producción, sino que muchos trabajadores de la industria van a perder su empleo.

Julia Montesoro

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