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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Liliana Paolinelli estrena «Margen de error»: «Las formas de entender el amor están cambiando»

El jueves 29 de agosto se estrena la comedia Margen de error, de Liliana Paolinelli, con Susana Pampín, Camila Plaate, Eva Bianco, María Pessacq, Mónica Gonzaga, Victoria Carreras, Daniela Pal y Elvira Onetto.

La vida de Iris (Susana Pampín) se desestabiliza el día que llega a su casa la veinteañera Maia (Camila Plaate), con planes de seguir una carrera y hacer su propio camino en Buenos Aires. Con el correr de los días, las charlas, los paseos y encuentros con la joven hija de su gran amiga adquieren otra dimensión para Iris, quien está en pareja con una mujer desde hace más de dos décadas. Pero todo lo que parecía consolidado empieza a crujir cuando la chica le confiesa que está enamorada de una mujer mayor. Iris se ilusiona. ¿Tal vez se trate de ella?

En su cuarto largometraje, la directora y guionista Liliana Paolinelli aborda con sutileza y encanto los entresijos del amor en la madurez, construyendo una comedia romántica en torno del universo femenino, con un tono y sensibilidad reconocibles.

Liliana Paolinelli dialogó con GPS audiovisual acerca de su nueva propuesta.

-Supongamos que hay que ponerle una etiqueta a la película. ¿En qué género la ubicás? ¿Comedia de corazones rotos?

Es una linda definición, ¿la puedo adoptar? No creo que haya persona menos apta para ponerle rótulo a una película -en este caso Margen de error-, que su directora. Por lo general no pienso en los géneros cuando escribo un guión; más bien en los personajes, en el ritmo, en la trama. Además la gente no se ríe de las mismas cosas: por ahí digo que es una comedia y después nadie se ríe. Por suerte, en las funciones la gente se divierte bastante.

-¿En qué película o directores te inspiraste?

En ninguna. Tampoco me inspiran directores. Admiro una infinidad de películas, por supuesto, pero mis fuentes están más cerca de la experiencia, de los hechos de la vida. Buscar referencias cinematográficas me aburre y al final no queda nada de lo que se trató de emular; más bien, queda lo que a una le salió. Eso, en el mejor de los casos. En el peor, una mala copia.

-En el momento de escribir, ¿cómo se fue construyendo la historia? ¿Cuál fue el punto de partida?

Le conté la idea a Paula Grandio, mi esposa, en un viaje en auto a Córdoba. El final no la convencía; desde entonces, empezamos a trabajar en las versiones del guión. La historia surgió de una combinación de hechos: por un lado yo tenía ganas de hablar de las lesbianas en edad madura; por el otro, en recibí en la misma época la visita de la hija de una amiga que venía estudiar a Buenos Aires. Cuando vi a la chica me di cuenta del paso del tiempo. Lo raro es que interiormente yo no sentía ese paso de los años. Incluso ahora tengo la impresión de que puedo hacer un montón de cosas, como treparme a un techo o hacer el ridículo, como cuando era adolescente…Algo de ese desfasaje traté de mostrar en la historia de Iris y Maia.

-¿Las protagonistas fueron la primera opción del guion? ¿Pensaste en ellas y en sus posibilidades expresivas al escribirlo?

Desde el principio pensé en Susana Pampín para Iris, y por suerte se dio. Digo por suerte, porque en el momento de concretar el trabajo surgen contingencias, como temas de fechas o compromisos, y lo mejor es no aferrarse demasiado a un deseo. Pero sí, ella era la candidata principal. En el caso de Camila Plaate, la actriz que interpreta a Maia, la conocí dos meses antes de filmar y fue una verdadera y hermosa sorpresa.

-¿Cómo fue armándose el elenco?

Con Susana veníamos hablando desde la primera versión del guión. Lo mismo con Eva Bianco y María Pessacq, de las que soy muy amiga. A Camila la conocí gracias a Verónica Souto, la directora de casting, y al resto de las actrices, como Mónica Gonzaga, Daniela Pal, Camila Fuchs, Charo López, Cristina Coll, Victoria Carreras, Charo López y Elvira Onetto, las convocamos en la preproducción, semanas antes de rodar.

-¿A quiénes convocaste de antes y quiénes aparecieron sin conocerlas?

Las sorpresas fueron Victoria Carreras, Elvira Onetto, Mónica Gonzaga, Daniela Pal, Camila Fuchs, Charo López, Cristina Coll y por supuesto, la tucumana Camila Plaate.

-¿Qué partes se fueron modificando durante el rodaje, ya sea en el trabajo con las actrices en forma individual como en las escenas de grupo?

Al principio, el viaje de Iris con las amigas iba a ser en los Esteros del Iberá. Le dí el guión a Paula Markovitch, una amiga directora que vive en México y ella me propuso que armáramos una coproducción y que el viaje fuese a Yucatán. Eso no se dio y evaluamos hacerlo en Mendoza, en las Termas de Cacheuta. Tampoco pudo ser y volvimos a los esteros. Luego pensamos en Tigre y al final, ya sobre la marcha y medio desesperados, a Paula Grandio se le ocurrió que las mujeres viajaran a una estancia bonaerense con motivo del casamiento de dos de las amigas. Todo encajó como un relojito, productiva y argumentalmente.

-¿Es una película sobre el deseo? ¿Sobre las fantasías adultas?

Es la historia de un deseo que aparece por un malentendido y se hace una bola de nieve hasta que se estrella. La película habla de las fantasías, de la imposibilidad de comunicarse, de las percepciones y de lo virtual, que se da no sólo a través de las redes sociales sino también, y esto es asombroso, entre las personas de carne y hueso con las que nos relacionamos cotidianamente.

-La película alude a la estabilidad de la pareja, los celos, las fantasías eróticas y la infidelidad. ¿En qué cambió tu mirada sobre estos tópicos al llegar a los 50?

Creo que los modos de entender el amor están cambiando, en general. Conceptos como sororidad -referido a cierto modo de circulación afectiva entre las mujeres-, o poliamor o relaciones no monogámicas, hacen que no sea tan sencillo pensar esas cuestiones en términos de “tópico”. Como que hay que barajar y dar de nuevo. Especialmente en cuanto a mujeres/lesbianas/y otras feminidades se refiere. Una vez me preguntaron si la película podía ser diferente con personajes heterosexuales en vez de con lesbianas…Para mí es algo obvio. La escena de Iris avanzando sobre Maia en el auto, por ejemplo, hubiera tenido otra peligrosidad, probablemente otro desenlace.

-¿Concebiste la película en términos de perspectiva de género como parte de una obra inscripta en ese punto de vista?

Con perspectiva de género y como lesbiana. No hubiera sabido hacerlo de otra manera.

-¿Qué te devolvió la película cuando la viste por última vez?

El diálogo con el público. Me acuerdo que fue en el Gaumont, en la misma sala donde vamos a estrenar. Un señor levantó la mano y dijo que se había sentido identificado con Iris.

Julia Montesoro y Norberto Chab

Foto Liliana Paolinelli: Martín Gamaler (Gentileza DAC)

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