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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Julia Solomonoff anticipa cómo será «Sed»: «Necesito tomar caminos alternativos para este proyecto»

Julia Solomonoff regresó a la Argentina para continuar la preproducción de Sed, su cuarta película, después de Nadie nos mira (2017). Se trata de una road movie “metafísica” (según la definición de su realizadora), que será protagonizada por Rafael y Lorenzo Ferro y tendrá producción de Laura Huberman.

-¿De qué trata el proyecto de Sed?

Es mi próxima película como directora y la estoy desarrollando de una manera muy diferente a las anteriores, que partían de experiencias personales. Esta es la historia de un camionero que es despedido en Ushuaia, y en un arranque se roba el camión, saca el GPS y empieza a tomar rutas alternativas. Es alguien que hacía mucho el tramo desde la Patagonia a Buenos Aires por tramos más comerciales y que ahora toma pequeños caminos.

-¿Qué encontraste en esa historia que te llevó a filmarla?

Te diría que la historia tiene dos ejes: uno el redescubrimiento del país por la puerta de atrás y el estado de la naturaleza. La relación entre la naturaleza y el hombre. Voy a decir el hombre porque muchas de estas situaciones de extractivismo han empezado con una cultura de explotación y dominación que es masculina, más allá de que participen mujeres o no en eso. Creo que es un momento clave para estudiar nuestra relación con el medioambiente y con lo que alguna gente todavía llama recursos. Esa mirada sobre la naturaleza como algo para servirse tiene consecuencias gravísimas. Ese es un eje, él empieza a tomar esos caminos. Empieza a ver otro país.

Pero también es la historia de un hombre en la búsqueda de un hijo que perdió. Hay un evento trágico que sucedió hace diez años. La película va a ser protagonizada por Rafael Ferro y Toto Ferro: vamos a aprovechar que son padre e hijo.

-¿Cómo estás trabajando con ellos en esta circunstancia?

Lo que hacemos con Rafa es desarrollar mucho de la historia juntos, nutriéndonos de un diálogo que no diría que es una coescritura sino más bien un intercambio de mensajes por whatsapp. Nos compartimos películas, textos, ideas. Vamos haciendo algo en etapas, en las que sumamos gente que para mí son grandes colaboradores. Por eso yo lo siento más como una creación colectiva que como una película solo mía. Nunca es solo mía, pero casi hasta dudo de cómo la voy a presentar. Estoy pensando en que sería lindo presentarla como una película de un colectivo. En ese colectivo está Lucio Bonelli, Soledad Rodriguez, Mariela Rípodas. Y una productora nueva con la que me estoy entendiendo muy bien y es muy jóven, que se llama Laura Huberman y que trabajó de una manera similar con Anahí Berneri y Ana Katz. Me interesa mucho esa manera más flexible de trabajar. Si bien vengo de una escuela de mucho guion, de escribir muchas versiones y corregir y tratar de ganar el premio tal y el laboratorio tal, ese camino no me funciona. Estoy como mi camionero que necesita tomar los caminos más alternativos y llenos de tierra. Las autopistas me dan un poco de fobia. Y eso es lo que quiero de Sed: que sea un lugar de exploración.

-¿Quizás porque es una road movie apareció ese cambio en tu forma de concebir un guión y estructurarlo?

Sí, seguramente. No sé qué pasó antes: si se me ocurrió una road movie porque necesitaba cambiar la manera o tuve que cambiar la manera porque se me ocurrió una road movie. Pero también porque uno a veces necesita hacer las cosas de otra manera y ver qué pasa. Estoy entendiendo más qué necesita la película y a partir de allí buscar los recursos. Que a veces son fondos, o ayudas o colaboraciones. Advierto algo que está pasando mucho, sobre todo en el cine que depende de fondos públicos. Algo que va más allá de la escritura del guion o de la película. Uno pone mucha energía y tiempo en estar al servicio de una agenda y de unas prioridades que no son las tuyas sino las del fondo al que te estás presentando. Eso es una trampa muy complicada para un director. Hay mucho de especulación en lo que busca el fondo, que originariamente eran un lugar de mayor libertad con respecto al mercado y que se convirtieron en pequeñas trampas donde el mercado se asegura que va a recuperar la plata. Los fondos tienen la garantía de que uno se va a alinear con determinadas bajadas de líneas. Uno puede estar de acuerdo con ciertas políticas, pero no tiene por qué imponerle eso a sus películas. Es más: creo que eso muchas veces hiere a las películas, que podrían ser más provocadoras o ambiguas. Al final las películas se vuelven -como diría Hitchcock- como carteros: entregan mensajes.

-Es el mismo riesgo que también se corre cuando el productor es una plataforma.

Un riesgo enorme. El formato se vuelve más importante que el contenido. ¡El formato se vuelve tan visible! Es como cuando uno va a un barrio privado. Adentro vos podés poner tu alfombra y tu mueble, pero el formato te condiciona en tu propia narrativa y tu propia voz. Y terminás haciendo todas las casitas iguales. Hay estar atenta a eso.

Julia Montesoro

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