Graciela Maglie es la vicepresidenta de La Mujer y el Cine, que hasta el domingo 11 presenta el tradicional festival, que promueve la inserción de la mujer en el mundo audiovisual y que lleva más de tres décadas de realización. Este año trae una modalidad novedosa: online y gratuito, en la plataforma Vivamos Cultura para todo el país.
-La Mujer y el Cine es una gran oportunidad para visibilizar el trabajo de las mujeres realizadoras. Después de un 2020 sin la posibilidad de realizar el festival, ¿cuáles son las novedades de este año?
Volvemos al concurso histórico, de cortos. Que en algún momento sirvió no solo para visibilizar y difundir, sino para promover el trabajo de las mujeres en el campo de la realización. Cuando se fundó la Asociación, las únicas mujeres que filmaban (estrenando en salas) eran María Luisa Bemberg y Clara Zappetini, en el campo documental. El impulso más grande fue alentar a las jóvenes y abrirles un espacio de difusión. Pero sobre todo de estimularlas, con mucha resonancia y gratificaciones. El concurso es un semillero de figuras importantísimas. Siempre nombramos a las más conocidas (Lucrecia Martel o Paula Hernández) pero hay muchas más mujeres.
Este año el concurso de cortos es el corazón del festival. Hicimos una preselección con más de 150 películas hasta llegar a 36 finalistas, que es lo que se puede programar sensatamente.
Y más convencidas que nunca con el online. En algún momento fantaseamos con que el momento de la entrega de premios, que es un momento tan emotivo, podía ser presencial. Pero tomamos la decisión de que no sería sensato en absoluto. Aun en un lugar abierto, como estaba previsto.
-En la competencia de cortometrajes hubo una selección final de 36 trabajos. ¿Esperabas esta convocatoria?
No. Las expectativas no eran las mejores. Pero no solo la cantidad superó esas expectativas: también la calidad. La diversidad de abordajes, de temáticas, de estéticas. Y la participación de muchas cineastas de las provincias, algo que nos importa muchísimo. Hay provincias que no tienen una producción audiovisual importante. Pero en los últimos años aparecieron directoras muy interesantes, con obras de peso.
-También hay oportunidad para presentar seis work in progress.
Es una sección que nos enorgullece mucho. La producción va a contar con el aporte, la tutoría y los estímulos en la etapa de desarrollo avanzado de la posproducción. Hay un gran apoyo de la DAC, que tiene una Comisión de Género muy importantes. Y con mucha solidaridad y colaboración de los compañeros varones de la institución. Son muy generosos con la logística que tienen.
-La sección Panorama tiene como característica que presenta estrenos recientes y hasta dos preestrenos: Trópico, de Sabrina Farji y la producción uruguaya Historias de verano. ¿La Mujer y el Cine es de alguna forma una plataforma de lanzamiento para futuros estrenos comerciales?
Quiero confesarte algo: en una época (me acuerdo de los primeros años, en el marco del Festival de Mar del Plata), no había tanto entusiasmo por estrenar o preestrenar en nuestra asociación. Que todavía estaba vista como “un grupo de mujeres feministas”, la militancia feminista en general estaba muy congelada. Había casi un pudor por reconocerse feminista, por parte de muchísimas mujeres que ni siquiera se daban cuenta de que lo eran. Por suerte con el trabajo, los años y el crecimiento de la conciencia feminista de las mujeres, este espacio nuestro es un lugar preciado para estrenar, algo que siempre es un tesoro en todos los festivales.
-Con los años lograron instalar el concepto del cine hecho por mujeres.
Que tiene búsquedas y estéticas muy diversas. Es muy difícil contestar si existe un cine feminista. Es la pregunta que conceptualmente nos hacen a todas las mujeres acerca de la perspectiva conceptual, de qué lo identifica, de la mirada. Tantas veces hablamos de la posibilidad del despliegue y la subjetividad femenina. Pero esto no significa ni uniformidad de miradas ni uniformidad estética. ¡Es tan obvio decirlo! Eso se aprecia inmensamente cuando una está frente a esta cantidad de material.
-Si te dijeran que de ahora en adelante el futuro del Festival La Mujer y el Cine será virtual, ¿qué pensás?
Que por muchas razones desearía que fuera presencial. Entre otras cosas, porque significaría que en algún lugar se pudo superar la pandemia. Y porque hay algo de la ceremonia que tiene que ver con la sala, la oscuridad, la presencia del otro. No sé si es por mi edad, pero para mí es irremplazable. Valoro inmensamente que exista esta posibilidad: fue un paliativo extraordinario. No se nos escapa que podemos vernos y participar de la experiencia desde distintos puntos del país y de donde pueden. Habrá que pensar en modos combinados a futuro, sin duda. Pero el cine tiene algo ceremonial ireemplazable.
Julia Montesoro