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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Alberto Lecchi estrena «Caminemos Valentina»: «Más allá del horror de los abusos, es una historia de amor maravillosa»

Alberto Lecchi estrena el jueves 14 Caminemos Valentina, la historia real de dos ex monjas, hoy unidas en matrimonio, que fueron abusadas por la madre formadora cuando solo tenían 16 años y transitaban el aspirantado.

Protagonizada por Paula Sartor, Roxana Naranjo Robles, Jacinta Torres Molina, Sara Margot y Gabriela Robledo Azócar, la película habla de la hipocresía, la impunidad y los entramados de complicidades para imponer el silencio hasta el día de hoy.

¿Caminemos Valentina es la película que querías hacer en esta etapa de tu trayectoria, que tiene que ver con el momento histórico de las reivindicaciones de los movimientos feministas o son temas que te venían rondando a vos desde hace mucho tiempo?

El germen viene de mucho tiempo antes. Eliseo Subiela me llamó un día y me dijo: “Vino una chica a traerme un libro que había escrito. Es un libro de denuncia. ¡Está muy bueno! No es el estilo de libro o de película que o podría hacer, pero estoy seguro de que a vos te va a interesar”. Entonces, leí el libro escrito por Sandra Migliore, que se llama Raza de víboras, una obra de denuncia importante. ¡Es una historia conmovedora! Uno piensa que esas no tienen que pasar desapercibidas, se tienen que conocer para que no vuelvan a ocurrir. Aun así no le veía mucho la punta.

Hasta que un día me llamó Sandra. Nunca dejo de contestar las propuestas que me envían, ¡pero a ella no! Y no lo hice porque el libro me lo había dado Eliseo. Le pedí disculpas y me comprometí a leerlo nuevamente. Por casualidad me encontré a Luis Sartor, mi exsocio en muchas películas, le conté la historia y me pidió que fuéramos juntos a verla.

Nos encontramos con que estaba casada con otra mujer, que también había sido monja y abusada por la misma madre formadora. Fue un día entero de una entrevista larguísima. La historia de amor de ellas era conmovedora. Cuando contaron toda su historia dije: ¡Acá ahora sí hay una película!

-Del libro a la película hay un cambio sustancial en la intención del nombre. ¿Por qué?

El filme se llama Caminemos Valentina porque sentí que tenía que cambiar el sentido del libro, que era una obra de denuncias. Porque más allá del horror que sufrieron cuando eran adolescentes, había una búsqueda maravillosa: no se victimizaron y pelearon por el amor. Entonces me dije había que caminar para adelante. Caminemos, caminemos para adelante. A partir de ahí apareció el nombre. Y surgió la idea de hacer la peli. Uno tiene muchas ideas, que van quedando en la carpeta o dentro de la computadora. Pero hay momentos en el que te aparece una idea y tenés que contarlo. Aunque los procesos creativos y los procesos de buscar plata son cada vez son más largos. En este caso fueron de cuatro o cinco años.

-Vos decís el libro es una denuncia directa, pero la película no elude tampoco esa denuncia. La tarea de un registro casi documental, con la presencia de una de las víctimas, ¿siempre la pensaste como una película de ficción?

¡No! Todas las historias que ellas me narraron ese día no cabían en una película: es para una serie de ficción de 13 capítulos. Era muy difícil documentar, excepto con la palabra, lo que pasó adentro del convento cuando tenían 16 años. Eso también implicaba un desafío como director. Porque lo que me contaron era truculento, terrible. Pero me propuse hacer pie en la historia de amor. Los abusos son tremendos, pero ¿cómo mostrarlo con sutileza para que no agredan, para que no estén al borde de lo que no se puede mostrar?

-Documentar el dolor sin exhibirlo.

Lo más importante es saber que esto existía. Y a partir del dolor de estas chicas adolescentes mostrar el camino hacia la salvación de ellas. Los que vieron la avant premiere no pararon de llorar en toda la película. Creo que la película marca el fin de una historia para ellas.  Pueden borrar eso y a partir de ahora ser felices como matrimonio, como lo son ahora.

-La película elude todo lo que tenga que ver con marcar o insinuar el dolor físico o el sexo. ¿Por qué decidiste tomar esta decisión?

No quería que hubiese nada morboso. Incluso hay un plano de la monja rezando después de un abuso de la madre Viviana. Quise mostrar la contradicción que debería haber ahí. También en el caso de Valentina y de Sandra. No dejaron de ser católicas hasta hoy a pesar de lo que les pasó. No es una película en contra de la Iglesia, sino contra la hipocresía de cierto sector eclesiástico y de algunos de sus personajes. La historia nace con estos abusos, pero crece con el desafío de salir adelante a pesar de eso.

-¿Cómo fue el proceso de selección de este grupo de actrices que integran el elenco y que tienen que hacer de novicias? Comenzando por Paula Sartor, la protagonista.

¡Difícil en todo sentido! Hubo que buscar adolescentes. En realidad, mujeres mayores de 18 años pero que representaran menos. Y a la vez, chicas que debían tener entre 26 y 28 años. La tarea se dividió en dos etapas, porque es una coproducción con Chile. Por lo tanto, se incorporaron tres actrices chilenas: Roxana Naranjo (Viviana), Jacinta Torres (Sandra joven) y Gabriela Robledo (Sandra adulta). Por otro lado buscamos a Valentina adulta (Paula Sartor) y a Valentina joven (Sara Gutierrez).

Fue difícil, porque más allá de que tenía claro cómo filmar las escenas de abuso, hubo que explicar las distintas situaciones para encarar el rodaje con tranquilidad y buena predisposición. Por más que después lo que se haya filmado casi ni se muestre.

Hubo que abordar situaciones complejas. Por ejemplo, Roxana -que iba a ser la violadora-, me comentó que nunca había besado a una mujer. Tenía que crear ese personaje, ponerse en ese lugar. También fue difícil porque además había que buscar un parecido físico entre ellas.

 -¿Y en qué momento sentiste que ya tenías esa historia que querías contar? Que estaba reflejado lo que vos querías contar, este caminemos e ir hacia adelante.

Creo que eso lo voy a sentir dentro de cinco o seis años cuando vea la película de nuevo. Estoy contento con la peli, estoy conforme. Hay un primer paso que suple las angustias de director que tenés cuando una película se va a estrenar, cuando un hijo empieza a caminar y sale a la calle: es ver qué les pasó a las verdaderas Sandra y Valentina y a las actrices que las interpretaron. Cuando vi que se conmovían en la función privada, me dije: “¡Ya está, esto es el éxito! Después, lo que pase con la peli es otra cosa.

-Es un camino que se inicia ahora…

Sí, es un camino difícil. En la actualidad, si no hay una plataforma atrás, se torna complejo. Estamos tratando de acordar con alguna. Me apenaría no llegar a un arreglo, no por el éxito de la película en sí, sino porque el tema tiene que salir a la luz para que no se repita. Para que de una vez por todas cambien algunas estructuras antiguas de la iglesia.

-¿Creés que la película abre el camino de nuevos testimonios? ¿Te interesa buscar eso en la película?

Puede ser. Existen agrupaciones de exmonjas abusadas. Confío en eso. De hecho, el Papa Francisco nombró a Jorge García Cuerva como Arzobispo de Buenos Aires. Es alguien que tiene un punto de vista muy progresista, que da cierta confianza. Esta cultura viene de muchos años atrás: no debe ser fácil cambiar todo de golpe. Pero los curas progresistas van indefectiblemente a la búsqueda de cambiar esas cosas que son tan vetustas.

Julia Montesoro

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