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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Alejandro Maci presentó su documental sobre María Luisa Bemberg en Mar del Plata: «Se adelantó décadas en su posición feminista»

Alejandro Maci estrenó su documental María Luisa Bemberg: El Eco de mi voz en la Sección Retratos: Documentales de Artistas del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Con las participaciones de Graciela Borges, Lita Stantic, Susú Pecoraro, Jorge Goldenberg, Chango Monti, Imanol Arias y el propio Maci, el documental sigue los pasos de María Luisa Bemberg, quien nació en los años 20 en el seno de una de las familias más poderosas del país y recibió una educación acorde a los preceptos de su clase y de su época.

La fecha de estreno está prevista para abril del 2022, mes del centenario del nacimiento de la realizadora, activa militante feminista, quien en su obra de apenas seis largometrajes expuso las diversas problemáticas de la mujer, confrontando con la cultura patriarcal argentina, tema que la atravesó en lo personal.

Alejandro Maci –cineasta, guionista y director teatral-, que inició su carrera como actor y asistente en De eso no se habla (1993), última película de Bemberg, desarrolló a lo largo de más de un año el proyecto.

“María Luisa no solo fue alguien muy importante en mi vida: también lo es para nuestro cine –detalla Maci, cuya ópera prima, El impostor, se basa en un guion inconcluso de Bemberg a partir de un cuento de Silvina Ocampo-. Sobre el cambio de posición que está tomando la mujer y la mirada crítica que hay sobre la cuestión de género, ella se adelantó décadas. Después de tanto tiempo hablando y trabajando con ella pensé que era un acto de justicia no solo mantener su recuerdo, sino enfrentar el desconocimiento. Las nuevas generaciones no saben hasta dónde se comprometió ella. Inclusive, saliendo de la posición de confort propia para incomodar, para cuestionar, para poner en el centro de la escena aspectos de la sociedad que le parecían injustos”.

-¿Cómo surgió la idea? ¿En qué consistió la búsqueda?

Al cumplirse 25 años de su partida, en 1995, me pareció que era el momento propicio, para traer a colación lo que hizo por el cine y por la posición de la mujer en términos generales, fuera del cine.

A partir de ahí estuve compilando mucho material. Y también buscando: lamentablemente, en una sociedad que no cuida sus archivos, la tarea no fue sencilla. Tuve que buscar también fuera de la Argentina. Porque lo que me interesaba era recuperar la voz de María Luisa, sus ideas en sus propias palabras. Me llevó mucho tiempo y esfuerzo, pero al cabo de un año y medio -desde que se puso en marcha este proyecto-, estoy muy conforme con lo que se consiguió. El material obtenido es un justo homenaje y al mismo tiempo constituye un relato atractivo para quien la conoció y una buena forma de aproximarse para quien no sabe quién fue y qué hizo.

-¿Qué material propio tenías, con el que decidiste trabajar?

María Luisa ya estaba muy enferma cuando trabajamos en la adaptación de El impostor. Entonces trabajamos compulsivamente, en forma mixta: en mi computadora en casa y también con ella. Entonces decidí grabar las conversaciones. Pasaron muchos años y creí que había perdido esos materiales: milagrosamente, reaparecieron en el momento en que estaba produciendo el documental. Su voz nos permite conocerla en el mometo final de su vida.

-¿Cuál fue el eje narrativo que buscaste?

En un sentido general, su proceso artístico. Pero va muy de la mano de un proceso personal existencial de ella. María Luisa dice en un momento –es muy interesante, se trata de una entrevista en una mesa redonda- que llegó al cine por cuestiones ideológicas. Se había encontrado con el cine escribiendo Crónica de una señora, que dirigió Raúl de la Torre, una película muy popular. Ella notó que el cine tenía un impacto muy potente sobre la sociedad, y le pareció que podía ser un canal para decir las cosas que le interesaba con respecto a la mujer.

En la película, el personaje de Graciela Borges es una mujer de clase alta. De la Torre le pidió a María Luisa que fuera al rodaje porque ése era un mundo que no conocía y quería tener su mirada. Ella se comprometió y estuvo allí toda la película. Cuenta que nunca se imaginó que un rodaje era lo que era. Y se enamoró del cine: quedó deslumbrada por la mecánica narrativa, ese sistema tan circense de llevar en carromato todas las cosas de un lado al otro, esa convivencia intensa que se genera en los rodajes. Se enamoró de algo que desconocía y cambió su vida y su lucha. Ese proceso está narrado en la película. Busqué que los materiales hablaran por sí mismos. Quien vea la película hará un recorrido junto con María Luisa por su propio proceso político, artístico, personal. Ese es la ruta que elegí.

Julia Montesoro

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