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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Carmen Maura protagoniza «Vieja loca», de Martín Mauregui: «Me gustó la historia porque es muy diferente a lo que hice hasta ahora»

La leyenda del cine español Carmen Maura incursiona por primera vez en el género del terror psicológico: protagoniza Vieja loca, la ópera prima del guionista y director argentino Martín Mauregui, acompañada por Daniel Hendler. 

Se trata de un duelo actoral opresivo y gótico, en el que Pedro (Hendler) recibe un mensaje desesperado de una exnovia pidiéndole que cuide de Alicia (Maura), su madre senil. Lo que parece una misión sencilla pronto se convierte en su peor pesadilla. Pedro necesita escapar, pero Alicia no le deja.

Vieja loca es una coproducción hispano-argentina entre las productoras Películas La Trini (Bayona y Belén Atienza); Mr Field and Friends, Bambú Producciones (Ramón Campos) y las argentinas Primo Content (Gabriela Cárcova Krichmar) y La Unión de los Ríos (Agustina Llambí Campbell), que se presentará en salas argentinas el jueves 13 de noviembre.

-En el momento en que llegó la propuesta de Vieja loca a tus manos, ¿qué encontraste allí que te motivó para aceptar?

Pues me gustó el guion. Era una cosa muy diferente a lo que había hecho hasta ahora. Y luego me cayó muy bien el director, Martín Mauregui. A mí me importa muchísimo a quién voy a tener que hacer caso, a quién voy a tener que obedecer. Muchas veces he hecho primeras películas y ha sido siempre porque es la persona la que me atrae. Me gustó mucho él, porque además quería que la hiciera yo y entonces me animé.

-¿Pensaste en algún momento “qué puedo hacer yo en una película de terror”?

No. Cuando hago una película -y he dicho que sí a montones de películas que ni siquiera habéis visto, que he hecho por toda América Latina o Francia-, nunca me pregunto qué va a significar en mi carrera. En cambio, pienso lo que me puede gustar trabajar con esa persona. Muchas veces lo he hecho porque tenía ganas de conocer a esa persona y de ponerme en sus manos. Muchas veces he metido la pata, he hecho cosas que no me han gustado, lo he pasado mal, pero aquí la verdad es que aquí me lo pasé muy bien, me lo pasé fenomenal.

Luego, cuando la he visto, me he quedado de piedra porque parezco una bestia parda. Estoy hecha una bestia. Tuve una ayuda enorme con Daniel (Hendler) porque es un tipo que tiene mucho sentido del humor. Eso me ayudó muchísimo, porque me podía haber tocado un tipo que no me hiciera reír. O que yo no lo hiciera reír a él.

-Cada rodaje debe tener sus propias vivencias y características. ¿Cómo fue tu experiencia en Vieja loca?

Lo pasamos muy bien. El primer día que llegué estaba lleno de gente superjoven. Todo el mundo estaba deseando hacer la película. Recibí muchas vibraciones de amor. Me ayudaron muchísimo. Yo, al ver que era una película en la que tendría que hacer mucho esfuerzo físico, me puse a hacer pesas. Montones de veces dije: «Esto no lo puedo hacer”. Entonces me respondían: “No te preocupes, tú haz hasta donde puedas y luego entra la doble y tal». Y luego nunca entraba la doble porque yo me vi que tenía fuerza. Recomiendo las pesas, porque fue fundamental para llegar fuerte a ese rodaje. Yo misma me sorprendía de las cosas que hacía. Pero era muy divertido, ¿sabes? Era como jugar. Más jugar que nunca.

-Hay un enorme esfuerzo físico y también un grado de exposición muy desafiante.

Sí, sí, sí. Salgo hecha un Cristo (risas). Salgo terrible, una bestia parda. Cuando me vi dije: «Joder, ¡qué bestia!». Eso me ha ido creciendo cada vez más con el tiempo: me entrego completamente en las películas y quiero hacer la película que quieren los que la montan, los que la producen, el director. Me pongo en sus manos y no controlo mucho. Hago lo que me dicen que haga así se quedan contentos.

-En esas situaciones de exposición física hay una situación límite con Daniel Hendler. ¿Cómo lo trabajaron con él?

No hablamos de ello mucho: no hace falta hablarlo, se hace y ya está. Esa fue la única escena que lo pasé un poco mal. Pensé mucho en mí, en cómo lo iba a hacer para relajarme. Y cuando llegó el momento, me sorprendió mucho porque yo como tonta no había pensado que estaba el otro también. Y cuando empecé a oír los gritos y los llantos de Daniel, me impresionó mucho. Fue el único día que por la noche no pude dormir.

-Con tu experiencia y tus conocimientos. ¿hacés tus aportes?

No. Cuando voy a hacer una película me meto el personaje en el cuerpo, me estudio muy bien el texto y me pongo en manos del director. Supongo que sí, que pongo cosas, pero no porque lo piense y diga: «pues además aquí voy a meter esto y así voy a cooperar más». No. Yo intento estar dentro del personaje y allí, ya el personaje puede hacer lo que quiera. No pienso en que estoy añadiendo nada, sino que simplemente al estar dentro del personaje, pues ella lo hace. No sabría explicarte muy bien, pero trabajo mucho en casa, estudio mucho en casa antes de ir al plató. Luego es como un juego, en el que afortunadamente no soy la jefa porque nunca sería directora. Ni se me pasa por la imaginación.

-Ah, ¿no?

Nunca. Me han propuesto incluso.

-¿Por qué no serías nunca directora?

Porque no me gustan las responsabilidades tan gordas. Además al director todo el día le están dando la lata desde por la mañana, preguntándole cosas. Y no me apetece. Me gusta mucho mi papel de actriz y hacer lo que quieren que haga lo mejor posible. Y supongo que aporto bastante porque claro, al tener el personaje metido dentro pues ella ya es más libre. Intento que el responsable de la película, que es el director, se quede contento. Y también es muy importante el equipo: las películas no se hacen solo con la actriz.

-¿Es cierto que tu primera reunión con Martín Mauregui, el director de Vieja loca, duró ocho horas?

Sí. Yo estaba rodando una serie en Figueras, en el norte de Cataluña y vino a verme con la productora. Le pedí pasar el guion entero, palabra por palabra para decirme qué quería de cada escena. Y ahí me sirvió para conocerle muy bien y él se quedó muy contento. Tengo que tener muy claro que me voy a llevar bien con la persona que me va a mandar, ¿sabes? Entonces sí, la primera reunión no le dejé en paz hasta que no llegamos a la última página.

-¿Te convenciste en ese momento?

No: cuando vinieron ya estaba convencida. Si no, no hubiera dedicado tanto tiempo. Todo ese tiempo era para asegurarme de que entendía lo que quería. Por ejemplo, pasamos todo el guion y me hizo hacerlo de distintas maneras. Me di cuenta de que a él le gustaba, que le entendía muy bien lo que quería, que me divertía. Yo necesitaba exactamente saber lo que era la película y lo que iba a querer de mí y sobre todo si iba a poder entenderle lo que me pedía, ¿no?

Te salió una malvada de antología en Vieja loca.

Sí. Me quedo de piedra cuando la vi. La primera vez cerré los ojos muchas veces y la segunda fue en el festival de Sitges, con público. La vi y ya no la volveré a ver nunca más. Ya tengo bastante. Además cuando estoy haciendo un rodaje nunca voy al combo (NR.:monitor a través del cual se ve lo que se está grabando)

-¿No te gusta ver qué está pasando?

No, no. Prefiero pensar que estamos jugando a eso y ya está. Me quiero olvidar de que estoy interpretando, ¿sabes? No voy nunca. Al principio, cuando empecé, hacíamos cortometrajes sin un duro, entonces éramos nosotros mismos los que íbamos a proyección después de los días de rodaje a ver si estaba bien. Pero me juré a mí misma que cuando fuera una actriz de hacer películas normales, sin tanto apuro de equipo, nunca iría a la proyección ni nada que se le parezca. Nunca jamás me he acercado a un combo en ninguna película. Nunca he visto la imagen. Ni siquiera veo fotos. Me gusta estar dentro del personaje y no medir.

-La ves cuando se estrena.

La veo y ya está. Pero eso con todas, ¿eh? Y con esta más porque me impresiona, pero normalmente las películas las veo una vez y ya está. Y luego si pasan los años, de repente estoy viendo la tele, y me toca que ponen una, a lo mejor me quedo a verla porque no me acuerdo cómo acababa.

-¿Qué te gusta de hacer películas?

Que vaya la gente a verlas. Sean del tipo que sean. Soy muy obsesiva de que todo suene de verdad. Y para eso tienes que estar muy dentro del personaje, sin pensar «ahora voy a hacerlo así, ahora voy a hacerlo asao». Yo no me ensayo tonos en casa ni nada: me aprendo muy bien el texto, voy cogiendo información con el rodaje. ¡Pero vamos! Para mí es un juego. Como cuando jugaba de pequeña. Es un juego que se me da muy bien.

Por ejemplo, nunca se me ha ocurrido en un rodaje decir: «Voy a hacer otra» o «No sé si». Jamás he pedido otra, jamás. Dicen: «Ha valido”. Ah, pues estupendo. ¿Qué hacemos ahora? La siguiente, ¿vale? Prefiero olvidar lo más posible que estoy haciendo una película. Prefiero pensar que estamos en un juego.

-¿Volverías a hacer una película de terror?

No creo. Ya lo he hecho. Tendría que convencerme un director que me llegara al corazón. Me importa mucho ver el entusiasmo en un director que va a hacer su primera película y que está entusiasmado con que la hagas tú y con que le hagas lo que quiere. Es que hacerles felices me da mucho gusto porque en la vida práctica de todos los días es muy difícil hacer feliz a la gente que tienes cerca. Y con los directores se me da de puta madre. Hago lo que me piden que haga y me quedo tan tranquila y me voy tan feliz a mi casa a dormir.

Julia Montesoro

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