Annamaría Muchnik dirige un año más el festival La Mujer y el Cine, que se celebra hasta el domingo 28 y sigue abriendo caminos para las nuevas generaciones de realizadoras, como desde 1988.
El festival se celebra en el Centro Cultural Recoleta, Amigos de Bellas Artes, Museo MALBA, Atlas Patio Bullrich (salas 5 y 6) y el Centro Cultural 25 de Mayo, con entrada libre y gratuita,
Con el apoyo de Impulso Cultural y Mecenazgo, este año la convocatoria del festival fue récord: se recibieron 189 cortometrajes, 58 videominutos y 33 largometrajes en competencia de Work in Progress.
-¿Cuáles son las novedades más trascendentes que incorporaron en esta edición 2025?
Lo más importante es destacar que La Mujer y el Cine está saliendo como todos los años a mostrar las películas realizadas por mujeres. A pesar de todos los problemas, de la situación que vivimos y de cómo está hoy la situación del cine.
Creemos que en todos estos años hemos hecho mucho porque nos da mucho orgullo ver muchas veces las películas de nuestras realizadoras. Y las considero «nuestras» porque pasaron por nuestros concursos o que ganaron nuestro WIP. O sea que estuvieron al lado nuestro en ediciones anteriores. Y nos da un enorme orgullo verlas en un festival internacional.
Hacer el festival todos los años lo asumimos como un gran desafío. Tiene que ver con algo propuesto allá por el ’88, cuando nuestras fundadoras crearon el festival: el sentido de la permanencia, el propósito de seguir mostrando y estar al frente de algo que es ni más ni menos que una ventana abierta a las realizadoras mujeres para que muestren sus películas.
-Se puede decir que La Mujer y el Cine es el semillero de muchas de esas realizadoras a partir de los cortometrajes.
Nos da mucho orgullo nuestro concurso de cortometrajes. Básicamente porque cada año llegan un poco más. En los primeros festivales llegaban unos veinte y este año hubo casi 200… Es una cifra extraordinaria, sobre todo si se piensa que fueron filmados en el 2024.
Este concurso es nuestra niña bonita: por eso le asignamos muy buenos premios. Las chicas se esmeran en mostrar lo mejor de ellas porque seguramente, en muchos casos, salen de las escuelas de cine y han filmado poco todavía. A nosotras nos asombra que técnicamente cada vez están mejores. Es como que hay un esmero cada vez más grande, hay un talento puesto al servicio de la imagen, del sonido. Hay que recalcarlo porque esas chicas mañana van a hacer largos.
-¿Qué filman hoy las mujeres? ¿Qué prevalece? ¿Qué temáticas encontraron ustedes?
La temática es muy variopinta. Creo que las mujeres cada vez se animan más a hacer más cosas, como salir a hacer exteriores. Me acuerdo de los primeros cortos, al principio: había mucho más situaciones en interiores; de casas, de familias, de conflictos entre personas. Era todo más intimista. Veo que ahora salen mucho, rompieron el cascarón. Este año además hay muchos cortos de las provincias. Eso es muy bueno, porque se muestra mucho sus lugares de pertenencia.
En cuanto a la temática, es muy abierta porque siguen habiendo conflictos: familiares, amistosos, de mujeres con mujeres, de mujeres con hombres. Hay mucha diversidad. Y también hay algo importante que es el lugar, la situación, el momento que las mujeres hoy eligen mostrar frente a esta realidad.
-Una sección muy esperada también es la presentación de los Work in Progress. Debe ser un desafío arduo seleccionar cuáles participan y cuáles quedan en el camino.
En esta edición elegimos seis de todos los que llegaron. Y como vos decís, es una tarea ardua, porque hay que ver muchas películas a las que les falta la última horneada, cerrarlas, terminarlas. Es muy difícil decidir para qué lado agarrar. El trabajo es muy grande y muy justo. Hablamos mucho con las directoras, tratando de ver por qué lado se puede colaborar para que la película se termine mejor. Además, nosotras después presentamos las películas ganadoras ya terminadas en el festival del año siguiente. Eso también es fantástico porque están teniendo su premio.
Todos los festivales tienen su Work in Progress, pero en general premian uno o como mucho dos proyectos. Nosotras este año vamos a premiar seis. Es una sección importante. Pero no la única: también tenemos el Videominuto, una sección muy reciente, creada hace dos años con la idea de que las chicas muy jóvenes (o no tanto) filmen con los celulares. Y es para mostrar cómo las cámaras de los celulares hoy vienen con muy buena calidad de imágenes. El primer año lo recibido fue como más tibio, pero este año hay varias que son divinas.
-En un año de proyectos postergados y rodajes detenidos, es particularmente meritorio lo que se presenta en la sección de cine argentino.
Naturalmente no son todas: así como muchas se estrenan en el festival, otras eligen otros circuitos, se estrenan en otros festivales. No siempre podemos contar con todas las películas que quisiéramos. Pero tenemos una muy buena selección. Y como en el caso de los cortos, cuando uno piensa en lo difícil que fue el año pasado nos genera una gran alegría. Las chicas buscan hasta el último rincón el apoyo y la posibilidad de colaboración, filman en serio y siguen filmando.
-El mensaje de la presentación de La Mujer y el Cine lo expresa: «Filmamos como queremos y como podemos». ¿Qué razones le encontrás a este fenómeno de las realizadoras?
El fenómeno tiene que ver con la necesidad y las ganas. Son dos ítems diferentes: necesidad y ganas de expresarse por el lado de la película, de la imagen. Las mujeres cada vez hemos avanzamos más, después de tantos siglos con las bocas calladas y sin expresión de ningún tipo. Creo que decir «filmamos lo que podemos, lo que queremos y lo hacemos con todo el esfuerzo del mundo» -me consta porque veo el esfuerzo que ponen y la capacidad para luchar hasta el final- es un tema que tiene que ver con no dejarse caer. Hay una gran construcción solidaria, con apoyos de las familias, los amigos, los profesores, las otras directoras, las técnicas. Cada una de las filmaciones de las chicas tiene que ver con justamente con eso, con lo que decía María Luisa Bemberg cuando inauguró el festival en el ’88: «Sí, se puede, chicas, sí pueden. Agarren la cámara y filmen». Es importante destacarlo básicamente porque es una manera de premiar a las chicas con un «¿viste que podías?».
-En ese «¿viste que podías?» el festival La Mujer y el Cine tiene que ver.
Si nos retrotraemos a no muchos años atrás, veremos que no había tantas peliculas hechas por mujeres. Estos son pasos adelante. Por eso se habla de necesidad, de ganas y de poder hacerlo y de poner todo y de decir que realmente sí podemos. Aquí estamos haciendo lo que de algún modo nos planteamos de entrada, en sintonía con lo que se plantearon las chicas que entran a las escuelas de cine, que son muchas. Yo fui hace pocos días a la entrega de diplomas de la FUC, porque mi nieto se recibió. Vi muchos chicos, pero había muchas chicas también. Las miraba y decía: «Estas son futuras directoras de nuestro festival».
Somos mujeres, ¿por qué no vamos a filmar? Queremos hacer cosas, expresarnos, tener nuestro lenguaje, mostrar las cosas que nos pasan. Pero desde nosotras mismas. No queremos ser contadas: queremos contar nosotras.
-La Mujer y el Cine es tu causa, tu misión personal. ¿Te pusiste plazos?
No, no. Porque además lo siento como un deber. Como un homenaje a las fundadoras. Un legado. Así lo siento. Ojalá pueda seguir haciéndolo muchos años más.
Julia Montesoro