“Es una película extraña porque hay mucho de mi búsqueda personal. Esto también incluye al personaje principal, que es alguien que crea ficciones. El camino de José es de alguien que va perdiendo la cordura y de a poco va mezclando ficción con realidad. Tiene mucho que ver conmigo», expresó el director de El hombre que amaba los platos voladores, Diego Lerman, en la rueda de prensa de la única película argentina que participa en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián.
El hombre que amaba los platos voladores es una producción de Campo Cine (Diego Lerman, Nicolás Avruj) con guion de Diego Lerman y Adrián Biniez y protagonizada por Leonardo Sbaraglia, Renata Lerman, Mónica Ayos (presentes en San Sebastián), Sergio Prina, Osmar Nuñez, Maria Merlino, Daniel Araoz, Norman Briski y Agustín Rittano.
Trata sobre el periodista José de Zer, convertido en un ícono bizarro de la televisión de los años 80 y 90, a partir de su poder de comunicación entre espectacular y mesiánico, que halló su piedra de Rosetta cuando descubrió una previsiblemente falsa visita alienígena al Cerro Uritorco.
«No dejes que la verdad arruine una buena historia», es una máxima del periodismo tradicional perfectamente aplicable a José De Zer, que exploró y explotó sus dones histriónicos para reformular la estática ortodoxia de los programas de noticieros.
Lerman explora ese territorio, fascinado por el fenómeno colectivo generado por el periodista devenido en místico y atravesado por esa personalidad contradictoria, imposibilitado de conectar con la sociedad sino a través del personaje, no como estrategia de mistificación o egocentrismo sino por un conflicto simbiótico de personalidades superpuestas que lo lleva a su trágico destino.
«No sé si es un genio o un boludo», lo define el director de programación (Briski), cuando el personaje busca hasta el capricho imponer sus ideas sobre cómo presentar las noticias.
Diego Lerman toma su figura y aquel fenómeno televisivo para crear una ficción que, en realidad, ni quiere ser una biografía del periodista ni una película de alienígenas. “Esto no es una biopic. En realidad no conocemos mucho de la vida privada de José de Zer. Sí que busqué información, pero aparte de que efectivamente estuvo en la guerra de los Seis Días, algo que empleo en la película (aunque él nunca quería hablar tampoco de esa cuestión), no sabemos gran cosa”, indicó el director.
«Esta es una película muy lúdica, muy vital. Con situaciones que se fueron resolviendo en el día a día. Así fue la escena de las cabras: las pedí en pleno rodaje y como no estaba previsto, hubo que salir a buscarlas. O el caso del Negro Prina: como era camarógrafo en la película, a partir de su personaje le enseñamos a usar la U-Matic y terminamos usando tomas suyas. Yo venía de rodar El suplente, que había sido durísimo porque nos agarró la pandemia. Este fue muy festivo”, remarcó Lerman.
El realizador explicó por qué le había interesado tomar estos elementos en la génesis de su nuevo trabajo. “Por un lado está la cuestión del origen en la creación de las fake news, algo tan vigente ahora. Pero sobre todo, esta película tiene que ver con las creencias de todo tipo, ya sean los platos voladores, las religiones o la brujería. Este es un personaje que al principio se nos presenta como un hombre sin fe, pero es un personaje que busca y, al final, termina creyendo en aquello que él mismo crea”.
Esa búsqueda interior que emprende el personaje es la cuestión fundamental para Leonardo Sbaraglia, quien incorporó los tics, las manías y el proceso de enajenación que requería el personaje de José De Zer: “Es una historia muy original, pero también es particular para cada uno, porque trata del misterio y de la posibilidad filosófica de encontrar qué es lo que hay entre nosotros y no podemos ver”.
Sobre el reto de encarnar a una persona real y muy conocida, Sbaraglia reconoció que había sido un desafío enorme, y aunque la película se plantee desde la comedia, se acercó al mismo con mucho respeto: “Nunca entré en el juego paródico. Este personaje me merece reconocimiento, porque busca cosas legítimas, incluso sintiéndose un farsante. Todos nos sentimos farsantes a veces. Pero a la vez está buscando una verdad. Y, ¿qué es la verdad? ¿Qué es la realidad? ¿Qué es la locura? Al menos desde una película nosotros tenemos licencia para llevar la locura hasta el límite, pero ¿cuántos locos hay en lugares importantes?»
Incertidumbre total
La película ve la luz en un tiempo en el que la incertidumbre sobre el cine argentino se acentúa cada día. “Teníamos la sensación de que esta película podía ser la última que podamos producir aquí. La sensación de incertidumbre es enorme. No sólo en el cine y la cultura, también en la sanidad, en todo… Ya no podemos hacer planes, no ya a años vista, ni siquiera para los próximos días”, dijo Lerman.
“Produce mucho miedo cuando la estrategia de supervivencia que tiene este poder que tenemos ahora en Argentina es atacar”, apuntalaba el productor Nicolás Avruj.
Sbaraglia quiso dejar un mensaje final de resistencia: “No deberíamos estar hablando hoy aquí de política cuando estamos presentando una película luminosa, pero se ha generado un escenario de conflicto. Nosotros no iniciamos esto. Tenemos un cine del que deberían estar orgullosos nuestros gobernantes. Seguiremos haciendo nuestro oficio de manera excelente. La cultura va a encontrar formas de resistencia”.
Norberto Chab / Desde San Sebastián
(Con fragmentos de Gonzalo García Chasco, del Diario del Festival)