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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Maiamar Abrodos coprotagoniza «Naufragios», de Vanina Spataro: «La vitalidad de mi personaje rompe con la serenidad de la playa»

Maiamar Abrodos coprotagoniza Naufragios, la ópera prima de Vanina Spataro coproducida entre Kinofilm de Argentina y Mutante Cine de Uruguay. Ella es Lola, una psiquiatra que tiene la capacidad de ver más allá de las señales comunes y corrientes.

El elenco coral se completa con Alfonso Tort, Sofía Palomino, Lautaro Bettoni, Mateo Chiarino y Romina Peluffo. Todos ellos trazan un mapa humano que explora las angustias afectivas, anhelos y heridas -confesadas o no- de cada uno de los personajes, en un tiempo en suspensión propiciado por el aislamiento del lugar.

Naufragios discurre en el balneario uruguayo de La Pedrera y en su segunda semana de exhibición se presenta en las siguientes salas: Cine Gaumont (diariamente a las 18.25 hs.); Centro Cultural Valentín Barros de La Matanza (lunes 8, 16 hs.); Cine Teatro Rivadavia de Unquillo (sábado 6, 21 hs.); Cine Auditorio Deseado de Puerto Deseado (sábado 6 y domingo 7, 19 hs.); Cine Teatro Italiano de Chacabuco (domingo 7, 18 hs.; lunes 8, 21 hs.).

-¿Naufragios es tu gran oportunidad en el cine?

Sí. En otras experiencias anteriores tenía una visibilidad más fraccionada porque era parte del reparto. De esos trabajos rescato El inventor de juegos, que fue más plural porque es un personaje dentro de una película infantil. Pero Naufragios me abre otras posibilidades, porque el personaje tiene una característica muy particular que me encanta.

-¿Cuál es esa esa característica?

Que Lola rompe con los ritmos de la propia película. Con su energía y vitalidad rompe con la serenidad de la playa. Ella vive momentos mucho más histriónicos. Yo tengo un cuerpo muy voluminoso: hasta visualmente rompe con otros ritmos armónicos.

-¿Cómo llegó Lola a tus manos? ¿Cómo fue el encuentro con este personaje?

Soy una mujer transgénero y se buscaba una mujer transgénero. Después, en la edición, Vanina fue quitando muchos de esos datos y a mí me encantó eso. Porque me parece también importante entender que los personajes se muestran por sí solos. Su naturaleza es lo que está expuesto en la pantalla. Después si es o no trans, es subjetivo.

Me presenté el casting y me llamaron después de un año. Me había encantado lo que había leído y la charla divina que tuve con Vanina. Ella buscaba una mujer transgénero de 50 y pico y yo lo soy… tengo 58 (Risas).

-¿Te identificás con el concepto de “actriz trans”?

Vengo con una lucha desde siempre sobre el tema. ¿Qué son “actrices trans”? En todo caso buscan mujeres trans que sean actrices o varones trans que sean actores. Pero los catálogos identifican de esa manera. Lo que me interesó de Naufragios es que no juzga, no pone moralina: simplemente cuenta. Y vas entrando en las historias a medida que se van contando.

-De esa Lola del guion original a la que finalmente se filmó y quedó en pantalla. ¿Cuál fue tu aporte? ¿Cuánto de vos hay en ella?

Hay bastante hay de mí. Vanina nos dio permiso para improvisar situaciones. Sosteníamos el texto y después cada uno hacía su búsqueda en la medida que la dirección nos iba llevando. Lola es histriónica y zafada, pero yo soy más recatada.

-Es lanzada, pero al mismo tiempo sola y retraída.

Lola es silenciosa. En una escena le dice a Damián, el marinero: “¿vos qué sabés de mí?”, porque le cuestiona que no se sabe nada de él. Hay secretos de las historias que están ahí, tácitos. Yo me construí mi propia historia sobre Lola, que no se revela en la película porque es parte de su vida privada, pero me sirve como actriz para laburar y buscar la carnadura del personaje.

En cuanto a mi relación con el marinero, entra es un mundo onírico y hace un poco a la fantasía de todas y de todes: siempre está presente la aparición de un marinero que te mueva todos los esquemas.

En la edición final quedó bastante del guion original. Vanina me contó que fueron sacando cosas porque en el análisis que hacía se iba preguntando por qué tenía que explicar cosas de mí que no explicaba de los demás.

-Vanina nos decía que dio lugar a que los actores y actrices para que también aportaran su visión sobre estos personajes y que al mismo tiempo sintió que no era necesario subrayar las cuestiones de género.

Lola terminó siendo más diva y más espléndida de lo que el texto sugiere, donde era más psicóloga, más psiquiatra.

-Por momentos evoca a aquellas mujeres de Federico Fellini.

Sí. Y eso me encanta. De hecho, una de las imágenes que tenía Vanina -sobre todo una de la playa-, venía de Fellini. Ella lo tenía como inspiración. También fue un homenaje de ella hacia la cultura que con la que nos educamos en el cine y en lo que hacemos como artista.

-Lola es una suerte de náufraga en un grupo de seres que también son náufragos solitarios en esta playa. ¿Vos atravesaste naufragios?

¡Bastantes! Algunos en soledad, otros en compañía. La vida te va llevando a lugares donde necesitás encontrarte con ese silencio que te propone a veces una playa y un mar. Siempre me llamó la atención cuando se dice que si vos mirás el mar, el horizonte, borrás el pasado. Eso es bien interesante.

Te imaginarás que por ser una mujer transgénero muchas cosas no fueron fáciles. Una tiene que hacer un rewind y un reciclado: un rewind para entender y un reciclado a partir de eso.

-La actuación supongo que contribuyó a eso…

La actuación es el vínculo. Soy una actriz muy de teatro: provengo de allí. El vínculo con la actuación me fue mostrando un camino y entendiendo qué pasaba. Como el huevo o la gallina, nunca sé si la actuación me permitió comprenderme o comprenderme me llevó a actuar. Vengo de un hogar de clase media burguesa, donde fue difícil ver determinadas cosas y correrme de algunos lugares.

Naufragios tuvo su premiere mundial en Málaga y la primera vez que se exhibió en Argentina fue en La Mujer y el Cine. ¿Qué viste vos en la película que no habías percibido en el momento de filmarla?

La vi por primera vez en el Malba con familia y amigas y al terminar me quedé en silencio porque necesitaba digerir lo que había visto. Hasta me preguntaban si no me había gustado. Pero en realidad yo estaba volviendo sobre lo filmado. Cuando la vi por segunda vez en el Gaumont vi otra película. Pude correrme de la primera impresión y verla como espectadora. Ya no tuve dudas: ¡me encantó!

Julia Montesoro

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