Fausto Nicolás Balbi es el programador del Festival Internacional de Cine Documental Buenos Aires, cuya novena edición comienza el lunes 13 de diciembre y permanecerá hasta el domingo 6 de marzo de 2022, exhibiendo 260 películas de 43 países en modo online y en forma gratuita.
En esta edición, 153 producciones participarán de sus 11 competencias, de las cuales 62 son de origen nacional y más del 50% del total fueron dirigidas por mujeres.
En la noche inaugural se proyectará La cordillera de los sueños, la última película de Patricio Guzmán (ganadora del premio al Mejor Documental en el Festival de Cannes), con una única función presencial el lunes 13 a las 20 hs., en el Centro Cultural 25 de Mayo, con entrada libre y gratuita.
-¿Cómo se llegó a esta cifra final de 260 títulos?.
Partimos de la base de que el Festival tiene 11 secciones competitivas, con unas doce películas en cada apartado: ahí ya hay unos 130 títulos. De las inscriptas –hubo más de mil-, muchas estuvieron muy cerca de llegar al nível de una competencia y nos generaron dudas en el equipo de programadores. Terminaron sumándose fuera de competencia, en secciones temáticas.
La mayoría de las que están en competencia se ven por primera vez en Argentina. Estamos muy contentos por eso y por cómo, después de nueve ediciones, crece la cantidad de realizadores que apuestan a que el FIDBA sea una de sus primeras pantallas, ya sea como estrenos mundiales o como la primera pantalla en Latinoamérica o Argentina.
-¿Cuál es el perfil de la selección de esta edición?
Este año hay, tal vez, más presencia del cine iberoamericano que en otras ediciones. En cuanto a temáticas es un festival muy amplio, que tiene cinco competencias genéricas –generalistas, le podríamos decir-: largometrajes internacionales, iberoamericanos y argentinos; cortometrajes nacionales e internacionales.
El resto apuntan a una temática: Ficciones de lo Real (películas que trabajan mucho en ese límite cada vez más fino entre la ficción y lo documental); Nuevas Narrativas (más experimental); Géneros y generaciones (volcado hacia el feminismo); películas de Derechos Humanos y LGBT. Son competencias temáticas que buscan pensar cada uno de esos temas a través del cine contemporáneo. Cada festival es el reflejo de nuestros días.
-Después de varios meses de inactividad, más de un año de pandemia, el perfil de las películas seleccionadas ¿tienen que ver con esa temática del encierro y el confinamiento?.
Sí. Se ve menos en la selección final que en lo que se envió: son muchas las que mandaron y pocas las que quedaron. Están dispersas en las distintas secciones. Sobre esta temática nos parece que, tal vez, el público ya esté un poco bastante encerrado como para ver más encierro. Las que quedaron seleccionadas aportaron una mirada muy interesante de la temática.
-¿Qué simboliza La cordillera de los sueños como película de apertura?.
Siempre trabajamos con películas de apertura fuerte, con grandes realizadores. Patricio Guzmán trabajó siempre -esta vez lo vuelve a hacer- con la memoria, con los Derechos Humanos, con la historia de su país. Que también es un poco la historia del nuestro.
Para el Festival es un gran evento poder estrenar una película suya y seguir trabajando sobre temáticas sobre las que trabaja uno de los más grandes documentalistas que ha dado nuestra región, de los más respetados, que ha hecho obras cumbres del cine de lo real, del cine documental, del cine político latinoamericano y con una propuesta estética que, en los últimos años, creció mucho.
-Va a ser la única película presencial, ya que el resto del Festival se realiza de manera online…
Por el momento sí. No me atrevería a confirmar nada de lo que ocurra dentro de tres meses, pero por ahora lo que estamos trabajando en eso.
-El próximo año va a ser la décima edición del FIDBA. ¿Creías que un Festival de documentales de esta magnitud iba a renovarse y seguir desarrollándose al cabo de una década?.
Trabajo en festivales desde hace varios años: sobre todo en Buenos Aires, hay un terreno fértil para trabajar sobre el cine de lo real y sobre el cine en general. Hay mucho público y mucha actividad cultural. El FIDBA, además, desde el principio tiene una pata muy fuerte vinculada a la industria, que en esta edición se va a celebrar en marzo.
El FIDBA siempre trabajó con nuevos realizadores, con directores que estaban buscando hacer sus primeras películas y con otros con mucha experiencia que vinieron a trabajar en las primeras ediciones con los nuevos realizadores. Se fue dando una simbiosis y un trabajo en equipo muy grande. Estar celebrando en estas condiciones una novena edición con 260 películas, once competencias y récord de premieres es fruto de ese trabajo.
-La magnitud que alcanzó el FIDBA en este formato virtual y la presencia de títulos de nuevos cineastas iberoamericanos, ¿tiene que ver con otra forma de generar y buscar audiencias?
Sí, seguramente. También porque hay vínculos con muchos países, especialmente con Chile y Colombia, donde tenemos apoyos institucionales. En el curso de estos años vinieron muchos realizadores -de esos y otros países- a trabajar en el desarrollo de sus proyectos. El formato pandémico y online nos da más visibilidad nacional. El día que tengamos la suerte de poder volver a la presencialidad plena, habría que replantearse qué porcentaje se puede dejar a lo online y al formato híbrido, para que el público que nos acompaña desde el año pasado en todo el país, también pueda tener una réplica de lo que se vivirá en Buenos Aires presencialmente.
Julia Montesoro