spot_img
spot_img

Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Pablo Udenio, productor de «Gatillero»: «Hay muy buen cine argentino que merece mejor suerte»

A partir de su estreno, el 11 de junio, el thriller Gatillero, ópera prima de Cris Tapia Marchiori protagonizado por Sergio Podeley, no solo convocó más de diez mil espectadores en salas, sino que generó un circuito de exhibición propio en festivales nacionales e internacionales. Esto derivó en premios y reconocimientos y la conquista de nuevas audiencias.

Pablo Udenio, creador y director de Dukkah Producciones, es uno de los productores de Gatillero. Y analiza el desarrollo de uno de los quince estrenos más vistos del año, realizado de manera independiente.

-¿Qué plan de exhibición trazaste con la película terminada?

Dejame decirte que cuando pensás en estrenar en cines, en salas comerciales, da un poco igual lo que hayas pensado porque siempre se te queman los papeles. En Argentina nos pasa a todos los productores en general.

Digo esto porque uno imagina una película, amasa esa idea durante un tiempo largo, desarrolla el proyecto, lo empieza a construir con el director, empieza a reunir el equipo. Logra la financiación, rueda la película y después la posproduce (en el caso particular de Gatillero fue una tarea bastante ardua por la propuesta misma de la peli). En fin, la terminás, está hermosa, estamos muy felices, orgullosos de la película. Te juntás con un distribuidor, te sentás, le ponés una fecha de estreno y de repente cuatro días antes de estrenar, un señor sentado detrás de un escritorio que maneja los destinos de programación de una cadena de cines -o de más de una-, decide que las salas que vos habías acordado no te las va a dar. Entonces tenés que recalcular. A veces podés postergar el estreno. Otras, como nos pasó a nosotros, no.

-Una alegoría de que había todo para perder.

Salimos a la cancha igual. Y Gatillero la rompió: estuvo más de dos meses en cartel. Con un recorrido de festivales, premios, todo tipo de reconocimientos. Fue finalista de la Academia para el Goya. Evidentemente la película tenía con qué defenderse y nosotros además tuvimos un equipo y un elenco muy arengador. Pero la realidad es que hubo un tiempo en que el Instituto de Cine tenía regulado que las salas cinematográficas tuvieran una cuota de pantalla real para el cine argentino y una media de continuidad necesarias. Ahora vivimos con un gobierno apasionado de la desregulación y que encima desprecia profundamente la cultura en general y el cine en particular. Entonces las salas, con total libertad y con el cine argentino sin ningún tipo de protección, hace todo mucho más difícil. Conozco pelis de colegas que les costó mucho este año. ¡Y películas muy buenas!

Distintos productores nos manifestaron su preocupación porque sus películas no llegaban a la segunda semana en cartel. ¿Cuál fue la estrategia para abordar ese riesgo con Gatillero?

Es que además no te dan buenos horarios. No sé si lo sorteamos, Julia. Otra vez: creo que Gatillero logró tener un gran impacto porque la gente que vio la película la recomendaba como loca. Ese boca a boca -el viejo boca a boca-, de alguna manera le hizo fuerza al mercado; es decir, a las decisiones de las salas. Pero hubo que remarla. Una de las salas importantes -las multipantallas- nos quería dejar sin nada. Finalmente conseguimos en el último minuto, días antes de estrenar, una. Ahí se llenaba los fines de semana, y en la semana andaba muy bien. La gente iba. pero aun con las salas llenas, no me acuerdo si por la tercera o cuarta semana, nos levantaron igual.

Hay algo que tiene que ver con no darle un lugar al cine argentino, cuando en realidad se trata de que si le das la oportunidad, si acompañás con buenos horarios, con buenas salas, con la cantidad de pasadas justa, las películas podrían tener otra suerte.

-¿Esto ocurre en todo el mundo por la hegemonía de las grandes plataformas y multipantallas?

No. Brasil, ahora, está en las antípodas de nosotros. El año pasado tuvieron un récord de cine brasileño. Un récord histórico, con el gobierno de Lula, gracias a que se fijaron cuotas de pantalla y la gente volvió a ver su cine. Después, fueron y ganaron el Óscar. No creo mucho en las casualidades: las cosas se dan por decisiones que se toman. La última novedad es que el Congreso de Brasil aprobó una Ley de Streaming, con la cual las plataformas tienen que dar el 4% de sus ganancias a un fondo para hacer películas. Entonces, de ese 4% pueden desgravar el 60% si ellas demuestran que lo están invrtiendo en producir películas. Claramente es la contracara de lo que pasa acá.

-¿En qué medida una plataforma (o un algoritmo) incide en el destino de una película?

Lamentablemente un montón.

-¿Es posible concebir una película sin pensar en una plataforma que equilibre la ecuación?

En este momento el negocio del cine no es sustentable. Y es cada vez peor. Creo que suena super pesimista, pero en realidad es realista. Yo me siento con colegas y coincidimos. Y por negocio me refiero es a que las películas se puedan hacer y que los que las hacemos ganemos lo suficiente para seguir haciéndolas. En algún momento era concebible que haya sustentabilidad: hoy no. Y creo que pasa algo muy complejo, complicado: hay poca conciencia en los distintos actores de la cadena de una película. Parece que el mercado, en su conjunto, le da la espalda completamente a esa noción de cuánto cuesta una película.

Entonces, vos decís: «¿Se puede con las plataformas?». A veces el proyecto, cuando está sembrado desde cero, tiene un escenario un poco mejor. Las plataformas en esos casos invierten un poco más con proyectos hechos de la mano de un productor. Pero también en Argentina ese nicho se ha achicado mucho, porque las plataformas migran bastante. México, Brasil y hasta Colombia nos han pasad el trapo.

Ahora bien: cuando es una película hecha simplemente con el esfuerzo de productor (o productores, coproducción, lo que sea), generalmente es más difícil todo el proceso de la venta de la película. Poner en valor la película para que pueda ser sustentable es algo muy difícil. Todos los componentes de la cadena -les va a resultar un poco antipático que lo diga, pero ellos lo saben-, en el fondo saben que es así y que el mercado está roto.

-También hay algo que ocurrió con Gatillero, que es la vocación de llegar al público. No siempre una producción se lanza sabiendo a qué segmento va dirigida.

Es una de las cosas que hablamos mucho con el distribuidor de Gatillero, con Manuel García de Cinetren. Conversábamos justamente sobre los “assets” de la película, el capital, aquellas cosas que le dan valor. Me contaba que en las conversaciones con los exhibidores planteaba que es un thriller, una película de acción, con figuras como Julieta Díaz. Cuestiones que a los distribuidores les importa. Invertimos en una campaña de lanzamiento, hicimos vía pública, temas que a ellos les interesa. Fue una película hecha totalmente a pulmón. Mucha gente no lo sabe, pero la filmamos con el acompañamiento, el esfuerzo de un grupo de gente, inversores privados, pudimos filmarla, postproducirla, terminarla y estrenarla. Los exhibidores te dicen que valoran eso. Pero después, a la hora el estreno, cri cri. Gatillero hizo un recorrido espectacular igual, pero la tuvimos que remar un montón. Y el cine argentino no se merece ese escenario que tiene hoy. Hay muy buenas películas que merecían otra suerte.

Julia Montesoro

Related Articles

GPS Audiovisual Radio

NOVEDADES