spot_img
spot_img

Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Juan Minujín, en competencia en el Festival de San Sebastián con «Los domingos»: «La película busca generar debates sobre la fe y las vocaciones»

Juan Minujín coprotagoniza la producción española Los domingos, drama de la directora y guionista Alauda Ruiz de Azúa que compite en la Sección Oficial del 73° Festival de San Sebastián.

Los domingos cuenta la historia de Ainara, una joven idealista y brillante de 17 años que ha de decidir qué carrera universitaria estudiará. O, al menos, eso espera su familia que haga. Sin embargo, la joven manifiesta que se siente cada vez más cerca de Dios y que se plantea abrazar la vida de monja de clausura. La noticia toma por sorpresa a toda la familia provocando un abismo y una prueba de fuego para todos.

Minujín encarna el rol de pareja de Maite (interpretada por Patricia López Arnaiz), tía de Ainara (la debutante Blanca Soroa).

-¿De qué habla Los domingos?

Se trata de una adolescente que siente un llamado vocacional, una vocación. Y decide meterse en un convento de clausura. Eso genera una tensión muy grande en la familia y cada uno de sus familiares más cercanos toma posturas diferentes: el padre -que es viudo-; la tía, que encarna la figura materna; el tío -que soy yo-, la abuela… La película habla mucho de la familia, de la fe y de cómo se acompaña a alguien en el momento en que está tomando decisiones.

-¿Qué te sedujo de la propuesta para decidir aceptar este rol y filmar en España?

Dos cuestiones fundamentales. Por un lado, el trabajo de Alauda (Ruiz de Azua) me parece extraordinario. La admiro mucho. Vi su pelicula Cinco Lobitos y su serie Querer y me parecieron espectaculares. Tenía muchas ganas de trabajar con ella.

Por otro lado, me fascinó el guion. No siempre uno recibe guiones tan sólidos, tan contundentes, tan donde el punto de vista de cada uno de los personajes está tan sostenido. La gran mayoría de las veces los guiones son como piedras a las que uno tiene que ir cincelando hasta encontrarle la forma. En este caso está muy, muy maduro.

-¿Cómo se inserta tu personaje, un argentino, en esta historia?

Es un outsider en todos los aspectos: en la película, en esa familia y en esa cultura a la que no pertenece. El es un argentino que hizo su carrera en Argentina: es un profesor que estudió historia en Puan y vino a España. Como está muy por afuera, tiene más perspectiva que los que están metidos adentro de del tema. Es un personaje que tiene más capacidad de escucha. Se acerca a los temas con más con más intención de escuchar que de estar diciendo qué hay que hacer o qué no. Eso marca una diferencia con su pareja, que es Maite.

Por otro lado, también quisiera tener un trabajo que no tiene, se siente sobrecalificado. Podría estar dando clases en una maestría en la universidad y está en un instituto secundario. Tiene esas complejidades y eso repercute en su pareja. Estos conflictos le agregan valor a la película, que tiene una gran cantidad de capas.

-¿Cómo llegaste a Los domingos?

Nos conocimos de manera casual con Alauda. Estaba presentando Cinco Lobitos, su ópera prima en el festival de Palm Springs, en California. Yo estaba allí con (Diego) Lerman, presentando El Suplente. Una de esas actividades del festival fue una cena. Nos sentamos juntos y charlamos. Un tiempo después me llamaron. Supongo que estaban buscando algo de un actor extranjero, alguien que estuviera fuera de esa familia y de esa cultura.

-¿Este papel es tu puerta de entrada al cine español?

En principio es una experiencia extraordinaria. Me alegra muchísimo que una de las primeras experiencias que tengo en España sea de la mano de Alauda, porque es una directora única. No me ha pasado tantas veces de trabajar con una directora que tiene una capacidad tan sutil de acompañar el proceso de un actor, de cada uno de los actores y de cada punto de vista. Siempre está corriéndose del lugar común, pidiendo una toma más y sorprendiendo con alguna cosa no prevista en el rodaje.

-Vos mismo tuviste tu experiencia como director (Vaquero, de 2011, de la que también fue coguionista y protagonista).

Sí. Fue una experiencia hermosa. Actualmente estoy trabajando en un proyecto, pero me tomo mucho tiempo. Dirigir no es mi oficio. Mi oficio es la actuación. La dirección es una aventura que tomo con más cautela. Voy haciendo muchas cosas como actor, por eso escribir y dirigir toma mucho tiempo. Pero ahora estamos escribiendo con mi hermano Facundo (con quien también escribí Vaquero) e integramos al equipo de guion a Ana García Blaya.

-Es un momento de plena actividad tuya paralelamente a una coyuntura desfavorable. ¿Qué reflexión hacés sobre el tema?

Me siento un privilegiado. Es una situación compleja para la gran mayoría de mis colegas… Se hace muy poco y lo que se hace, básicamente está motorizado por las plataformas. Las películas más chicas y las independientes se han cortado prácticamente, porque virtualmente se ha desmantelado el INCAA. Y las ayudas a todo el espectro cultural -no solo al cine, al teatro o a cosas que implican muchísimo menor inversión- también se han cortado.

-¿Qué viste en Los Domingos con la película terminada?

Me sorprendió muchísimo, porque cuando uno hace una participación acotada hay un montón de cosas que no ve, que no sabe cómo son. Las leíste, pero después no sabés cómo se grabaron, qué pasó, cómo vibró todo eso. Me sorprendieron las escenas del convento, de la escuela, del coro, de la familia. Es una película redonda, elegante, superemotiva.

Valoro mucho que la gente sale de la sala y se queda hablando, genera debate. Están bien sostenidos todos los puntos de vista: uno entiende al padre, a la chica, a la tía, a la monja, a la abuela.

-Hay una propuesta atractiva y comprometida sobre los cruces generacionales.

Sí. Y me interesan mucho. Tal vez porque tengo hijas… Hay algo de cómo uno cree entender del universo adolescente que me parece apasionante. La adolescencia es esa bisagra en la que tu hijo o hija deja de estar en tus manos y se empieza a independizar y a la vez tampoco tiene la madurez total. Ese es un momento hermoso.

¿Los domingos te interpela en tu propia experiencia como padre?

Sí. Muchas veces como padre uno tiene la tentación de querer dirigir la vida de las hijas. Es muy difícil acompañar y a la vez dejar. Es muy difícil y nadie te enseña: lo vas aprendiendo sobre la marcha con los primeros hijos. Con los segundos por ahí tenés un poco más de manejo, pero con cada uno atravesás una experiencia distinta. Pero me siento super reflejado. En algunas escenas pensaba: «Pero el padre (o la tía) acá tiene razón”. Por eso creo que está tan viva la película.

Julia Montesoro (Desde San Sebastián)

Related Articles

GPS Audiovisual Radio

NOVEDADES