La fulgurante y fugaz aparición de Angelina Jolie en la lluviosa jornada del domingo 21 del 73° Festival de San Sebastián generó un revuelo inusitado. Su presencia tuvo que ver con la presentación de Couture, en competencia en la Sección Oficial, donde participa en su doble rol de protagonista y productora. Pero en las pocas horas de su estada en la ciudad vasca (llegó de Londres al mediodía y regresó al anochecer), además de asistir a la sesión de gala de la película y a la multitudinaria rueda de prensa, rompió el protocolo al pasar por la alfombra roja para devolver las muestras de cariño de una multitud que se agolpó solo para verla pasar.

Dirigida por la francesa Alice Winocour -cuya presencia quedó eclipsada por Jolie- Couture cuenta una historia muy cercana a la actriz estadounidense, quien encarna a una cineasta a la que diagnostican cáncer de mama: en 2013 se sometió a una doble mastectomía preventiva y dos años más tarde, se extirpó los ovarios.
“Perdí a mi madre y a mi abuela por ese cáncer. En mi caso esas operaciones han sido mi elección, cuando en general muchas otras mujeres no pueden elegir. Es muy importante que se entienda en pantalla ese viaje de las mujeres, y que también lo conozcan los hombres”, describió la actriz, ganada por la emoción, durante la rueda de prensa.
En el diálogo con los medios de comunicación se involucró en la coyuntura política estadounidense: “Amo a mi país, pero no lo reconozco en este momento. Son tiempos muy difíciles. Mi familia, mis amigos, mi visión del mundo es internacional. Y cualquier cosa en cualquier parte del mundo que divida o que limite las expresiones y libertades de las personas me parece muy peligrosa”.

Tal como se expresa en el Diario del Festival, Couture es una rotunda reivindicación de la sororidad entre mujeres. En su trama, convoca durante la Semana de la Moda de París a mujeres procedentes de muy distintos contextos, y cada una con sus propias heridas, a pesar de lo cual se cruzan y conectan unas con otras ofreciéndose sanaciones mutuas. Maxine (Angelina Jolie) es una directora de cine de terror de bajo presupuesto nada acostumbrada al mundo de la moda, pero que acude invitada a París en una ocasión que puede ser decisiva para su carrera cinematográfica. Sin embargo, nada más llegar recibe un diagnóstico de cáncer de mama muy agresivo que puede acabar con su vida en breve periodo de tiempo. Ada (Anyier Amei) es una modelo de Sudán del Sur que obtiene su primer trabajo como “nueva cara” de la moda, lo cual afronta llena de dudas mintiendo a su padre (quien se opone a su carrera de modelo). Angèle (Ella Rumpf) es maquilladora, pero aspira a ser escritora, y se convierte en el “ángel de la guarda” (en palabras de Winocour) de las demás, así como narradora de sus heridas.

“Es una película sobre mujeres. De todas las mujeres. Aquí recojo puntadas de las vidas de unas pocas, que vienen de mundos muy diferentes, con sus traumas y vulnerabilidades. Y coserlas. Quiero decir que no están solas. Todas las mujeres del mundo unidas podemos ser más fuertes”, explicó Winocour.
El punto de partida es muy personal, ya que la propia Winocour estaba inmersa en visitas hospitalarias en determinado periodo de su vida cuando, saliendo a la calle del hospital, en pleno periodo de la Semana de la Moda de París, se chocó con ese otro caos tan diferente. La elección del mundo de la moda es un contexto muy propicio para lo que ella quería contar, pero abordado entre bambalinas y desde la perspectiva de las mujeres. “Es el mundo de las apariencias, de lo efímero de la vida, y de la caducidad de los cuerpos. Y yo lo que quería era hablar de lo que hay dentro de las mujeres más allá del cuerpo, y del pulso entre la vida y la muerte”.
En su contacto con el periodismo, Jolie evocó a su madre y expresó lo mucho que le había aportado Couture: “Trabajar en esta película de conexión entre mujeres ha sido sanador”.
Julia Montesoro / Norberto Chab (Desde San Sebastián)
Fotos: Prensa del Festival