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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Gustavo Fontán finalizó el rodaje de la ficción «Ramón Vázquez»: «Tenemos que salir a filmar con valentía y con rebeldía»

El director, guionista y productor Gustavo Fontán finalizó en la segunda quincena de julio el rodaje de Ramón Vázquez, una ficción protagonizada por Marcelo Subiotto y Luis Ziembrowski realizada después de tres documentales consecutivos: El piso del viento (2021, con Gloria Peirano), La terminal (2023) y Los ríos (2025).

Con guion del propio Gustavo Fontán y Gloria Peirano, Ramón Vázquez es una producción de Punto de Fuga y Tercera Orilla, con un elenco que completan Ramón Loza, Mario Verón, Flora Campero, Mariana López, Julián López, Luciana Rodrigues Dacunto, Santiago Zapata y Julieta Ciochi.

Ramón Vázquez es una película basada en hechos reales. ¿Quién era inicialmente el personaje y qué te llevó a hacer la película?

El hecho inicial parte de la realidad. Hace ya muchos años, una tarde mientras caminaba, un hombre cayó redondo al piso delante mío. Se desmayó. Nos acercamos con otras personas que estaban allí. Y sucedía algo extraño: lo único que decía es que venía de La Pampa, que tenía que llegar a Córdoba para ver a su padre y que había comido un pan en todo el viaje. No pedía nada, no había ninguna especulación en su relato. Entendí allí que había una verdad muy profunda. A eso se sumó la posterior muerte de mi padre y unos sueños que tuve. Fue el inicio de la idea del guion, que más tarde desarrollamos y escribimos con Gloria Peirano. Y es lo que terminamos de filmar ahora.

-En la forma de producción y en la convocatoria de los actores hay un espíritu amateur, opuesto al esquema industrial. ¿Cómo atravesaron esa situación?

La situación del cine argentino es muy particular en este momento, por muchas circunstancias y contextos que conocemos y sabemos. Lejos de conseguir que el cine argentino decaiga, está en un momento de mucha fortaleza: después de la perplejidad inicial -por la violencia y los modos-, muchas y muchos entendimos que teníamos que salir a hacer. Con valentía y con rebeldía. Pensando (y encontrando) los modos que habíamos hecho en los 90, cuando nos juntábamos entre cinco para hacer una película. El espíritu es ése: este es un trabajo con un equipo muy pequeño, como se filma un documental muchas veces, pero con un guion de ficción. Eligiendo con mucho cuidado los espacios y quiénes iban a actuar, actores y no actores. Este rodaje, fuera del formato industrial, nos llevó un año. Empezamos en agosto del año pasado y terminamos hace pocos días.

-Venías de rodar un tríptico documental y aún está pendiente otro, Hospital británico. ¿Qué te llevó a cambiar de género?

Me gusta siempre pensar el cine en esos cruces de proyectos que no son ni del todo ficción ni del todo documental, que tienen estrategias similares. Acá estaba la idea de esta historia. Había un actor -ya había hablado con Marcelo Subiotto hace bastante tiempo- y había quedado pendiente este proyecto. luego se sumó el equipo con el que trabajo siempre: Diego Poleri, Andrés Perugini y Mario Bocchicchio. En esa fortaleza dijimos: «Vamos a contestar».

-Es a la vez una respuesta y una toma de posición.

Cuando Diego me vino a ver en el comienzo de estos sucesos que sabemos en relación al INCAA y al Gobierno, me dijo que había que filmar: “Yo tengo los equipos, tengo las cosas». Me conmovió mucho esta invitación. Le contesté que íbamos a hacer lo más complicado en estas circunstancias, una ficción. Pero pensada con las estrategias documentales que investigamos y que conocemos. Es una ficción porque hay una historia, pero hay una enorme potencia de los cuerpos, los espacios y la luz. Esa fue nuestra búsqueda.

-¿Qué cuenta Ramón Vázquez?

Es un caído del mapa que intenta llegar a Soto en Córdoba. Que llegue o no, no importa, porque su viaje son todas las demoras de pequeños encuentros que tiene con otros rotos, con otros caídos. A lo largo de ese viaje va enhebrando una especie de comunidad de caídos. Esos encuentros son propiciatorios, como si hubiese en Ramón Vázquez algo que podríamos llamar -de una manera profana si queremos-, como algo sagrado, algo santo. Propicia que los personajes hablen, cuenten sus historias, bailen, en ese tejido que va armando Ramón Vázquez a su paso.

-Frente a esta lógica que propone asignar recursos a aquello que supuestamente va a ser rentable en términos económicos, ¿qué implica rodar en esta coyuntura?

Implica antes que nada un acto de rebeldía. No hay forma de que nos destruyan. Vamos a seguir haciendo pase lo que pase, y vamos a seguir hablando de lo que queremos hablar más allá de los imperativos del mercado. Ramón Vázquez habla todavía de eso humano que hay en las personas. Y esa comunidad de caídos es la posibilidad de indagar en pequeñas cuestiones humanas. Vamos a hablar de lo que queremos y no nos van a marcar la agenda de lo que hay que hablar. Este es un tiempo que podemos entender de resistencia, pero que no solo eso sino algo más, porque hacer nunca es solo resistencia. Hasta que el Gobierno cambie y se vaya, será nuestra tarea recuperar para el cine los recursos que son del cine. Es un tiempo de hacer cosas hasta que llegue ese nuevo tiempo donde recuperaremos lo que le pertenece al cine.

Julia Montesoro

Crédito foto principal: Daniel Regla

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