Marcelo Altmark es el director artístico del Festival Internacional de la UBA, cuya segunda edición se celebró en Buenos Aires del miércoles 16 al martes 22 y que estuvo dedicada a la memoria de Manuel Antín, con más de 25 mil espectadores que celebraron la programación del festival que, además de las películas en competencia, incluyó retrospectivas que homenajearon a los tres Doctorados Honoris Causa de la UBA para Mirtha Legrand, el director y productor Héctor Olivera y la cineasta franco-iraní Marjane Satrapi.
–Entre aquel ya lejano primer festival y esta segunda edición, ¿cuáles fueron las novedades que incorporaron y que consolidaron la muestra?
Algo de esto charlamos el año pasado, porque habíamos dejado la vara alta y nos preguntábamos cómo íbamos a hacer con el segundo. Con el festival concluido, me atrevo a decir que por lo menos mantuvimos la vara. Y hasta tengo la sensación de que la pudimos subir un poco. Aun con las dificultades que atravesamos. Planificamos un festival en determinadas condiciones y en el medio explotó el conflicto universitario. De alguna manera nos sumamos a los paros, a las actividades y a las protestas en defensa de la universidad pública. Fue un montón de situaciones complejas y de imprevistos que pudimos resolver. El festival estuvo bárbaro, en películas y en convocatoria. Los honoris causa estuvieron muy bien, tanto a Mirtha Legrand, como a la directora franco-iraní Marjane Satrapi o a Héctor Olivera, el gran director argentino. Los tres mantuvieron el nivel de personalidades del año pasado.
Mantuvimos el seminario: participaron Leonardo Sbaraglia, Luis Ortega y Demian Rugna, entre otros. Tuvieron una respuesta de público fantástica: pese a que hubo paro y que las facultades estaban tomadas, los chicos respondieron y llenaron el Aula Magna.
Este año incorporamos la sección de terror. Le agradezco mucho a Demián Rugna, quien nos ayudó y curó la muestra. Pudimos dar sus mejores películas al aire libre, a la noche, en una Ciudad Universitaria que estaba hermosa. Pusimos hasta food truck para que fuese una experiencia completa. El sábado hubo un desfile zombie, que tiene que ver mucho con el género y demás. Fue una innovación que habíamos pensado el año pasado, aunque no pudimos concretarla. Este año dimos el primer paso. Vimos familias acompañando a sus hijos. Fue una de las experiencias más innovadoras.
-El festival también tiene como objetivo fidelizar la asistencia del público universitario al cine y reconocer sus trabajos.
Fue muy emocionante el momento de la entrega de premios a los estudiantes de la UBA. Sobre todo porque este año hubo una innovación importante, ya que incorporamos convenios con el Festival de Cine de Málaga y con la Universidad de Colombia. El ganador participará en programa de Capacitación Campus Málaga Talent para jóvenes promesas del audiovisual del Festival de Málaga. En el caso de la segunda mención, integrará el Programa de Capacitación BIFF BANG! para nuevos talentos del Bogotá International Film Festival
Incluso (esto es una primicia) llegamos a un acuerdo con Radio Cultura y con el premio que ofrecen a través de la embajada de Francia y de la televisión francesa, para que el año que viene también sea incorporado como premio a los estudiantes de la UBA.
-Más allá de la variedad de secciones, hay un mérito en la dirección artística al ofrecer una programación internacional variada y valiosa, en momentos de fuertes restricciones presupuestarias y cambiarias.
Sí, totalmente de acuerdo. Como el año pasado, tuvimos más de mil películas que se ofrecieron para participar en las tres secciones. Presentamos más de cien. Los seleccionadores fueron nuevamente profesores de nuestra facultad, que tuvieron un arduo trabajo. No solo en la curaduría: los largos vienen en el idioma original. De las 12 películas elegidas para la competencia internacional había una china que transcurría en Mongolia. Era fantástica, pero venía con el subtitulado en inglés porque si no era imposible traducirla. Hubo películas de Corea del Sur, Francia, Alemania, una coproducción con Paraguay y obviamente de Argentina. La programación fue muy nutrida y estamos muy orgullosos, tanto del festival como de compartir la defensa de la Universidad pública.
Y además, gracias a la generosidad de Alejandro Agresti y de Fernando Sokolowicz, nos permitieron exhibir en estreno mundial Lo que quisimos ser, que resultó la película ganadora. Tuvimos esa suerte y esa generosidad porque un director que estuvo en los más importantes festivales del mundo se brindó a competir en un festival de la Universidad por su amor a ciertas causas y porque fue su manera de adherir a la defensa de la Universidad pública.
-¿Hoy es el último día del segundo festival o el primero de la tercera edición?
¡Qué bien dicho! (piensa). Más allá de que son ambas cosas, si se tiene en cuenta que el martes 22 fue la ceremonia de clausura, inmediamente es el comienzo del próximo. Lo dijo Ricky Alfonsín, el Director General del festival, en el discurso final.
Ya empezamos a pensar en el tercero. Y deseamos que se puedan resolver los problemas de la Universidad y de la educación. Para que podamos disfrutar mucho más del cine y de estos espacios.
Julia Montesoro