Luis Rubio asume el compromiso de su primer rol protagónico en cine: encarna el rol principal en Lo que quisimos ser, la comedia dramática de Alejandro Agresti que se preestrena en el 2º Festival Internacional de Cine de la UBA, con funciones el sábado a las 21.30 hs. y el domingo 20 a las 19 en el Cine Gaumont (Sala 1).
En su regreso al cine, Alejandro Agresti retrata los habituales encuentros entre un hombre y una mujer. Se enamoran, confiesan, crecen y se lamentan por todo lo que podría haber sucedido en un mundo ideal: es que ambos eligen que la relación no sobrepase las paredes de ese café que los recibe todos los viernes. Coprotagonizada por Eleonora Wexler, tendrá su estreno comercial el jueves 24.
–Lo que quisiste ser implica un gran desafío, ya que se trata de tu primer protagónico. ¿Cómo llegaste allí, qué encontraste en esta historia?
Al principio, como como corresponde a todo actor inseguro e hipocondríaco, tuve miedo. Siempre he hecho roles secundarios. Protagonizar una película era una novedad. Comencé a evadir y eludir responsabilidades porque estaba asustado. Pero charlamos con Alejandro y me ayudó mucho a adueñarme de esta posibilidad. Para cuando leí el guion y comenzaron las reuniones y los ensayos, ya estaba totalmente metido.
Algo importantísimo que descubrí es que como siempre hice papeles más chicos, me iba sumando al rodaje de acuerdo al plan. Si me tocaba estar en las primeras escenas, notaba que las personas se van conociendo. Si entraba en el medio, el grupo de amigos ya está integrado. En cualquier caso, siempre veía a los protagonistas muy atareados, muy metidos en la historia. Ahora entendí por qué: el protagonista está todo el tiempo metido, porque a la mañana repasás las letras, luego estás lookeado como el personaje, después pasás las escenas, rodás tomas y tomas. Estás muy conectado con lo que le pasa al personaje. Y además es un esfuerzo físico grande. Son muchas horas con horarios cruzados, donde a veces rodás de día y otras de noche.
-¿Cómo definís Lo que quisimos ser?
Es una historia muy original y muy particular, una linda historia de amor que reconforta el alma. Y es el triunfo de la imaginación: el protagonista se encuentra ante una oportunidad y apela al uso de la fantasía y la imaginación. Si tuviera que trazar un paralelismo conmigo, mi carrera tuvo mucho que ver con inventar cosas (Risas).
–Lo que quisimos ser se puede contar como una historia de amor imposible, de gente que busca una nueva oportunidad en la mediana edad. Si el título de la película fuera una pregunta, vos, ¿qué quisiste ser?
Es una pregunta de un tema universal, de aquello que uno puede tener pendiente. Muchas veces reprensé el vínculo entre mi personaje de Eber Ludueña y su llegada a mucha gente, a aquellos que han querido jugar al fútbol profesionalmente y no llegaron. Ser futbolista es algo que está destinado a muy pocos. Se necesita talento para ser una estrella y a la vez, depende de otras cuestiones: estar en el momento apropiado, que el director técnico te entienda, que tengas un buen equipo, las lesiones, el entorno… Todos tenemos algo pendiente. Es algo que toca una fibra universal. Por eso creo que la película va a impactar.
-Es la primera película de Agresti en casi una década. ¿Qué conocías vos de él y cómo fue el acercamiento a este papel?
No lo conocía personalmente, aunque representa a uno de esos directores que han marcado época. De hecho, cuando él me llamó, yo estaba en una escala de un viaje y le dije: “Hola maestro”, porque siempre tuve esa sensación de él. Había visto algunas de sus películas. A medida que fuimos avanzando en el proyecto vi toda su filmografía. Y me interesé mucho más en hacer la película.
Al comienzo me generaba presión, porque está considerado el padre del nuevo cine argentino. Es un gran artista. Siempre es muy entretenido y pedagógico hablar con él.
Por lo general me motiva salirme de mi rutina, que es el humor, para hacer algo que no es habitual en mí. Pero también me llena de temores. Por eso le agradezco esta posibilidad. Hacer cine y trabajar en contextos mucho más colectivos es muy enriquecedor.
Julia Montesoro