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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Demián Rugna en el FIC.UBA: «desde chiquito jugaba a ser director de cine solo porque era el primero que aparecía en los títulos»

Demián Rugna tiene a cargo la sección Terror a cielo abierto en la 2ª edición del Festival Internacional de Cine de la UBA, que se celebra hasta el martes 22, en la que se incluyen cuatro películas de su filmografía. Además, el jueves 17 dicta un seminario junto al realizador Jorge Pinarello.

-¿Sobre qué ejes va a girar la clase magistral que dictarán vos y Jorge Pinarello en el marco del FIC.UBA?

El foco va a estar puesto en mi carrera desde los comienzos. Considero importante explicar que comencé haciendo esta forma de cine cuando no estaba constituido como un género, nadie le daba bola, no había productores, no había público y ni siquiera había un INCAA que te apruebe este tipo de películas. Aún así, las seguí haciendo. Contar desde dónde partí, cómo fueron los procesos de realización, cómo las trabajé, cuáles son las herramientas que aprendí a utilizar y que me fueron sirviendo.

La intención es enfocarla por ese lado para motivar a los alumnos, que seguramente se están encontrando con mucha desmotivación con la coyuntura que estamos viviendo. Y también porque para hablar de cineastas, o de algún tipo de cine en particular, ya está la carrera. Y además hay muchos que lo hacen.

-Cuando eras estudiante universitario, ¿te imaginabas un auditorio repleto por alumnos escuchando a un director de cine de género?

¡No! No me lo imagino ni a mis 45 años. Por ahí pensaba que esto me podía pasar cuando estuviera lejos de la profesión, después de una carrera más larga. Tampoco me imaginaba que podía llegar a despertar interés en alumnos de la Universidad. Siempre pensé que mi relación con el cine iba a ser con los frikis a los que le gusta el terror y la ciencia ficción, pero no en una cátedra universitaria. No paro de sorprenderme de lo que está pasando conmigo a partir de Cuando acecha la maldad.

-¿Tu interés por el género estuvo desde siempre? ¿Desde tu etapa de estudiante?

Siempre fue así. Desde muy chiquito jugaba a que era director de cine sin saber realmente qué era. Solo sabía que era una persona muy importante en la película porque era el primer nombre que aparecía en los títulos. Yo dibujaba historietas de chiquito y cuando las terminaba le ponía “escrita y dirigida por Demián Rugna”.

-Historias que anticipaban lo que serían tus storyboards.

¡Claro! Yo creaba mis propios personajes. Eran historietas hechas para mí. Inclusive miraba películas y las copiaba en comics. Las cambiaba totalmente, pero utilizaba los mismos personajes y el argumento era muy parecido. Desde chiquito jugaba a que hacía películas. Y las películas que hacía eran de terror: eran las que más me apasionaban. Y en cierta forma, allí también podía canalizar las angustias de chico.

-El terror te acompaña desde mucho antes de saber que serías director.

Yo me encerraba a jugar a que hacía cine sin entender lo que estaba haciendo. Jugando con mis muñecos, siempre soñaba con hacer películas de terror. Tengo un fanatismo desde muy chiquito.

Mi adolescencia fue una etapa muy extraña, porque yo amaba estas películas pero no conocía a nadie que las hiciera. No existía Internet y no podía vincularme con estos frikis que andaban sueltos en el mundo. Hoy es muy fácil conectarte con cualquier grupo de Facebook. Hay una generación geek, son una cultura geek.

Cuando tenía 13 ó 14 años iba a los videoclubes y cuando me daban la película, le sacaba la tapa, iba a una fotocopiadora, hacía una copia y las guardaba, porque ni siquiera conseguías imágenes. Solo aparecían en los diarios en el momento del estreno. Yo era esos que recortaba los pósters de Pesadilla, Martes 13. Estaba completamente enamorado de género cuando era chico.

-El FIC.UBA presenta una retrospectiva de tu obra. En el curso del festival se exhibirán ¡Malditos sean! (codirigida con Fabián Forte), No sabés con quién estás hablando, Aterrados y Cuando acecha la maldad, la película de terror más taquillera de la historia argentina. ¿Te entusiasma volver a verlas, les encontrás nuevos sentidos?

No soy de los que le gusta mirar sus películas de nuevo porque encuentro cosas que antes me molestaban y me siguen molestando hoy. No es que por envejecer les he perdonado los errores. Pero sí hay una película que siempre me gusta ver con público: es No sabés con quién estás hablando”. Porque es una comedia y porque la vio muy poca gente. Me gusta ver qué genera y si funcionan los gadgets. Me gusta divertirme con la gente: cuando puedo hablar con mucho público, siempre me quedo a verla. En cambio, Cuando acecha la maldad y Aterrados ya no las quiero ver más. Hay directores a los que les gusta volver a sus películas. Yo no soy así.

-Cuando acecha la maldad dejó la vara muy alta. ¿El público te pregunta por la próxima película? ¿Te genera una presión extra?

Sí. Siempre me están preguntando por la próxima película y yo le respondo con total sinceridad: si bien estoy trabajando, todavía no está la luz verde. No está el OK de la financiación. Y como siempre las películas se pueden caer, trato de no decirlo. Porque más de una vez he dicho que estoy haciendo algo, después se pincha y queda como que la estás filmando.

Es lindo saber que hay un desafío por delante. El problema es que todavía no sé cuál es mi próxima película. Tengo varios proyectos y son bastantes diferentes entre sí. Es además un desafío saber qué película hacer para diseñar tu carrera. Este año he rechazado una película muy grande, muy buena, de una franquicia muy grande. No la tenía en cuenta, no la había visto. Y la rechacé porque aposté por otra.

-Cuando aparece un proyecto, ¿pensás en términos del diseño de tu carrera?

Un cineasta no puede diseñar. La película que querés hacer no la podés concretar porque es difícil conseguir la financiación. Si no, hay que preguntarle a Francis Ford Coppola con la última que hizo (Megalopolis). Solo hay que estar detrás de los proyectos que puedan salir. Aunque no sepa cuál puede ser.

Mantener la vara alta es motivador. Ye me había pasado con Aterrados. Hago un género en donde los desafíos son constantes. No tomo una peli si no hay un desafío, algún punto de vista o complejidad técnica o artística que me dé motivación y ganas de hacer algo diferente o que valga la pena. Por eso no hago comedias románticas. Me obsesiona buscar un proyecto que necesite de mí.

Julia Montesoro

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