La representación argentina en la sección New Directors del Festival de San Sebastián está a cargo de la película La llegada del hijo, segundo largometraje de Cecilia Atán (Buenos Aires, 1978) y Valeria Pivato (Buenos Aires, 1983), ambas muy preocupadas con la situación de la cultura en su país.
La llegada del hijo es la segunda ocasión en la que las directoras trabajan juntas y también que visitan el Festival. Codirigieron en 2017 su primer largometraje de ficción, La novia del desierto, presentada en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes y posteriormente en Horizontes Latinos en San Sebastián. El film obtuvo, entre otros galardones, el Cóndor de Plata a la mejor ópera prima.
En esta ocasión, su cinta compite en la sección Kutxabank New Directors, lo que para ellas es un orgullo. “New Directors es una sección con el foco puesto en los comienzos de los directores, eso es algo que genera más expectativa, es una sección esperanzadora y que significa que es el comienzo de una proyección como directoras”, cuenta Valeria Pivato.
Sobre su trabajo de codirección, ambas coinciden en que la técnica que han adquirido, tanto por separado como juntas, ha contribuido a encontrar su método. “Para cualquier director que comienza es un desafío encontrar su propia mirada; nosotras tuvimos que encontrar la mirada particular de cada una y la mirada común”, explica Atán. Queda patente que la han encontrado y repitieron experiencia con el largometraje que estrenan hoy en el Festival de Cine.
“Hay una continuidad simbólica entre La llegada del hijo y nuestro primer largometraje, La novia del desierto. Queríamos poner el foco sobre la mirada femenina en temas que son relevantes, como la soledad, el amor, el duelo, la maternidad o los límites” explica Pivato. Ese foco se aborda en esta ocasión como una disyuntiva que pone incómodo al espectador, ya que, en palabras de Pivato: “No hay una sola respuesta correcta”.
En La llegada del hijo, conocemos a Sofía, una madre sumida en un profundo duelo secreto que debe recibir en casa a su hijo que regresa después de años de prisión. Ella ha criado a su hijo creyendo que lo hacía lo mejor posible, pero se ve envuelta en un conflicto interno en el que su ‘yo’ como madre colapsa cuando choca con su ‘yo’ como mujer.
“Son dos mundos que chocan y ya no hay vuelta atrás. En la película realizamos el ejercicio de ver a Sofía y a su cuerpo como el campo de batalla de esas dos fuerzas”, explica Pivato, a lo que añade su codirectora: “Lo vincular no garantiza el perdón. Tenemos un concepto de ‘maternidad incondicional’, pero la película propone preguntas y reflexiones que solo se completan con la respuesta de los espectadores. Para nosotras esa reacción va a ser el final del proceso y va a completar el sentido de la película”.
La entrevista estuvo a cargo de Iratxe Martínez, del Diario del Festival.
Norberto Chab / Desde San Sebastián