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Todo el cine y la producción audiovisual argentina en un solo sitio

DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Diego Lerman compite en San Sebastián con «El hombre que amaba los platos voladores»: «El mesianismo y las fake news están muy presentes»

Diego Lerman presentará su nueva ficción, El hombre que amaba los platos voladores, en estreno mundial en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián.

Se trata de una producción de Campo Cine situada en 1986, en la que Leonardo Sbaraglia encarna al periodista José de Zer, quien junto al Chango, su camarógrafo, emprenden el viaje hacia La Candelaria (Córdoba) tras recibir una propuesta extraña por parte de dos personajes sospechosos. Al llegar al pueblo no hay mucho que valga la pena analizar allí, tan solo un pastizal quemado en medio de los cerros. Lo que vino a continuación fue la labor de un genio mitómano con un talento oculto: la creación audiovisual de presencia alienígena más recordada de la historia de la televisión argentina.

-¿Qué cuenta El hombre que amaba los platos voladores?

Está inspirada muy libremente en el personaje público de José de Zer, alguien de quien no se sabe mucho, a tal punto que ni siquiera era su nombre verdadero. Trata sobre un hombre que cubre espectáculos y que de golpe, un día de 1986, encuentra una huella en unos pastizales quemados en las sierras. A partir de ahí crea una saga fantástica en la televisión argentina sobre presencia alienígena y genera una psicosis colectiva. La película habla sobre las creencias y sobre el punto de vista: desde dónde se ve o se percibe la realidad y las cuestiones que no se pueden ver ni tocar. Como los extraterrestres, la religión o las creencias.

-No se pueden ver ni tocar, pero sin embargo resultan para muchos muy creíbles y tangibles.

¡Totalmente! En ese aspecto la película tiene algo muy divertido. Hay una zona de comedia, que aparece entre las notas que él hace en ese pueblo perdido en medio de la montaña. De pronto se genera algo inesperado con el turismo, que empieza a crecer. Y empieza a convenirle a la gente. En medio de la farsa aparecen cuestiones más singulares. El personaje se empieza a interrogar si no es un elegido, si no será una señal.

-Deduzco que el mesianismo -tan vigente- es otro de los aspectos de la película, ¿no?

El mesianismo está muy presente. También está presente lo religioso y las fake news. Nuevediario es el origen de las fake news. Era un show de noticias y no un noticiero. Hasta qué punto entretener al espectador era un objetivo donde todo era válido.

-¿Desde cuándo tenías in mente esta historia y de qué forma se pudo plasmar?

Empecé a trabajar el guion antes de rodar El suplente. A veces trabajo guiones en paralelo, sin saber qué va a pasar. Este era para una película muy cara: no sabíamos ni cómo empezar a intentar financiarlo. Pero coincidió con que la gente de Netflix me contactó, interesada en querer hacer cosas conmigo. Me preguntaron qué proyectos me gustaría hacer. Entonces les respondí que era éste, pero en las condiciones ideales: una película de época, con muchos extras y con la participación de la gente de los pueblos donde filmásemos.

La paradoja es que el rodaje se desarrolló en el medio de esta hecatombe de nuestro cine, con la desfinanciación del Instituto y el fomento. Y fue posible porque filmamos por fuera del instituto, financiado por una plataforma, a través de nuestra productora y con el equipo de siempre.

-¿Qué referencias tenías sobre José De Zer y qué te resonaba de la vida extraterrestre?

Me atrae ese mundo. Durante mucho tiempo me fui de vacaciones a la provincia de Córdoba. Ahí hay todo tipo de historias y mucha mitología. En una de esas vacaciones fui a Capilla del Monte junto a un amigo, para estudiar. Ahí conocí un par de personajes que me empezaron a contar estas historias. Tomé notas y empecé a contactar a la gente del lugar.

Yo recordaba la saga de Nuevediario y tenía como referencia a Orson Welles y La guerra de los mundos. Me contaron que empezó a venir gente de todos lados. Hasta se instalaron sectas. Hablé con un exintendente que me contó que fue tan grande el fenómeno que venían sectas y ellos no sabían qué sucedía… quedó instalado que el lugar era energético. Actualmente, es un lugar muy referencial para todos los que trabajan con la energía, a partir del Cerro Uritorco y su mitología. De hecho, cuando Madonna llegó a la Argentina lo primero que pidió es ir a Capilla del Monte antes que a Buenos Aires.

Cuando vi que había mucho caldo y mucha tela y que la investigación crecía, empecé a escribir el guion.

-¿Se puede entender El hombre que amaba los platos voladores como un homenaje a los personajes icónicos de nuestras infancias?

Más que a nuestras infancias es un homenaje a José de Zer. Es un personaje que tiene distintas etapas. Él hizo otro periodismo: cubrió La Tablada y estuvo en distintos eventos. Pero me interesaba puntualmente su rol como cronista de espectáculos, que de golpe quiere hacer algo distinto en el noticiero. Y le incorpora algo de espectáculo, ya que viene de ese universo. De hecho, la película empieza con un musical, con Mónica Ayos como una vedette que tiene una participación espectacular, porque tuvo que aprender un número muy complicado.

Pero tiene que ver con revisitar los 80. Fue la década de las creencias. Todo eso estaba a flor de piel. Después vino una época más escéptica. Ahora ya no sé en qué época estamos, pero estamos en una muy rara.

-Muy rara, casi como los extraterrestres, pero lamentablemente muy terrenal.

Algo de lo mesiánico vuelve a aflorar, ¿no? Como esos líderes que vienen en nombre de fuerzas divinas y prometen mundos inexistentes y utópicos. ¡Milagrosos!

-El protagonista es Leonardo Sbaraglia. ¿Cómo estableciste esa identificación entre él y De Zer?

Con Leo teníamos ganas de trabajar juntos hace un montón. Cuando tuve este guion lo llamé. Me contestó: “No sé cuándo pensás hacerla, pero quiero estar”. Leo está en el 98% de las escenas. Tuvo un desgaste y una entrega increíble, ya que fue un rodaje que se realizó en cuatro provincias, en cuatro lugares distintos, en la montaña, con diferentes temperaturas y en un período largo.

Leo hace un trabajo sensacional. Es una composición casi irreconocible. Obviamente es él, pero está tomado por una energía de otro planeta.

Julia Montesoro

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