Lucía Seles inaugurará el 25° BAFICI (que se llevará a cabo del miércoles 17 al domingo 28) con la comedia School Privada Alfonsina Storni. Es su primer estreno después de Terminal Young, con la que ganó la Competencia Argentina de la versión 2023 del festival porteño.
Su conasgración ocurrió en 2006, en el Festival de Mar del Plata: cuando todavía se llamaba Rocío Fernándes, ganó el Premio a la Mejor Película Nacional con Mujer sin n destino.
Ya en 2022 y como Lucía Seles estrenó en el BAFICI la Trilogía del Tenis (o la “trilogía odio desencadenada”, que promete continuar la saga), compuesta por Smog en tu corazón, Saturday disorders y Weak rangers.
-School Privada Alfonsina Storni es todo un enigma: no hay imágenes, información previa, mucho menos gacetilla de prensa. ¿De qué trata?
Es como un video central de mí misma. Pero cuando se trata de videos centrales, si yo hablo sobre ese video, me hiere. Prefiero no decir nada: que el video hable por mí.
-Que dé cuenta, por sí misma, de qué se trata tu película.
¡Absolutamente! Lo único que sumaría es que considero que soy una de las pocas personas que puede estar a la altura de Alfonsina Storni.
Vivo atravesada por la poesía. Una vez, viajando en un colectivo por Necochea, me crucé con un monumento con una bandera de Chile que decía “Chile: país de poetas”. Usted no sabe la impresión que me causó. Fue desgarrador y a la vez hermoso. Me bajé y grabé mucho ese monumento. Esa grabación está incorporada a este video.
-¿Trabajaste con un guion elaborado previamente o te abriste a la posibilidad de crear nuevas situaciones durante la filmación a medida que aparecían hechos como este que estás relatando?
Yo grabo rapidísima. Y siempre voy con un montón de fragments que quiero que se graben. Siempre son mucho más los fragments que querría que se graban, que los que se van a filmar. Está todo escrito, pero nadie sabe nada lo que se va a grabar, salvo yo misma. Así se desencadenan los videos.
-¿Trabajás siempre con el mismo grupo de gente?
Mayormente sí. Porque nos queremos y nos respetamos. Algunos de los que están en este video son de la otra serie que es la Tetralogía inconclusa odio desencadenada (que ahora son seis partes). Ya nos conocemos: me gusta y me hace mucha ilusión sumar extranjerías. Personas que no se las esperaba a nadie; ni las propias personas que se suman.
-¿De alguna manera también te sentís más segura en ese contexto familiar?
¡Más segura que yo no existe nadie! Es imposible ser más segura que yo en estética. Te juro que no existe nadie. Tengo mis problemas y mis flagelos como montajista, pero nunca pasa por la seguridad.
-Cuando ya decidís cuál es el eje de lo que querés relatar, vas por ahí.
Sí, sí. Usted no sabe lo que quiero y todo lo que grabo. O sea, trabajo como queriendo al infinito lo que hago. Son tantas las cosas que quiero de mí misma que se vuelve muy sencillo. Por este motivo, nadie es más segura que yo.
Sobre eso, me gustaría hacer una aclaración: justo se editó una foto mía con un libro de Idea Vilariño, quien es una persona que respeto muchísimo. Pero me duele aparecer en una foto con un libro porque nunca cito a nadie. Soy una persona que nunca en su vida va a citar a nadie, porque solo dependo de mí misma. Entonces, al aparecer con un libro me relaciono con otras personas que en estética hacen citas. Personas como Godard, por ejemplo. Esas son cosas idiotas que no puedo tolerar.
-Esa forma de mirar el mundo te diferencia. ¿Qué característica propia te identifica?
Siempre estoy concentrada mirando. No sabe lo concentrada que estoy siempre. Para que usted valore más: el sábado a la noche estaba en un hospital acostada y mientras estaba anotando. Tuve una infección, fue una emergencia mientras estaba acostada en una camilla anotaba, como siempre. Aparte estaba recontenta. Fui en el 128 anotando, en el hospital estaba acostada anotando -parecía que estaba escribiendo una novela porque la médica no llegaba más- y después volví en el 160 anotando.
-Cualquiera podría pensar que vivís en un estado de trance creativo.
Esa es la constante. El trance para mí es la interrupción de eso. Y no sabe lo doloroso que es eso, porque estoy siempre concentrada y sometida a mis órdenes.
–Tenés muchos cuadernos y escribís muchísimo.
¡Claro! Soy grafómana, además de guitarrista clásica y bandoneonista. Las personas que más admiro en el mundo son las guitarristas clásicas. Para mí es un insulto comprar a una directora de videos con una guitarrista clásica. La más discretita de las guitarristas clásicas es mejor que una videasta o cineasta siete puntos. Es así. Respeto a los músicos porque sé del sacrificio que implica, lo difícil que es. Aparte, estudiar música es lo más hermoso que hay. En mi caso, es lo que más me cuesta.
En cambio ser grafómana no me cuesta. Estoy todo el tiempo anotando, no sabés lo lindo que es. Ser grafómana es una sensación permanente de bienestar.
-Bienestar para la creación.
De muy chiquita tuve el problema de estar muy encerrada. Por fuera de mis pasiones no distingo otras. Me sucede desde siempre. A veces me doy cuenta de esa deformidad, porque de chiquita no concebía en las demás cosas que a mí me apasionaban.
Julia Montesoro