Alberto Lecchi volverá a encontrarse con su ópera prima, Perdido por perdido, en pantalla grande. En el marco del ciclo Homenajes en el Gaumont, al cumplirse 30 años de su estreno, el lunes 6 a las 19.30 horas se proyectará su primera película, con entrada libre y gratuita.
Perdido por perdido es un policial de suspenso, con producción del propio Lecchi junto a Carlos D’Aria, Cipe Fridman y Luis A. Sartor, protagonizada por Ricardo Darín, Enrique Pinti, Carolina Papaleo, Jorge Schubert y Ana María Picchio.
-Alguna vez nos comentaste que nunca pudiste disfrutar del todo Perdido por perdido por el miedo que tenías. Treinta años después, ¿cuáles son los miedos que perdiste en el camino y cuáles te quedaron?
¡Uy! Voy a corregirme en algo de lo que te dije: disfruté mucho de la película. ¡La quiero un montón! Es como un primer hijo que voy a volver a ver después de 30 años y en un cine con una copia nueva. Quizás sea la última vez que la vea. Va a ser un placer y voy a disfrutar mucho de verla. No disfruté al hacerla porque tenía miedo y nervios. ¡Era una época muy distinta! Era muy difícil hacer cine. Ese año hubo solo cuatro óperas primas argentinas: Lita Stantic con Un muro del silencio; Luis César D’Angiolillo con Matar al abuelito; Marcelo Piñeyro con Tango feroz y yo.
Teníamos alrededor de 30 años y el gran diario argentino, cuando se estrenó la película, habló de “el nuevo cine argentino”. ¡Imaginate si cambió todo! Hoy los directores nuevos tienen entre 20 ó 25 años.
-Prácticamente no había producción y muchos de ustedes tenían que empeñar sus bienes para poder hacer una película.
¡Sí! Cuando digo que figuro como productor de esa película es porque no cobré absolutamente nada y porque puse la casa como garantía para poder hacerla. En ese momento el crédito te lo daba el Banco Nación, pero había que pagarlo. Si te iba mal, ¡era un riesgo muy grande! Luis Sartor, que fue el productor ejecutivo de la película, y yo pusimos nuestras casas como garantía para para sacar el crédito.
¡Claro que tuve muchos nervios y miedo! Recién después del estreno me di cuenta de que la película funcionaba. Y además anduvo por el mundo. Funcionó tan bien que creo que eso me permitió hacer la carrera que hice: tengo trece largometrajes y muchas series. Cuando las primeras las primeras películas tienen un buen resultado, exitoso -y cuando digo “exitoso” no lo digo solo comercialmente sino cuando es reconocida como obra-, es más fácil hacer la carrera. Por eso la quiero mucho. Y me alegra que el Instituto de Cine haya abierto las puertas para volver a exhibirla después de 30 años.
-Perdido por perdido marcó también un cambio en la carrera de dos grandes actores: Darín, entonces identificado como comediante y Enrique Pinti, emparentado con el humor. ¿Ese fue un riesgo que asumiste concientemente?
Sí. Ricardo era un actor de telenovela, digamos. Él dice -yo nunca lo mencioné pero voy a repetir lo que dice-, que es la primera película que le mostró el camino. Enrique, hasta esos momentos, era un comediante absoluto y era su primer papel serio.
-Estaba fascinado con la película y con la experiencia. Me consta porque me lo dijo en más de una oportunidad.
¡Sí! Los dos son muy agradecidos. Carolina Papaleo también. Ella era actriz de telenovela. Me acuerdo que cuando viajaba con la película, todo el mundo me preguntaba quiénes eran ellos dos, quiénes eran los de la parejita. De hecho, sirvió para que Arturo Ripstein me pidiera el teléfono de Carolina y la llamara para hacer una participación en una película.
-Perdido por perdido tiene un eje argumental que –lamentablemente- sigue en vigencia.
¡Sí! La película es totalmente actual porque habla de la hiperinflación y de cómo una pareja quiere salvarse en esos momentos. Quienes no la vieron, no van a encontrarse con una película con una temática antigua.
Julia Montesoro