Magu Schavelzon es, junto con Pablo Piedras, la fundadora de Gong Cine, casa productora que se lanzó al mercado con Amigas en un camino de campo, de Santiago Loza.
Protagonizada por Eva Bianco y Anabella Bacigalupo, se trata de una reflexión sobre la amistad y el paso del tiempo, explorando la relación entre el cine y la poesía a través de la lectura de poemas de Roberta Iannamico.
“En tiempos tan complejos como los que vivimos, necesitaba hacer una película sobre los vínculos afectivos y las despedidas. Una película en invierno. Un pequeño cuento, donde lo extraordinario irrumpe en un día común. Un paseo cotidiano que tal vez pueda ser el último”, detalló su realizador, Santiago Loza.
Estrenada en la primera semana de agosto y exhibida en la sala Lugones, el cine Gaumont y la sala El Cairo de Rosario, Amigas en un camino de campo se exhibe hasta el miércoles 30 en el Cine Gaumont a las 13 hs. y desde el jueves 31 se presentará en la sala Hugo del Carril de Córdoba. Además, en septiembre volverá a presentarse en la sala Lugones, con funciones el domingo 3 a las 18 hs.; el sábado 9 a las 21 hs; el domingo 10 a las 18 hs.; el viernes 15 a las 19.30 hs.; el sábado 23 a las 19.30 hs. y el sábado 30 a las 19.30 hs.
-¿Cómo fue el vínculo entre vos como productora y Santiago Loza para una obra como esta tan personal, realizada además en plena pandemia?
Conocí a Santiago a partir de esta película. En marzo de 2021 comenzamos a trabajar con Pablo Piedras en la productora Gong Cine, pensando en un tipo de realización y diseño de producción distinto, independiente, fuera de los circuitos tradicionales. Como primera película, Pablo quiso trabajar con Santiago, porque él hace un cine relativamente parecido a lo que nosotros proponemos. Y también teníamos una necesidad económica y pandémica de hacer algo chico y cuidadoso.
Pablo le contó que teníamos una financiación privada para hacer una película chiquita. Santiago desde hacía un par de años estaba interesado en la poesía. Desde ese momento empezó a escribir junto con Lionel (Braverman). Nos trajeron un tratamiento que luego se convirtió en el guion.
Así conocí a Santiago: tuvimos un encuentro presencial y después fueron miles de charlas por Zoom. Me encantó lo que nos presentó: esta idea de estas dos amigas y del duelo estaba todo planteado desde el principio. ¡Y de la poesía!
-¿Cuál era el plan que propusiste?
La premisa era tener dos semanas de rodaje, fuera de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, donde había más contagios. Debía ser una película de poca gente y exteriores, para que fuese realizable: la pensábamos para el invierno de 2021 y si bien en ese momento un poquito empezaba a abrirse no sabíamos qué iba a pasar y no queríamos tener que suspenderlo.
-¿Cómo se filma la poesía cuando te plantea que tiene un lugar esencial en la película?
Hubo muchas charlas y coordinación entre las áreas, con Santiago y Eduardo Crespo, que además de ser su director de fotografía es director. Trabajaron mucho sobre la idea de cómo contar la película y la poesía. Notamos que la poesía se cuenta con la voz en off de la protagonista leyendo los poemas, se cuenta mucho en imágenes -hay imágenes que son poéticas en sí mismas- y (esto le pareció lindo a Santiago) esa especie de taller de poesía de las chicas recitando a cámara en todo momento. Fue una apuesta. No sabíamos cómo iba a quedar. Pero creo que funciona: a la gente le llama la atención.
-La poesía es un elemento muy presente. Incluso la autora, sin estar, es otro componente más de la historia.
Sin estar, está: se la nombra, se pasa por su casa. A mí y creo que a todo el mundo le llama mucho la atención al tema de la poesía y lo rescata. Pero sobre todo me encanta algo que tiene Santiago y sabe hacer muy bien, que es el vínculo entre mujeres. Por lo menos fue mi primera mirada, que además era en mi computadora, sola, en casa, en pandemia, sin tener vínculos con los otros. La primera vez que vi la película me impactó esta mujer hosca y amorosa a la vez y me hizo repensar el vínculo con mi madre, con mis hijos, con mis amigos. Siento que hay algo de lo vincular muy valioso.
-¿Por qué esa poeta y ese lugar?
Santiago y Lionel lo decidieron. Nosotros sabíamos que queríamos un lugar de sierras. Después las cosas se fueron dando un poco mágicamente, como el hecho de que Roberta (la poeta) viva en Sierra de la Ventana. Eso nos llamó la atención y nos decidió a ir a su lugar. Si bien ella no participa ni se la ve, estar en su lugar tenía un alto valor simbólico. También de casualidad nuestra directora de arte, Erika Vollers, conoce el lugar: vive ahí y es amiga de Roberta.
La decisión de Santiago era, a través del poema como eje principal, un camino en un día de campo. A partir de allí se le ocurrió la historia del meteorito. Fuimos buscando un recorrido en las locaciones para que ese día sea visualmente bello.
-¡Participaste en las instancias de rodaje o te encontraste con la película terminada?
Estuve muy desde el principio desde un rol de producción ejecutiva o dirección de producción. Por un tema pandémico no viajé porque la idea era que fuera la cantidad mínima posible. Primero elaboré un diseño de producción, con armado de presupuestos y días de rodaje. Contrariamente a lo que se suele hacer, pensamos hacer la preproducción directamente en la locación, en lugar de Buenos Aires. Fue una producción muy chiquita y acotada. Mandamos a todo el equipo técnico una semana antes, aunque no tuviera trabajo, para que se arme una burbuja ante la probabilidad de contagios. No queríamos que un recién llegado pudiera contagiar cuando estuvieran en mitad de rodaje o con la preproducción avanzada. No había mucho margen. Y si de última llegábamos una semana antes y alguien se contagiaba, teníamos tiempo de que pudiera ir otra persona.
-¿La película es como dicen los manuales de Hollywood del productor o en el caso de Amigas en un camino de campo es tan personal, que es solo del director?
Podemos hablar de que los derechos son del productor y en una cosa más monetaria -por decirlo de alguna manera- que lo autoral es del director. Pero por mi manera de ser, intento que sea compartida. Creo que es de todos, de un equipo de trabajo. Hay películas que se pueden hacer de a una o dos personas, pero aunque sea muy chiquita, siempre hay un equipo colaborando y uno necesita del otro. Y también siento que hay momentos de la película donde tracciona más uno y viceversa.
En el rodaje la película es de Santiago, plenamente. Pero él y cualquier director piola te diría que no, es de un equipo que está trabajando. Hay un sonidista, un director de fotografía, actrices ¡que además son sus amigas!
Después, en la posproducción el productor por ahí se suele meter más, coordinando entre todas las áreas. En el momento de finalizar la película los productores estamos mucho más presentes para que todo siga adelante.
Julia Montesoro