Marcelo Altmark, director artístico del 1º Festival Internacional de Cine de la UBA, que se llevó a cabo en la FADU, el Cultural San Martín y el Cine Cosmos y que concluyó el domingo 30, reflexiona sobre la importancia de esta muestra, tanto en el marco académico como para el público amante del cine.
-En el discurso de clausura, el director general del FICUBA, Ricardo Alfonsín, expresó que la convocatoria había superado todas las expectativas. ¿Cómo fue ese tránsito de la expectativa a la realidad, qué viste en los seis días que duró el Festival?
Ricky tiene razón. Hay que decirlo, fue un gran conductor del festival, porque hasta diez días antes del comienzo ¡no sabíamos qué iba a pasar!
-¿Por qué?
Habíamos hecho todos los esfuerzos y pensábamos que la gente iba a participar en la enorme cantidad de actividades que teníamos; las películas, el seminario, lo que se hizo en FADU y los homenajes. Pero hasta que no lo ponés en práctica no sabés cuál va a ser la respuesta. Y la respuesta nos sorprendió. Se vio un movimiento enorme que superó nuestras expectativas.
-¿Por ejemplo?
Las colas para ver películas. Me conmovió el público que fue al Cosmos a ver Relatos salvajes presentada por Damián Szifron, una película que todos hemos visto. O las presentaciones de (Adolfo) Aristarain y (Héctor) Olivera, gente que ha hecho grande nuestro cine. Por otro lado la repercusión que hubo en el seminario, con cinco mil inscriptos. Eramos muy optimistas: sabíamos
que Lucrecia (Martel) y Alex (De la Iglesia), aunque fuese virtual, eran convocante. Tanto como (Sergei) Loznitsa y dos grandes directores como (Enrique) Piñeyro y (Mariano) Llinás. Y la verdad es que…bueno ¡todo funcionó muy bien!
-¿Ese no era el objetivo?
Uno de los objetivos de todo festival -o de toda actividad que hace la UBA en este caso-, es llegar a la comunidad. Que se pueda compartir esta actividad. Nosotros hicimos un festival desde la universidad para los universitarios, pero también para la comunidad. Teníamos fe: dábamos como una posibilidad cierta que tanto los estudiantes de cine como los profesores iban a participar en las actividades. El resultado final superó la expectativa.
–¿Hubo algo que te llamó más la atención?
Es difícil precisarlo. En los días posteriores al festival lo pensé bastante… Nosotros presentamos dos películas: la de inicio (The natural history of destruction), un hallazgo de quienes nos ayudaron a programar. Es una película durísima sobre los bombardeos, sobre la destrucción que produce la guerra. Y hubo lleno total. Y la del último día (Simone, la mujer del siglo), sobre Simone Veil. Es una personalidad europea que pasó por el Holocausto y después dedicó su vida a la política: llegó a ser presidenta del Parlamento europeo, creó la ley del aborto en Francia. Es una personalidad extraordinaria, de una profundidad conmovedora. Me conmovió. Porque esto era lo que queríamos. Queríamos hacer un festival que estuviera lleno, que se viera, que las actividades sean motivadoras, donde participaran nuestros profesores, nuestros estudiantes, nuestros graduados. Pero sobre todo, queríamos difundir estas ideas de la democracia: esta idea de la libertad, de construir, de que la guerra es mala. No por casualidad el festival era cine y democracia.
Estas dos películas nos hacen sentir muy contentos, muy orgullosos. Se pueden hacer cosas masivas, con mucha participación de todos, de mucho disfrute y también planteando valores como la solidaridad, la libertad, el respeto, la democracia. Y en dos películas tan distintas.
-Fue un homenaje al cine, en definitiva.
Fue una de las cosas que más me gustó. Pudimos hacer lo que realmente queríamos y fue muy disfrutado por todos. Vi todas las películas. También fue un bien reconocimiento los premios otorgados. Coincidí con los fallos. Me sentí muy feliz y conmovido.
-Volvamos al discurso de clausura. Ricardo Alfonsín anunció la realización de la segunda edición para el año próximo, Si hoy fuese el primer día de trabajo para llevar adelante el festival, ¿por dónde empezarías?
¡Qué buena pregunta…! Como decía el muñeco Gallardo, el primer eslabón es un equipo que funcione. Acá hay un equipo. Siempre me sentí muy acompañado. Muy bien conducido por Ricky. Y los que estábamos haciendo cada uno su función tiramos para adelante. Nos mirábamos y sabíamos que estábamos en el mismo barco y que íbamos a llevarlo de una orilla a otra. Esa es la clave: un buen equipo de gente. Y sin ninguna duda, el apoyo de nuestra FADU, que fue fundamental. Y de la UBA y los profes de mi carrera.
Muchos me dijeron después que tenían dudas de que el festival saliera bien. ¡Nosotros también! Pero eso no lo podíamos decir (Risas).
Julia Montesoro