El viernes 1 de septiembre se inaugura la 9ª edición del Festival Internacional de Cine de las Alturas, dependiente del Instituto de Artes Audiovisuales de Jujuy, que se llevará a cabo hasta el domingo 10 y que contará con una modalidad mixta que le permitirá llegar a los países andinos participantes y, además, realizar actividades presenciales en la provincia de Jujuy.
Daniel Desaloms, su director artístico, presentó recientemente la programación del Festival (ver GPS Audiovisual), en la que participarán doce largometrajes en la Competencia Internacional de Ficción y doce en la Competencia Internacional de Documental, más doce títulos en la sección competitiva Cortos del NOA y ocho work in progress.
-Después de ver la programación surge preguntarte cuánto te costó llegar a esta selección final. ¿Cuáles son los factores que te guiaron para llegar a la misma?
En principio, el criterio que le dio sentido a este festival. Su esencia, su objetivo más importante es difundir el cine de los países andinos.
Sigue siendo el único festival de cine que comprende a Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y Argentina, los países que conforman esta familia de cine que nosotros hemos decidido planteárselo como proyecto a la provincia. Gracias a la provincia, al apoyo que nos dio en estos años, pudimos crear una red de contactos, de vínculos con directores y creadores, actores, actrices, productores, que le dan a este cine un rasgo tan especial.
Este año seguimos absolutamente con la misma premisa. A partir de allí, uno descubre cada año cómo se producen y se realizan cada vez mejores películas. Cuando empezamos con la primera edición, en 2014, fue asombroso ver la reacción de la gente cuando iba al cine y se encontraba con una película de Perú, de Colombia o de Bolivia, países de los que nunca habían visto nada en su vida. Somos hermanos, formamos parte del mismo continente, tenemos una gesta de la independencia que nos unió de hace más de 200 años y sin embargo desconocemos el arte del cine con países que están al lado nuestro.
-¿Hay más o menos producción en relación a años anteriores?
En general, los países andinos no tienen una política que promueva y financie como lo hacemos en Argentina con el INCAA. El criterio es mucho más selectivo y es más difícil acceder a apoyos. Los hay, pero en una escala de producción de unas 10, 12, 15 películas por año. Acá hemos llegado a tener 300 películas estrenadas en Argentina, en años más o menos gloriosos del INCAA y es una diferencia notable.
Sin embargo, esta pequeña producción ha permitido desarrollar grandes talentos y no ha inhibido que se realice un cine de extraordinario nivel, que actualmente es parte de los festivales internacionales.
De hecho, hay una directora de enorme talento, reconocida en todo el mundo, la ecuatoriana Ana Cristina Barragán, que estrenó su primera película en el Festival en 2017. Y vamos a tener su última película en la próxima edición.
-¿Hay alguna afinidad temática entre las películas seleccionadas para esta edición?
No, no. Nunca lo hicimos. Quisimos escaparle a lo folclórico; a que hubiera un cine enmarcado solamente en los Andes, con habitantes de los Andes. Este es un cine que tiene diversidad de géneros, como thrillers o comedias, como cualquier industria en el mundo. Por eso no le dimos ninguna peculiaridad: solamente nos exigimos en reconocer el talento, buscando películas que tengan valor y jerarquía. Esto ha sido la máxima desde siempre y este año será igual.
-Cada edición está dedicada a una especialidad diferente. El año pasado se pensó en el documental. ¿Está definido cuál va a ser la de este año?
Va a ser el único festival de este continente que va a presentar series. Es un género interesante, porque la serie y el streaming -y las grandes compañías que producen- fueron en un momento visualizados como enemigos de la industria de cine independiente. Después se fue integrando la producción de series al consumo del público, y además le dio trabajo a tanta gente en nuestros países, por eso empezó a mirarla como un amigo.
La gente que uno conoce está trabajando en series, no en películas. Lo teníamos pensado hace tiempo, pero este año vamos a empezar a darle un espacio a propio. Para que el público que asiste a la sala conozca y dialogue con los guionistas, con los actores, con los productores. Para que estos cuenten cómo se construye, se imagina y se produce. Nuestro invitado de este año será El encargado.
-Varias películas y series de los últimos años se rodaron parcial o totalmente en la provincia de Jujuy. ¿Creés que el Festival tracciona ese interés?
Hay mucho rodaje. Lo hay permanentemente. Y el disparador es el festival. Que se instaló en una provincia sin ninguna visibilidad desde el punto de vista cinematográfico, salvo algún director, como el caso de Miguel Pereira, actualmente el cineasta más importante de Jujuy y uno de los más importantes de la Argentina. Era el único referente y el más notorio. El festival disparó el interés del público jujeño –que asiste a sala llena a ver el cine independiente de la región-, que empezó a habituarse a consumir cine andino de otros países.
-Las actividades especiales son otro foco importante del Festival. ¿Están trabajando sobre algunos ejes?
Habrá muchas. En principio destaco El encargado, porque es una serie que vieron millones de personas, tiene millones de visualizaciones. Tiene un nivel y una calidad increíble. De hecho, en septiembre empiezan a producir la segunda temporada. Se va a generar un importante ida y vuelta entre sus productores y guionistas con el público.
El Festival tiene una oferta con muchos talleres formativos, con figuras de gran jerarquía, que son gratuitos. Es una oportunidad única para formarse.
-Terminaste la programación y se anunció oficialmente. ¿Qué sucede inmediatamente después, desde el punto de vista emocional?
Es un momento de alegría y ansiedad. Cada Festival siempre es el primero. Por más que tengas nueve años siempre está la expectativa y la incertidumbre de lo que va a pasar con el público, con las películas. Recién cuando la gente empieza a llenar las salas completo el círculo y puedo decir que estoy feliz.
Julia Montesoro