Marcelo Schapces y Pedro Lijerón Vargas son los productores de Sebastián Moro, el caminante, documental de María Laura Cali, que se presenta en el cine Gaumont hasta el miércoles 14, con funciones diarias a las 17 hs. y en la sala Malba, los domingos de junio a las 20 hs.
Sebastián Moro, el caminante es una coproducción entre Argentina y Bolivia. Por Argentina, Barakacine y la mendocina Buda Casa Productora y por Bolivia, Fundación Grupo Ukamau.
En noviembre de 2019, el periodista mendocino Sebastián Moro fue hallado seminconsciente en su domicilio en La Paz, Bolivia. Por esos días se vivían horas de tensión y violencia política, en medio de una asonada contra el gobierno de Evo Morales. Tras pasar una semana en coma, Moro murió en una clínica de la capital boliviana. La versión oficial estableció que su muerte se debió a un ACV. Pero su cuerpo tenía signos de violencia.
–Sebastián Moro, el caminante, recupera el hálito del documental político: con testimonios, recreaciones, documentación, archivo fílmico y la voz en off del mismo Sebastián Moro. ¿Decidieron producir esta película sabiendo que contaban con esos elementos o aparecieron en el camino?
Schapces. María Laura Cali conoció a Sebastián en Bolivia en octubre de 2019, antes del golpe en el proceso de elecciones. Se hicieron amigos. El la entrevistó en su programa en Radio Comunidad a raíz de su documental anterior. Luego pasa lo que pasa con el golpe: la muerte de Sebastián. María Laura decide enseguida –ya a finales de noviembre-, hacer una película. Contacta a la familia de él en Mendoza, que recién estaba volviendo de Bolivia a traer las cosas. Allí se entera de que hay muchos audios de WhatsApp. A partir de ese momento decide que va a ser la forma de devolverle la voz a Sebastián.
Lijerón. En el momento en que Marcelo y María Laura me presentaron el primer escrito me sorprendí mucho: ahí se sentía que la película iba a tener un relato de archivo, también con respecto a la voz en off de Sebastián. Decidimos sumarnos de inmediato desde la producción en Bolivia, desde la fundación Grupo Ukamau. Nos sentamos a trabajar en conjunto. Nuestro primer desafío fue conseguir un director de fotografía y un sonidista que conocieran de lleno la ciudad: como se sabe, Sebastián caminaba constantemente la ciudad, y nosotros queríamos reflejar eso en la película.
El trabajo en conjunto entre los directores de fotografía de Argentina como de Bolivia -en el caso de Sergio Bastani-, fue clave para apoyar esta parte creativa que necesitaba María Laura. Así se pudieron recrear estas escenas que no existen y que van de la mano de esta voz poderosa que tiene Sebastián mientras, mientras va contando a la familia lo que está pasando, en lo personal y en lo político, durante esos días tan fuertes cercanos al golpe.
-La película está focalizada esencialmente en esos días. ¿Querían darle el contexto político?
Schapces. Transcurre en los días previos, entre el 10 de octubre y el 10 de noviembre de 2019. Desde allí parten los flashbacks o incluso algunos flash forwards. El núcleo central es ese mes previo a las elecciones y los días posteriores, reflejando el golpe.
-Hay una gran búsqueda de material de archivo, pero también de reconstrucción del hábitat de Sebastián. ¿En qué consistió el trabajo?
Lijerón. María Laura y el equipo de producción en Argentina hicieron una recolección muy grande del archivo de noticieros. En Bolivia esa búsqueda fue muy compleja. Se hizo un trabajo en conjunto muy interesante.
En lo que corresponde a la recreación de la casa de Sebastián y las locaciones en la ciudad, hubo un rodaje intenso en La Paz. Conjuntamente con María Laura y el director de fotografía se decidió qué se iba a mostrar a partir de lo que venían construyendo a través del guion ella y Marcelo. Por eso fue súper importante ir al lugar y reconocer ese espacio.
-¿Qué complejidades surgieron que hubo que resolver en la recreación?
Lijerón. Hubo que encontrar un actor que pudiera hacer de Sebastián. Nos costó esa búsqueda por el aspecto. Además, uno de los desafíos más grandes que tenía María Laura era que quería trabajar con el vestuario, la vestimenta que nos había proporcionado a las familias. Mucha ropa que Sebastián tiene en la película y que se ve en las fotos, es la misma que utilizó el actor que lo interpretó.
-¿Por qué consideran necesario visibilizar la historia de Sebastián Moro?
Schapces. América Latina toda, pero particularmente la Argentina tiene una triste tradición de víctimas, de muertos, de caídos en distintos momentos de represión. Sea en la última dictadura militar -donde obviamente se cuentan por miles-, o lo que posteriormente sería el enfrentamiento en La Tablada, en Villa Martelli, los días del 2001, el caso Cabezas, Santiago Maldonado o Rafael Nahuel. Muertos por violencia política, por violencia institucional o la mezcla de ambos.
El caso de Sebastián es muy particular porque Argentina estaba cambiando. Tuvo un proceso eleccionario al mismo tiempo que Bolivia, en tanto había un cambio importante de gestión de Mauricio Macri a Alberto Fernández. Era un momento de transición. En un primer momento se negaba el golpe de Estado. Entonces la muerte de Sebastián quedó como en un cono de sombras, en segundo plano. Para nosotros -para María Laura en especial-, era fundamental devolverle la voz y la presencia.
-Al contar con esos elementos, ¿cómo se plantearon narrativamente devolverle la voz y la presencia?
Schapces. Buscamos relatar a Sebastián como un personaje en vida porque ahí es donde están las razones por las cuales él encuentra un destino trágico, como el que finalmente se cruza en su camino. No es simplemente porque “algo habrá hecho”. Sebastián cuenta lo que él hace en vida, que es la razón por la cual termina como termina. Nosotros necesitábamos sentir que se le hacía justicia de esta forma. Es nuestro aporte al proceso de verdad y justicia que lleva la familia.
Julia Montesoro