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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Miguel Kohan y Wara Calpanchay, director y protagonista de «El despenador»: «La película abrió nuevas posibilidades a la comunidad indígena»

Wara Calpanchay es música, violinista y actriz. Hace diez años, cuando tenía 8, se trasladó desde la localidad de Susques a la ciudad de San Salvador de Jujuy para estudiar Artes. Es la coprotagonista de El despenador, la primera ficción de Miguel Kohan estrenada en mayo, que se presenta en salas.

El despenador es una producción de Vertiente Cine y Dida Films, con el apoyo de la Comisión de Filmaciones de Jujuy, que trata sobre Raymundo (Rubén Fleita), un antropólogo que investiga a El Despenador, un personaje andino cuyo oficio es terminar con la vida de las personas enfermas que no se mueren utilizando la técnica de un abrazo certero, evitando así contagiar la muerte por el aliento, una creencia arraigada en una zona de La Puna en Jujuy.

Durante el viaje se involucra en celebraciones, rituales religiosos, entrevistas, y observaciones vinculadas al personaje surgiendo interrogantes de un duelo reciente no resuelto. Mientras se pregunta por los motivos que lo llevan a realizar ésta investigación en una zona desértica, árida y a 4 mil metros sobre el nivel del mar, descubre que el destino al viajar nunca es un lugar sino una nueva manera de ver las cosas.

-Miguel, ¿cómo llegaste a Wara? ¿Cómo fue el proceso de selección para El despenador?

Miguel. El caso de Wara fue muy especial: cuando inicialmente pensé el proyecto, sin conocerla, tenía una imagen muy certera de su physique du rôle. Uno siempre imagina los personajes y después se va amoldando a la realidad. Lo cierto es que tenía una foto de referencia ¡y era casi igual! Cuando hicimos el casting de la película -yo lo llamo milagroso-, así como la primera persona que apareció en el casting en relación al protagonista (a Raimundo, el antropólogo) fue Rubén, con Wara pasó algo similar.

Una de las condiciones del personaje era que debía ser alguien del Norte familiarizado con la hacienda y con los animales. Los colegas y gente que trabaja en la región me habían advertido que era muy difícil que apareciera alguien familiarizado con los animales y con la hacienda que esté dispuesto a estar frente a una cámara o sostenga la mirada. La primera persona que vino al casting fue Wara. Cuando en un momento le pregunté qué hacía los fines de semana me dijo que solía estar con la hacienda. Y luego tuvo una performance excelente en el casting. ¡No lo podía creer! ¡Las dos primeras personas de los roles principales se definieron enseguida!

-Wara, fuiste directamente la primera elegida en el casting. ¿Qué pasó con vos desde ese momento?

Wara. El despenador me cambió la vida en muchos sentidos porque me permitió adquirir una experiencia muy distinta. Antes había participado de algunos cortometrajes, pero nunca con un equipo de rodaje como el que tuvimos. Mi primera sensación fue de asombro –ahora tengo 18, en ese momento era más chica-. Y sobre todo, porque viví aquello que me imaginaba cuando era pequeña, aunque nunca lo había visto: las cámaras, los micrófonos, el guion. Después de grabar quedé más atenta a cosas que antes no le daba tanta atención y encontré respuestas con relación a mi trabajo.

-¿Cómo se desarrolló la experiencia de trabajo en la altura y con una adolescente?

Miguel. Inmediatamente hubo muy buena conexión con ella y con la familia. El papá también vino al casting, que se hizo en la ciudad de Jujuy, y conectamos muy rápidamente. En ese mismo viaje recorrimos otros lugares como Yavi, La Quiaca o Abrapampa. Al regreso me invitaron a que conociera la finca donde Wara se crió, en las afueras de Susques. Quedé deslumbrado con el lugar y con la casa.

-Wara, ¿la experiencia sirvió para conectarte con tus raíces?

Wara. Sí. Es un tema de conversación que surge con otros chicos de las comunidades. Estas posibilidades -este tipo de actuaciones, o cantar o bailar, siendo una chica de una comunidad indígena- no solamente representa un logro personal sino colectivo. Cuando era más pequeña no veía a muchos chicos como yo representados en el cine. Y ahora lo hay y sé que otras chicas, que tienen una capacidad enorme de actuar, cantar o bailar en las comunidades. Susques está repleto de artistas. Y esto también nos da apoyo. Es como decir que si yo pude, alguien más puede. Y también es abrirle a posibilidad a otros directores o directoras que se animen a conocer a otras personas de las comunidades.

-¿El despenador reforzó tu vocación de actriz?

Wara. Sí. Comencé cuando tenía 8 años en un cortometraje que se llamaba Catherine y el sol, donde tenía un personaje secundario. Me imaginaba lo que era la actuación, pero el papel que tuve me enseñó mucho. A tratar de memorizar textos, a soltarme un poco más en cámara. Además, gracias a este proyecto se fueron abriendo otras puertas. Es como una nota más en el cuaderno.

Julia Montesoro

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