La investigadora Julia Kejner es integrante del Ente Cinematográfico de Neuquén y a través del organismo es la referente de la Cinemateca y Archivo de la Imagen Patagónica, el primer centro de documentación audiovisual público de la región, inaugurado en la ciudad de Neuquén el 27 de octubre, en coincidencia con el Día Mundial del Patrimonio Audiovisual.
Con el impulso de la Ley de Fomento de la Industria del Cine del Neuquén N° 3094-2017, desde el ministerio de las Culturas de Neuquén se emprendió la iniciativa de crear la Cinemateca y Archivo de la Imagen Patagónica para resguardar el patrimonio audiovisual regional y convertirlo en una fuente accesible con fines académicos y de producción audiovisual.
-¿Cómo fue tu llegada al proyecto de la Cinemateca patagónica y qué te decidió a involucrarte en este proyecto?
Estaba terminando mi carrera de grado en Comunicación Social en la Universidad del Comahue y se me ocurrió investigar la historia del cine regional. Advertí que era difícil encontrar archivos públicos en la región. Tanto en Río Negro como en Neuquén, terminaba consultando espacios privados, o de algunas personas que habían producido esas películas y generosamente las compartían. Armé mi propio archivo de investigación para poder hacer mi tesis, pero sentí que era necesario que lo conocieran otras personas. Y en formato audiovisual, que no era lo mismo que leer una tesis.
-¿Cuál fue tu hallazgo más significativo?
Me pareció asombroso descubrir que había cine en la Patagonia desde los años 50, hecho por gente que residía allí. Desde ese encuentro en adelante, siempre tuve presente la idea de gestar un archivo. En estos últimos años se dio la posibilidad de trabajar en el Ministerio de las Culturas de Neuquén. Desde octubre de 2022 nos pusimos a trabajar para que sea posible la Cinemateca.
-¿En qué consiste el patrimonio de la Cinemateca de la Patagonia?
Partimos de lo que hay en el archivo histórico de la provincia: películas en 16 mm y en super 8. La mayoría son cortometrajes o audiovisuales de televisión. Está la colección completa del noticiero Panorama Regional, muy interesante como documento social. También una película sobre los cien años de la mal llamada Campaña del Desierto. Y muchísimo material de prensa del gobierno, que dan cuenta de las obras públicas. Inventariar una parte pero falta un porcentaje importante por visualizar. Y todavía falta ver el material diseminado en archivos de privados.
-¿Qué esperás encontrar en futuras búsquedas?
Por mis trabajos anteriores en la universidad, advierto que aun falta localizar mucha ficción. También ensayos experimentales. Hay películas hechas por cines comunitarios en una ciudad muy pequeña llamada Las Coloradas. Hay material que quedaron en manos de familiares de productores y desconocen que está en condiciones de ser visto.
-¿Cómo se conforma una Cinemateca? ¿Qué se busca?
Es una de las preguntas más difíciles para un archivista. ¿Cómo se elige lo que pasa a ser patrimonio? Los criterios siempre son arbitrarios y la constitución de la institución termina por delimitar lo que se guarda.
En este archivo, inicialmente tenemos una delimitación geográfica: todo material vinculado con la Patagonia debería ser incorporado a este espacio. Otra delimitación debe ser la no redundancia de estos materiales, por las posibilidades físicas que tenemos para almacenar y en condiciones de preservar.
-¿Qué tiene este archivo audiovisual fuera de lo audiovisual?
Hay guiones de los noticieros. Noticias de prensa que dan cuenta de cuáles eran las pantallas de los cines de esos años: escuelas, barrios, un circuito que no tiene nada que ver con las pantallas tradicionales.
También afiches. La colección entera del concurso de cine de Cipolletti que se hizo por primera vez en 1984. El cine no es solamente la producción sino también la distribución. Sería ideal sumar las entrevistas a realizadores fallecidos.
-Las primeras imágenes de comunidades y paisajes rurales fueron rodadas por el aficionado al cine de Cipolletti Lorenzo Kelly. Un nombre a descubrir en los grandes centros urbanos del país. ¿Cuánto de todo ese material fue recuperado y está a disposición en la Cinemateca?
Hace algunos años, un grupo de investigadores venimos trabajando fuertemente para armar su filmografía. Pero los realizadores de la región eran muy generosos: después que proyectaban sus películas las regalaban. Por ahora hay un archivo en el que están trabajando su hijo con un investigador de la Universidad de Comahue: lograron más de 60 películas, que están guardadas en la Universidad. Kelly trabajó con otro pionero, Carlos Prokopiuk. Nuestra intención es intercambiar materiales con otros archivos, con el objetivo de hacer ciclos de cine y contextualizar sus obras.
Hay un libro de 2020 que reconstruye la biografía de Jorge Prelorán. Un capitulo habla de la relación entre ellos: formaron una tríada que además de enseñar tienen ciertas marcas estilísticas. Hay cartas e intercambios entre los tres.
-Se cumplieron 100 años desde el primer registro visual de la Patagonia, a cargo del pionero Federico Valle. Fue Hacia el fin del mundo, de 1921. ¿Hay datos sobre la existencia de ese registro fílmico? ¿Qué material de esos años pudo localizarse?
Sobre el período anterior a los años 50 sabemos que hay en el Museo del Cine. Hay libros que dan cuenta de cómo se va filmando en la región. Pero todavía no encontramos material audiovisual.
-¿En cuánto tiempo se armó el Archivo?
Un año. Antes estaba el Archivo Cinematográfico de la Provincia, pero como depósito; sin inventariar, sin ningún orden y sin resguardo. Esta es la primera acción significativa en términos de preservación audiovisual. Y forma parte de políticas culturales que nos da mucho aliento.
-Mirando hacia atrás, ¿qué obstáculos debiste superar para llegar a este resultado?
Cuando empecé a investigar cine regional los comentarios eran: “¿Hay cine regional?” “¿En serio?” “¿Cuánto da ese tema para hacer una investigación?” Peleé 10 años para convencer de que había producción y que valía la pena. La región no era solamente una tierra de promisión desértica donde no había productos y narrativa; simplemente no se conocían. Ahora dimos el primer paso.
Julia Montesoro