La reparación, documental de Alejandra Perdomo sobre los abusos en infancias y adolescencias, cuenta entre sus numerosos testimonios con el de Celeste Mac Dougall, docente feminista y especialista en Educación Sexual Integral, e integrante de la Red de Docentes por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
La reparación se presenta de jueves a domingo en el Centro Cultural San Martín, en el marco del ciclo Espacio Documental.
-¿Cómo fue tu primer acercamiento a Alejandra Perdomo?
Nos conocimos un 8 de marzo en Barcelona, en una movilización. Ella estaba viajando y yo, estudiando. Me contó que estaba en el proceso de hacer Cada 30 horas. Como con otras compañeras con quienes nos cruzamos en la lucha, tenemos una relación muy fuerte que tiene que ver con encontrarse en las calles. Cuando surgió La reparación, convocada por el espanto de la problemática del abuso sexual en la infancia y adolescencia, me entrevistó desde mi lugar de docente y especialista en estas temáticas.
-¿Qué te decidió a participar en la película?
En temas que son tan profundamente violentos y estructurantes del patriarcado, como el abuso sexual o los femicidios, las feministas tenemos en claro que cualquier oportunidad para poder hablar, donde hay un espacio, ahí estamos. Además de conocerla, valía la pena poder poner una voz, aportar una mirada, poder denunciar y buscar una posible transformación de algo tan espantoso, violento y arraigado en nuestra sociedad.
-La reparación es un entretejido de testimonios; muchos de los cuales requieren una gran valentía, ya que implicaban decirlo a cámara, con lo que significa exponerse a la opinión pública. ¿Qué mirada en común advertiste en ellos?
Lamentablemente son muy particulares y a la vez muy comunes. Comunes por lo habituales, no para banalizarlo. No sé si hablaría de valentía: cada una hace lo que puede. Quien no pudo tal vez no fue por falta de valentía. No hay una sola forma ni quien lo expone es valiente en sí mismo. Quienes pudieron salir en un documental, tuvieron allí una reparación. Pero hay quienes encuentran otro tipo de reparación: en los trabajos que eligen, en la construcción de sus propias familias alejadas de la violencia, en el arte.
Hubo algo muy impactante en 2018: cuando Thelma Fardín expuso su caso tuvo un soporte muy grande, estuvo muy rodeada. Fue muy impresionante cómo a partir de allí en las redes sociales hubo una catarata contando sus propios abusos. Hay algo de lo individual, pero en esos procesos lo colectivo es muy importante. El hilo es poder reparar. Por eso es clave y maravilloso el nombre.
-¿Hay un antes y un después de La reparación, o la película es una continuidad de acciones que venías realizando?
Me encantó estar, pero es una continuidad: hace más de 15 años que doy Educación Sexual Integral, hablo de abuso sexual en las aulas y en los talleres que doy. Es parte de mi trabajo como docente y también parte de mi activismo como feminista. Siempre me convocaron esos temas: el feminismo, las violencias tan arraigadas. Y sobre todo las complicidades de los diferentes poderes. En el caso del abuso sexual, sobre todo de la Iglesia Católica: me parece una institución enemiga de muchísimos derechos y libertades y que en nuestro país tiene muchísimo peso. El documental lo muestra muy bien con uno de los tantos casos.
Es una continuidad no solamente personal, sino de la lucha que venimos llevando colectivamente y de la conceptualización que se tiene de los niños y las niñas. No hace muchos años que existen los derechos para los niños y los adolescentes. Hace menos aun que la Argentina ratifica la convención. Y muchísimo menos que se empieza a correr el eje, aunque muy incipientemente, en términos judiciales. Ya no se da por verdadero que los niños mienten o que las mujeres les llenan las cabezas a los hijos o mienten abusos.
-Pudiste verla con público. ¿Qué reacciones notaste, qué devolución recibiste?
La vez que la vi se hizo un debate posterior y nos tuvieron que echar (Risas). Esa es la necesidad de hablar, de contar, de mencionar esto que está oculto. Eso es lo que sentí. Tendría que volver a verla (Risas).
Julia Montesoro