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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Héctor ‘Nene’ Molina, premiado por «22 libros abiertos»: «Es una película necesaria porque todavía quedan heridas abiertas»

22 libros abiertos, documental de Héctor Nene Molina, obtuvo en los primeros días de febrero la distinción de plata en el Spotlight Documentary Film Awards de Atlanta.

El documental detalla la historia de la peor tragedia de la historia de la ciudad de Rosario: la explosión de un edificio ocurrida el 6 de agosto de 2013, que causó la muerte de 22 personas. Contiene testimonios de familiares de las víctimas, sobrevivientes de la tragedia, rescatistas, bomberos y vecinos y reconstruye el episodio de la explosión. Fue exhibido en el Festival Internacional de Cine Documental de Guangzhou de China y en el North London Documentary Festival, de Londres.

22 libros abiertos es un documental sobre la peor tragedia ocurrida en Rosario, el 6 de agosto de 2013. ¿Qué ocurrió ese día y cuál es tu recuerdo de ese momento?

Respondo con una frase de una de las mamás de las víctimas: “no hay nadie, por lo menos en nuestra ciudad y toda la región, que no afirme con vehemencia qué estaba haciendo exactamente en ese momento”. A las 8.40 de esa mañana ocurrió un escape de la empresa de gas de la ciudad que no se pudo controlar e hizo volar por los aires un complejo de tres edificios. Esa tremenda explosión desplomó una de las tres torres. Fue la misma sensación de horror como cuando vimos desaparecer las Torres Gemelas. Fallecieron 22 personas y muchas más sufrieron heridas. Y aun así, si eso hubiese ocurrido media hora antes estaríamos lamentando muchas más víctimas, porque dos tercios de los habitantes de las torres se fueron a trabajar y a estudiar.

Yo vivía a casi 30 cuadras del lugar y en ese momento estaba en mi cama, aplastado por una gripe. Cuando sentí la explosión pegué un salto de la cama. Como estaban las cortinas cerradas pensé que había sido un trueno. No quiero imaginar lo que fueron las dos manzanas a la redonda de ese lugar. Muchos lo comparan con la explosión de la AMIA, porque además varios días después se hicieron búsquedas de sobrevivientes entre los escombros.

-¿Qué te impulsó a desarrollar un documental sobre el tema?

Uno está permanentemente searcheando cosas que se le cruzan por delante y que le gustaría hacer. A veces ocurre que ponemos en marcha un proyecto y terminamos filmando otro. Hace un año que soy director de la Escuela de Cine (Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario), que depende del Ministerio de Cultura de la provincia. En ese momento yo estaba de licencia y la entonces ministra de Cultura, Chiqui Gonzalez, me pidió que continuara la licencia para producir. Dos días después me llamó y me propuso esta película. Solo me pidió que siguiera tres consignas: que estuvieran presentes la música, el árbol que estaba sobre la vereda de los edificios (un jacarandá que había quedado negro por el incendio y a los dos meses inexplicablemente volvió a florecer) y el tema del agua. Después de indagar y entrevistar, decidí incluir un gran musical: la película termina con 60 tambores, 60 bailarines con tres elencos distintos, 70 músicos, un coro de 30 personas y el agua, que aparece en esa celebración. Celebrar en plena tragedia era un riesgo. Pero entendí que el arte -la poesía o la música- es sanador. Y que era una manera de celebrar a nuestros seres queridos, aunque no estemos acostumbrados. Los propios bomberos tiraban agua a los pibes que bailaban chapoteando. Los familiares y los sobrevivientes que fueron a ver el rodaje y vieron las primeras tomas quedaron conmovidos. Eso le dio el impulso final al proyecto.

22 libros abiertos no se estrenó en Buenos Aires, pero sí en Rosario. ¿Cuál fue la reacción de la gente?

Tremenda. Nosotros mismos no pudimos tomar distancia. A medida que nos metíamos en el alma de nuestros entrevistados íbamos aprendiendo y descubriendo cada vez más. En un rodaje los compañeros están compenetrados en lo suyo: a veces no les importa lo que pase delante de cámara porque están preocupados por las luces, los cables y el sonido. Pero durante las entrevistas, todos quedamos paralizados viendo y escuchando lo que sucedía. Cuando lo volví a ver en la película me di cuenta que son los momentos de mayor tensión sensible.

-¿Qué representa el premio a 22 libros abiertos?

Es muy arrogante la falsa modestia. Si viene un premio que venga: bienvenido sea. Pero sabemos que muchas veces son producto de lo aleatorio, de que al jurado que estaba en ese momento le gustó. Para nosotros representa visibilizar la película: aprovechamos para estrenarla en salas y además, en la sala tradicional de la provincia, que es el cine El Cairo. Aun hay que acordar algunos temas, pero te adelanto como primicia que se va a estrenar en la Televisión Pública. También en los canales de la ciudad y de la provincia. Es de esas películas necesarias: todavía quedan muchas heridas abiertas, los familiares siguen reclamando justicia. El único condenado fue el gasista que -lo digo con mucha prudencia-, no tendría la más mínima intención: hizo un click con una pinza y desató la guerra nuclear. El único condenado fue él y hubo una tremenda responsabilidad de la empresa y otras instituciones.

Julia Montesoro

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