La actriz, cineasta y escritora Manuela Martínez acaba de publicar El último hombre perfecto, novela de ficción sobre la desilusión y la aceptación de los padres como personas que también cometen errores.
“La trama principal tiene que ver con una chica que descubre que su padrastro tuvo una doble vida mientras estaba con su mamá –describe Martínez-. Y la novela se trata de ese duelo. No por una persona sino por una idea, por una ilusión que se pincha y desaparece. Creo que tiene que ver con el camino hacia la adultez. La formación de una mirada y una percepción más madura de las personas y de los vínculos”.
En la obra, la autora consigue dibujar, con trazos seguros y desenfadados, el drama y la farsa de salir al mundo de los adultos, la desilusión espinosa de crecer, y consigue con destreza un verdadero retrato de familia, con su cuota de amargura y también de gracia.
Hija de Mercedes Morán y de Oscar Martínez, la autora describió el proceso de la escritura: “Empecé escribiendo sobre lo que conocía. Sobre situaciones o sensaciones que viví, sin pensar en una novela. Después me di cuenta de que los temas que daban vueltas en mis escritos eran siempre los mismos: la paternidad, el arte, el amor, la adultez. Que se cruzaban todo el tiempo, y que eran universales. Ahí, cuando ya tenía bastante material acumulado, me senté a revisar y a ordenar en función de un tema y de algo que ya no me pertenecía. En el proceso, las anécdotas y los personajes mutaron, se deformaron, se distorsionaron. En la novela hay mucho invento, mucha mentira deliberada. Ahora sería ridículo decir que es una autobiografía. Hay cosas que me pasaron, cosas que le pasaron a amigas mías, cosas que escuché por ahí y cosas que me inventé. La vida personal fue nada más que un punto de partida. Creo que nos pasa a todos los que escribimos”.
Por otro lado, su cortometraje Instrucciones para Adela –codirigido con Laura Huberman-, ganó el premio La Mujer y el Cine, el Premio Fundación Sagai a la Mejor Actriz (Elvira Onetto) y el Premio ADF a Mejor Fotografía (Joaquín Neira, compartido) en el Festival La Mujer y el Cine, que se realizó en abril último.
“En cuanto a la actuación, creo que tiene que ver con otra forma de contar historias –explica Martínez-. De ponerme en la piel de otros personajes. A veces actúo historias que escribo yo, a veces historias de otros. Pero la actuación es algo que depende más del trabajo con otra gente, del presupuesto para filmar, de los ensayos, de un equipo disponible. La escritura en cambio es algo que hago todo el tiempo, no necesito organizarme o detenerme. Escribo mientras hago otras cosas. La literatura siempre está ahí, es algo que es solo mío. Lo demás va y viene, y cuando aparece es hermoso”.
