El 18 de marzo de 1957, ya sea por haber sobornado a sus guardiacárceles, por un golpe de audacia planificado pero lleno de imprevistos o por una cuestión de fe militante –o tal vez por todos los factores a la vez- seis dirigentes peronistas, ante la posibilidad de un inminente fusilamiento, se fugaron de la cárcel de mediana seguridad de Río Gallegos.
El episodio, considerado fundacional para la resistencia militante para reclamar por la apertura del proceso democrático, fue adaptado por Martín Desalvo para plasmar “Unidad XV”, película que recrea con dureza el vínculo entre los dirigentes presos (en la adaptación son cuatro, representados por Carlos Belloso, Lautaro Delgado, Rafael Spregelburd y Diego Gentile), confrontados con una naturaleza hostil que acentúa el desamparo.
“Unidad XV” se estrena el jueves 22 de noviembre.
GPS audiovisual dialogó con Martín Desalvo.
-¿Qué estaba primero: el guión o el deseo de filmar esta historia?
La historia me llegó por casualidad. Estábamos con Mora Recalde preparando la película que filmé antes –“El padre de mis hijos”, que se estrenó a principios de este año- y una militante, conocida de Mora, le dice: “Ustedes tienen que filmar la película de la fuga de (Héctor José) Cámpora de la Unidad XV de Río Gallegos”. Tuve curiosidad y me puse a investigar. Lo que encontré coincidía en un concepto: que era una fuga cinematográfica. Descubrí que efectivamente lo era. Ahí me dije: “quizás valga la pena contarlo”. Con la idea de la fuga en la cabeza me junté con Juan Pablo Gugliotta y Nathalia Videla Peña, los productores de Magma Cine. Con el apoyo de ellos y el entusiasmo de la productora empezamos a escribir el guión.
-¿Sobre qué relatos y qué textos se basó el guión? ¿Cómo se desarrolló la investigación?
Se hizo una investigación de la bibliografía, que no es mucha. Utilizamos algunas páginas del libro de Jorge Antonio (N.R.: “¿Y ahora qué?”, de 1966). Algo de los libros de (John William) Cooke. La investigación del sumario que se le hizo al director del penal. Hubo otros testimonios más puntuales y personales de gente vinculada a los dirigentes. Lo que yo quería sobre todo era comprender la cuestión humana, cómo eran esas cuatro personas: cómo se habían llevado, qué afinidades tenían entre sí.
-¿Qué elementos de la historia real son fidedignos y cuáles son una adaptación libre?
El guión está basado en hechos reales, pero lo adaptamos. Por ejemplo: junto con los cuatro protagonistas también se fugaron dos sindicalistas, José Espejo y Pedro Gomis. Y hasta una semana antes de la fuga estuvo el secretario privado de Perón, que fue trasladado. Ocampo, el guardiacárcel, existió, pero nunca ayudó a fugarse ni se fue con ellos a Chile.
-¿Qué buscaste en la elección de los actores?
Buscamos armar un elenco sólido, potente, de actores que pudiesen componer. Trabajamos junto con Mora, quien además es directora de casting. Mi idea no fue elegir por tipo físico, sino por actores que pudieran encarnar la esencia de los cuatro personajes y sostener el tipo de escenas que quería plantear. Que era trabajar con planos fijos, pero con mucho montaje interno de encuadres y con situaciones lo más reales posibles. Con un tono que respetase la época, pero no exactamente como se hablaba en ese entonces, sino con una puesta más cercana al hoy. Quería respetar los tiempos pero sin ser historicistas. Por esa búsqueda del tono de la película necesitaba que el elenco fuera muy sólido. La película de alguna manera tiene cierta puesta teatral, en el sentido de sostener una escena en el tiempo, sin mucho corte, con un nivel de realismo importante.
-¿Cuál fue el método de trabajo para que representaran un grupo de cuatro personas que conviven encerradas las 24 horas?
Fue fundamental el trabajo previo. Hice un trabajo de mesa de mucho tiempo, con bastante ensayo. También trabajé con los tres guardiacárceles (el director, el guardiácarcel principal y el personaje de Nacho Rogers). Y también trabaje el vínculo de pareja de Lautaro Delgado y Mora. Encontrar el tono de la película sirve para que el rodaje sea mucho más sencillo y más efectivo el trabajo.
-Cada uno de los cuatro personajes tiene características propias: está el que cree que todo tiene precio, el teórico, el que quiere soluciones urgentes y el moderado. ¿Cómo fueron apareciendo los matices? ¿Cuánto hay de información real y cuánto de recreación en la composición?
Cada uno representaba las vertientes internas del movimiento peronista, algo que me atrajo mucho cuando leí sobre esta fuga. Fue muy interesante fue tener esos tipos encerrados 24 horas, con esas distancias ideológicas y posturas frente a la política y a la vida. Trabajamos fuertemente en la puesta, en relación con cada uno de ellos y con su interrelación con los otros tres. Primero pensamos en esas características, y después en cómo habrá sido esa convivencia. Que seguramente fue más tensa, más difícil, porque pasaron mucho tiempo juntos bajo mucha presión. Pero creo que logramos plasmar el espíritu
-La locación (una cárcel derruida y vacía, inanimada, que acentúa la sensación de desamparo), la fotografía (jugada en tonos apagados, como virada al blanco y negro) y el sonido ambiente (el viento patagónico y la sensación permanente del frío) son algunos hallazgos. ¿Cómo aparecieron, en la idea previa y en la concreción?
Nos habíamos planteado trabajar con dos fuerzas opuestas. Una era la unión de esos dirigentes para escapar de esa cárcel y la otra, esa cárcel y su entorno. Esa cárcel, con ese viento y ese lugar, era un personaje antagonista. A la vez, teníamos que hacerle sentir al espectador la sensación de inhospitalidad, la dureza, el frio, el viento. Se trabajó desde el arte, la fotografía –en la corrección de color y los encuadres- y el sonido –la posproducción fue un trabajo minucioso con la presencia del viento patagónico como personaje-.
-¿Se puede interpretar como un homenaje a una generación de dirigentes peronistas?
No partió desde ese lugar. Hay algo de admiración de mi parte por un grupo de seres humanos que por una cuestión ideológica terminan sufriendo persecuciones y cárcel. Algo realmente impensado para quienes somos más o menos jóvenes. Para mí era la gran posibilidad de contar un hecho histórico, verídico, desde un lenguaje poético, cinematográfico. Era interesante, además, contarlo desde las herramientas del género carcelario. Así, podía ser que mucha gente que no estuviera ligada a la política o al peronismo pudiera interesarse por esta propuesta, para poder entender algunas cosas desde ese lugar. Es una manera distinta de encarar una visión sobre un hecho importante, fundacional, de cuestiones que tienen que ver con nuestro hoy.
-¿Es una película peronista?
No lo sé. Es un hecho artístico en sí mismo. Cuenta lo más objetivamente posible el paso de esos cuatro tipos por ese penal, y la necesidad de dejar sus diferencias de lado y escapar ante la posibilidad de una muerte segura. Es una película humana. Por ahí, el peronismo -en general- entiende la cuestión de la unidad más allá de las posiciones ideológicas más radicalizadas. De ahí, el juego de palabras del título. Al espectador lo que le puede interesar es una visión no historicista ni celebratoria de la militancia, sino lo más humana posible. Cuenta sobre pesos políticos, pero podría ser cualquier otro tipo de presos en cualquier cárcel del mundo.
-¿Qué cosas sobre el peronismo –o sobre la sociedad- comprendiste a partir de esta película?
La mayor conclusión a la que se puede arribar es que lamentablemente la historia se repite y es cíclica. Y cómo algo que uno veía en los manuales de historia, y que pensaba que era una locura, como proscribir un movimiento político, o encarcelar y perseguir a gente por su idea política, vuelve a suceder. Nosotros fuimos educados en la juventud en la época de los 90, con el individualismo y el sálvese quien pueda en la cabeza, y creo que ahora estamos viviendo las consecuencias de ese tipo de educación. Empiezo a ver ese modelo de pensamiento que se me quiso instalar muy fuerte. Por suerte hoy puedo verlo, criticarlo, abrirme y no compartirlo, y entender la importancia de la militancia política, y de defender una ideología. Hay gente que no lo puede ver. Por eso me parece importante revisar la historia: para entender de dónde venimos, por qué pasó lo que pasó, cómo fueron los procesos históricos que derivaron en cómo estamos hoy, quiénes son los que nos gobiernan hoy y qué quieren.
Norberto Chab