“El Potro – lo mejor del amor”, drama biográfico que se estrena el jueves 4 de octubre, es la nueva película de Lorena Muñoz como directora y coguionista, junto con Tamara Viñes. Después del suceso de “Gilda – No me arrepiento de este amor” (estrenada en septiembre de 2016, convocó a 912 mil espectadores y fue la decimoprimera película más vista del año), Muñoz vuelve a abordar la vida de un artista popular muerto trágicamente.
Rodrigo siempre quiso cantar. Sus padres lo acompañan en su deseo y Rodrigo ingresa en el ambiente de la música tropical como cantante romántico donde su impacto es muy grande debido a su juventud, belleza y magnetismo. En el momento que comienza un ascenso en su carrera, lo sorprende la trágica muerte de su padre y se recluye junto a su familia en Córdoba. Durante ese período de duelo, Rodrigo comprenderá que la vida sigue y que lo más importante que tiene para salir adelante es la música, pero esta vez será la que él lleva en la sangre: EL cuarteto. Vuelve a Buenos Aires y retoma su carrera como “El Potro cordobés”. Como esos ídolos que se aman ciegamente por las pasiones que desatan, Rodrigo se enfrenta con todas sus contradicciones a medida que avanza con su personalidad y seducción haciendo bailar, cantar y vibrar a todo un país al ritmo de su música.
Los roles centrales de la película están a cargo del debutante Rodrigo Romero interpretando al ídolo cuartetero, Florencia Peña, Fernán Mirás, Daniel Aráoz, Jimena Barón, Malena Sánchez y Diego Cremonesi.
Entrevista con Lorena Muñoz.
– ¿Cómo surgió el proyecto y cuándo empezó a tomar forma?
El comienzo fue hace un año y medio, cuando el productor Fernando Blanco me propuso hacer el guión -junto a Tamara Viñes- y la dirección. A esa producción se sumaron Milagros Roque Pitt y Alejandro Cacetta.
Pero antes de eso, hace más de cinco años, había hecho un capítulo sobre Rodrigo para la serie de Canal Encuentro “Soy del Pueblo”. O sea, que había investigado bastante. Ya había contactado a su hermano, Ulises Bueno; a la tía Teru; al tío Alberto Campos; a su hijo Ramiro; a Patricia Pacheco, la madre de Ramiro. De hecho, los invite a ver la película de Gilda. En Buenos Aires entrevistamos al representante, José Luis Gozalo. También a otros personajes vinculados al cuarteto, como Lucho Rombolá. Durante esa serie surgió el proyecto de “Gilda”: Rodrigo no era una preocupación para mí. Pero me interesaba su historia.
– ¿Cómo se completó la investigación?
Cuando Blanco nos hizo la propuesta volvimos a viajar y logramos entrevistarnos con Betty Olave, la madre. Le pedí permiso para grabar, por si para Tamara y para mí era necesario volver sobre alguna situación y no nos acordábamos algún detalle. Y también para los actores, para que escuchen la forma de hablar. También agregamos a cuatro músicos en Córdoba, y a algunas novias en Buenos Aires.
-¿Cómo fue el casting para la búsqueda de Rodrigo? ¿Cómo apareció Rodrigo Romero?
La búsqueda la hicimos con Laura Berch -la directora de casting- y Tati Rojas, que trabaja con ella. Al segundo día, Rodrigo Romero mandó unas fotos. Tati las recibió y dijo “es igual: es éste”. Igualmente seguimos, porque no habíamos visto prácticamente a nadie. Días después Ro mandó un video en el que cantó un tema e imitó una entrevista, que tomó de la web. Ahí nos enteramos de que es cordobés. El parecido era asombroso.
Al tiempo hubo un viaje a Córdoba para hacer un casting. Y él se presentó. Para entonces, los productores decidieron traerlo a Buenos Aires para hacer un call back (un casting más ajustado). No era el único. Le dimos cuatro escenas para que ensayara y las filmamos con vestuario, maquillaje y luces, para ver cómo se desenvolvía. Una de esas escenas era dramática, y fue muy conmovedora: me emocioné mucho.
– ¿Qué cosas del guión original se modificaron en el camino?
Prácticamente nada. La primera versión que escribimos les gustó muchísimo a los productores. Creo que si la vuelvo a leer se parecería mucho a la película terminada. Más allá de que hay escenas que ajustamos por cuestiones de tiempo o de presupuesto, el proyecto siempre consistió en ir muy al hueso. Durante el rodaje me di cuenta que la vida de Rodrigo era muy al hueso: muy directo, espontáneo, de querer todo ya.
– ¿Qué testimonio, documento o dato desconocido encontraste?
Me impresionó mucho saber que tocaba varios instrumentos. No sabía que era un músico tan completo. Como siempre lo escuché cantar, no tenía ni idea. Ulises me contó que tocaba la batería, Marixa Balli que tocaba muy bien el saxo. Más teclados y guitarras. Era muy completo.
– ¿Están todos los personajes y canciones que querías incluir?
Sí. En cada selección hay un sacrificio. Hubo cosas hermosas que no entraron en la trama. Fueron diez años de carrera (a diferencia de Gilda, de quien fueron solo cuatro). En ese proceso hizo de todo. Empezó siendo el “Bebote”, hasta que muere el padre y se convierte en el “Potro”. En ese proceso de búsqueda de identidad empieza a confiar en él y pasa por distintos registros. Al principio es romántico, graba salsa, creo que hace reggae. Hasta que se convence de que lo suyo es el cuarteto. En ese proceso tan largo nos costó mucho pensar qué era lo importante para mostrar.
-¿Y qué te decidiste a contar y a mostrar?
El protagonista absoluto es Rodrigo. Nadie más. Nos importaba mostrarlo desde su intimidad, desde lo más profundo. No tanto hacia afuera, porque el hecho mediático está muy retratado, es lo que todo el mundo conoce. Nadie se mete en el cine a ver lo mismo que está en la web: si googleás, encontrás 300 programas donde se lo ve a él hablando, contando. Y aparte que no era una persona muy reservada. El era muy extroverido, muy a flor de piel, lo cual tiene que ver con el carisma que tiene, que lo hace tan precioso. Era muy difícil competir con eso.
Tampoco queríamos hacer una copia. Creemos que era muy interesante el aspecto íntimo, el que nadie conoce. Sobre todo, el que nos contó Patricia. Claro que hay licencias poéticas, porque es una película. Y el propósito es que sea comprendida tanto para los fans de Rodrigo como para quien la vea en Japón, como relato cinematográfico.
-¿Cómo fue la decisión de abordar los aspectos incómodos de la vida de Rodrigo, como su adicción a las drogas?
El problema que tenía con su adicción es público. No podíamos hacernos los tontos con eso. Pero no queríamos juzgarlo ni que fuera la línea principal. Por eso lo tomamos como mucha distancia. Tratamos de mantener el equilibrio: no hacer como si no pasó nada (hasta él mismo habló del tema) y que no sea un aspecto fundamental de su intimidad. En definitiva, era (es) un artista supercompleto, que compuso temas y escribió letras maravillosas, que logró atravesar las clases sociales de manera trasversal, y logró que el cuarteto pasara de ser una música local de Córdoba a escucharse en todo el país. Que el país entero cante “Soy cordobés” es una cosa genial, muy metafórica.
– ¿La película es un tributo?
No sé. Me parece una palabra más vinculada a lo artístico. Para mí, cuando sube al escenario es Dios, pero cuando se baja es una persona de carne y hueso, con las dificultades y los problemas que tenemos todos. Lo que buscamos es retratar al ser humano, no al ídolo popular.
– Después de dos biopics de dos ídolos de la música, ¿vas por otro?
No me gusta encasillarme: “Ahora nunca más voy a hacer…”. Cuando te ponés esos títulos tan fuertes, después terminás haciéndolo para no ir en contra de eso mismo. Hago biopics desde hace 20 años. Mi primera película sobre Ada Falcón (Yo no sé qué me han hecho tus ojos”), también lo es. La segunda, sobre la vida del mural de Siqueiros (“Los próximos pasados”) también. Igual que los veintisiete capítulos del Canal Encuentro. Para mí no es una moda.
-¿Hacer a Gilda y a Rodrigo tenía que ver con tus gustos musicales? ¿Cambiaron a partir de las películas?
Si bien me gustaban, no era la música que escuchaba particularmente. Me gustan mucho el tango y el rock. Mi música va por ahí. Pero a partir de Gilda y de Rodrigo le abrí la puerta a un universo que desconocía.
Norberto Chab
Ficha técnica
Dirección: Lorena Muñoz.
Guión: Lorena Muñoz y Tamara Viñes.
Producción: FAM Contenidos, Telefe, Cindy Teperman, Corinthian, Directv.
Producción ejecutiva: Mili Roque Pitt.
Dirección de producción: Matías Miller.
Dirección de fotografía y cámara: Daniel Ortega.
Montaje: Alejandro Brodersohn.
Dirección de casting y dirección de actores: María Laura Berch.
Dirección y producción musical: Guille Beresñak y Vivi Stallone.
Música: Peppo Onetto.
Dirección de arte: Juan Cavia y Walter Cornás.
Dirección de sonido: Leandro de Loredo.
Jefe de producción: Maximiliano Hunglinger.
Asistente de dirección: Luis Bernardez.
Vestuario: Patricia Conta.
Maquillaje y peinado: Alberto Moccia.
Distribución: 20th Century Fox.
Agente de ventas internacionales: Filmsharks.
Distribución en Iberoamérica y US: Netflix.