Se acaba de reponer en el Espacio Incaa Gaumont el notable documental «Cuerpo de letra», segundo largometraje de Julián D’Angiolillo después de «Hacerme feriante». Para quienes no lo pudieron ver, y para los que quieran volver a verlo, ésta es una buena oportunidad. (En Rivadavia 1635; localidades a ocho pesos).
Sinopsis:
Eze aprende a escribir: La letra debe medir un paso de ancho y un brazo de alto. La palabra tiene que leerse desde la distancia veloz de una autopista. El color se encargará del resto, identificar el nombre pintado en el muro con un partido político. Durante la campaña, toda superficie vacante de la ciudad será disputada por las cuadrillas especializadas en pintadas por encargo, y todo hábil letrista será pretendido por la brigada rival. En las vísperas de la veda política, últimas horas en que está permitido pintar, Eze encarnará con destreza la propaganda de múltiples candidatos, explorando los límites de este juego de representación.