Un ejecutivo en crisis tras el fallecimiento de un compañero de trabajo, una joven escultora que sacude la estructurada existencia del CEO bancario, y un escritor ciego que le da consejos a éste procurando ayudarlo en su laberinto amoroso, son los personajes -respectivamente interpretados por Darío Grandinetti, Antonella Costa y Federico Luppi-, que conducen la trama de Inevitable.La película, un drama romántico con algunas dosis de humor, es una coproducción entre Argentina y España, donde reside su director, Jorge Algora, también guionista –con Héctor Carré- de esta versión cinematográfica de la pieza de Mario Diament, que llegó a los cines porteños, luego de pasar por Pantalla Pinamar, donde La Nación entrevistó al cineasta español, a Darío Grandinetti y Antonella Costa.
“Es un film con sabor agridulce, que describe las sensaciones amorosas en distintas etapas de la vida”, sostiene Algora respecto de su segunda experiencia en Argentina, luego del drama El niño de barro, centrado en la figura del asesino serial conocido como El petiso orejudo. “La historia de alguna manera estaba ya narrada. Mario Diament creó la dramaturgia, el ciclo muy bien construido de casualidades, y ese final. Y en la adaptación, nosotros abrimos la historia a los espacios exteriores (por ejemplo, el ámbito bancario, el de la escultora y su madre, entre otros). Pero ha sido también un trabajo muy importante de los actores, en la construcción de textos, del modo de hablar, de determinados giros expresivos. Así que es un guión casi colaborativo”, explica el realizador.
-Tanto en El niño de barro como en Inevitable, hay hombres capaces de los actos más atroces. ¿Le interesa particularmente desarrollar ese aspecto?
-En todo lo que trabajo y elijo, el tema de la violencia de género está. En El niño de barro hay violencia sobre la mujer y sobre menores. En Inevitable tiene más que ver con por qué se llega a esa violencia de género. Pero ese punto de la violencia siempre está en mis películas. Igual que el tema del juego del tiempo. Por otro lado, tengo un par de films para televisión sobre asesinos. Creo que construyo e interpreto bastante bien las historias de asesinos. Lo que me atrae es cómo llega esta gente desde una aparente normalidad, a la violencia. Y en el caso de Inevitable, a la violencia extrema.
-¿Su personaje, Fabián, es un tipo de doble moral, un violento encubierto?
Darío Grandinetti: -En todo caso es una respuesta que ahora te puedo dar como espectador. No fue exactamente eso lo que nos planteamos a la hora de hacerlo. Sí había un interés en que a lo largo de la historia, aparecieran algunas pistas, en su mirada, en determinados gestos, para que no pareciera tan abrupto el salto hacia la violencia. Como espectador, te diría que viéndolo, este tipo me da un poco de pena, algo de lo que yo no era tan consciente en el momento de hacerlo. Me parece un pobre tipo.
-¿En qué sentido?
-Es brutal, sí, porque llega a hacer una bestialidad. Pero me parece un cobarde. En algún momento casi un pusilánime. Incapaz de haber tenido con su esposa un sinceramiento, mucho antes de ese final terrible. Me parece que hay un punto, también, relacionado con cierto sector de la sociedad preocupado por cosas muy pueriles y egoístas, del status quo y de mantener eso. No me parece un killer sino un pobre tipo. Con un volcán adentro suyo.
-En el sexo además manifiesta esa brutalidad.
-Exactamente. A la hora de trabajarlo, no era lo mismo pararme frente a Antonella (Costa) que frente a otra actriz. Alicia, su personaje, también es raro. No es una mina perversa, joven, mala, vividora y nada más. Me parece que hay algo ahí construido entre los dos. A lo mejor ella tiene más claridad respecto de cuál iba a ser el final de esa historia. Y el tipo, no. Con esto quiero decir, no sé si otro personaje femenino le hubiese despertado lo mismo o no. Cosa tan extraña es el comportamiento de los seres humanos… ¿Por qué justo en ese momento?. ¿Por qué con Alicia?. ¿Por qué después de veinte años de matrimonio?. Forma parte de las cosas que yo no necesito saber para actuar. Es un tipo con un desequilibrio, muy oculto por un equilibrio. De golpe aparece una mina joven, y se le va todo de las manos. Todo lo que dispara el amor, la pasión, es impredecible. También, inevitable. Y a mí eso me atrae particularmente. Porque como actor, me permite escudarme siempre allí.
-¿Es como tener licencia para matar, no?
-¡Nunca mejor dicho!. Él está muerto por esta mina. Por supuesto, no todos los que están muertos por alguien, llegan a esos extremos. Pero otros, algunos daños y algunas cosas hacen. Daños a uno mismo, a otros.
Antonella Costa: -Para mí es ahí donde está presente el tema de la violencia de género. Pero algunos deciden hacer el daño sobre sí mismos, y otros lo ejercen sobre el más débil. Mi personaje es una mujer muy libre, vital, e irrumpe con todo eso en la vida estructurada y unidireccional de Fabián, que no admite que haya más de una posibilidad en nada. Y eso, en una relación pasional como ésta, trae consecuencias inesperadas.
Encuentros apasionados
Sensuales, carnales, desenfrenados. Así son los encuentros que mantienen los personajes de Antonella Costa y Darío Grandinetti en Inevitable. No abundan en el cine local momentos de semejante voltaje. “Yo soy una apasionada de contar a través de las escenas de intimidad, sean de sexo o no. Esos momentos privados que hacen a la intimidad de los personajes. Tal vez sea por una cuestión voyeurista. Pero son cosas de la gente que sólo podés ver en el cine”, dice la actriz, quien se autodefine como perteneciente “a una época del cine argentino en la cual se ponía el acento en lo cotidiano, pero no tanto en esos momentos de intimidad”, que pudo finalmente interpretar en los últimos años.
“Había que contar algo que justificara que a este tipo se le derrumbara el mundo. Y que no fuera sólo una fantasía”, explica Grandinetti acerca del proceso de ensayos previo al rodaje de Inevitable. “Qué se yo –agrega el actor-. Existe eso que llaman ‘química’. Se produce o no se produce. No se elabora. Pasa o no pasa. Mucho más para decir no hay. Mejor dicho, sí: ¡hacía mucho frío cuando nos tocó filmar esas escenas!”.
Julia Montesoro
Fuente: La Nación