PINAMAR.- El preestreno de Ismael, la nueva película del argentino Marcelo Piñeyro, una producción española encabezada por Mario Casas, Belén Rueda y Juan Diego Botto, puso fin anteanoche a la décima edición de Pantalla Pinamar, el Encuentro Cinematográfico Argentino-Europeo conjuntamente organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales y el municipio pinamarense. La gala de clausura, en el Complejo Oasis, se inició con la entrega de los Premios Balance, y de distinciones especiales a personalidades locales y extranjeras vinculadas a las distintas ediciones de la muestra, que superó en esta oportunidad los treinta mil espectadores, reflejando un crecimiento de público respecto de 2013.
Wakolda, el drama escrito y dirigido por Lucía Puenzo, ganó el Balance de Oro, en tanto que Fantasmas en la ruta, de José Campusano, se quedó con el Balance de Plata, y Un paraíso para los malditos, de Alejandro Montiel, con el Balance de Bronce, los tres premios que otorga Pantalla Pinamar a los largometrajes que concursan en la sección Y el ganador es…, conformada por títulos locales que participaron en festivales clase “A” durante 2013. Además de estos galardones votados por el público y la prensa especializada, Wakolda obtuvo los premios otorgados por Egeda e Incaa Tv, mientras que Un paraíso para los malditos ganó el premio de Signis, entidad que además otorgó una Mención Especial a La laguna, ópera prima de Gastón Bottaro. A su vez, el director Marcelo Piñeyro, y el actor Juan Diego Botto fueron reconocidos con el Premio Balance a la Trayectoria. Mientras que la presidente del Incaa, Lucrecia Cardoso, y Rafael Cabrera, representante del instituto de cine español, recibieron los galardones especiales otorgados con motivo del décimo aniversario de la muestra, creada y dirigida por el periodista Carlos Morelli.
También fueron distinguidos Sergio Renán por los 40 años del estreno de La tregua, y el realizador Juan José Jusid, que fuera productor de Boquitas pintadas, de Leopoldo Torre Nilsson, uno de los cuatro largos de 1974 homenajeados este año en Pantalla Pinamar, donde además hubo reconocimientos especiales a Pál Varga Koritar, y a Johannes Matyassy, respectivos embajadores de Hungría y Suiza, dos de los países –junto con Italia e India- que alimentaron la programación de la muestra con títulos de producción reciente y en su mayoría, de improbable lanzamiento comercial en Argentina.
En la variada y abundante oferta de películas que propuso el décimo aniversario de la muestra nacida en diciembre de 2004, destacaron la primera proyección en nuestro país del corte original hecho por Giuseppe Tornatore de Cinema Paradiso, así como la emotiva De tal padre, tal hijo, del realizador japonés Hirokazu Kore eda, y la sugestiva historia de iniciación sexual Joven y bonita, del francés Francois Ozon. Con funciones a sala llena también se exhibió la sorprende producción húngara La decisión de Aglaja, recreación de la vida de una familia circense liderada por Tandarica, clown de recordada participación en ciclos televisivos de Argentina. La coproducción anglo-sudafricana Mandela, el largo camino a la libertad, dirigida por Justin Chadwick, sobre la vida y la obra del líder recientemente fallecido, y Encierro, un registro de las clásicas corridas de toros en Pamplona, filmado en un 3D de alta definición que realza el impacto visual de esta producción española, estuvieron también entre los títulos fuertes que sirvió Pantalla Pinamar en la celebración de su décimo cumpleaños. La fiesta, por cierto, no estuvo nada mal.
Recuerdos y homenajes
Cuatro películas fundamentales del cine argentino estrenadas en 1974, un año particularmente fecundo de nuestra cinematografía, tuvieron sus respectivos tributos en Pantalla Pinamar 2014. En copias de impecable factura, el público pudo disfrutar aquí de La Patagonia rebelde, de Héctor Olivera, Quebracho, de Ricardo Wullicher, Boquitas pintadas, de Leopoldo Torre Nilsson, y La tregua, de Sergio Renán.
La evocación del 40° aniversario del estreno de cada obra, deparó varios momentos emotivos, y hasta algunas postales simpáticas, como las anécdotas sobre sus encuentros con el censor Miguel Paulino Tato, relatadas con deliciosa ironía por Héctor Olivera, quien además recordó que “las películas argentinas tenían tal éxito de público en 1974, que las compañías estadounidenses se quejaban” al no disponer de salas para sus estrenos. A su turno Ricardo Wullicher también destacó aquél suceso de espectadores, al tiempo que recordó que “se filmaba con mucha tensión y muchos nervios», en medio de amenazas de atentados de la Triple A. El homenaje que le dedicó Pantalla Pinamar, le deparó al cineasta otra sorpresa: el recuentro, luego de diez años, con una de las integrantes del elenco de lujo que tuvo Quebracho, la actriz Cipe Lincovsky, quien pese a sus dificultades de salud, dijo “presente” el día del homenaje, y fue calurosamente aplaudida por el público. Emocionada y con absoluta sencillez, Lincovsky agradeció el reconocimiento, y luego se dedicó a repasar los nombres “del formidable elenco” de la película, que también integraron, entre otros actores, Héctor Alterio, Lautaro Murúa, y Juan Carlos Gené.
Julia Montesoro
Fuente: La Nación