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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

María Alché codirigió «Bitácoras» y anticipa un proyecto documental con Lucrecia Martel

María Alché es una de las cinco directoras que participaron en Bitácoras, serie de cortometrajes de ensayo documental que narran en primera persona los procesos creativos de las realizadoras en el marco de la pandemia y que están disponibles en Cont.ar.

Con producción de Vanessa Ragone, el capítulo de María Alché es Después del silencio. Los otros cuatro son Garabato de Julia Solomonoff, Diario rural de Laura Citarella, La delgada capa de la tierra de Albertina Carri y Los cuadernos de Maschwitz de Natalia Smirnoff.

Es el primer trabajo de Alché que toma estado público a partir del confinamiento dispuesto en marzo de 2020.

-¿Qué te modificó la pandemia hasta que llegó la propuesta de Bitácoras?

Se frenó el trabajo de campo de los proyectos que estaba desarrollando, entonces mi actividad quedó ligada a la computadora. Di clases de forma virtual con alumnos de Jujuy. Y armé otros proyectos con personas de distintos lugares. También debí ocuparme de mi hija, que en 2020 cumplió un año: allí había una demanda muy física.

Cuando recibí la propuesta de Vanessa Ragone sentí una bocanada de aire: volver a un rodaje, a tener la sensación de hacer algo con personas físicas, verlas, pensar una idea y poder filmarla. Trabajé con gente que quizás estuvo ocho meses sin salir y compartimos la alegría de poder filmar.

-En Después del silencio dirigís niños. ¿Cómo fue trabajar con ellos, qué grado hubo de espontaneidad?

La más chica es mi hija y les otres dos son mis sobrines. Durante la pandemia vivimos al lado, estuvimos muy cerca. Pasé mucho tiempo con ellos y pude observar lo que les iba pasando. Escuché sus ideas sobre qué era un virus, sobre la tristeza de no ver a sus compañeros de colegio. Observar los juegos que armaban sobre el encierro, jugando a que los encerraban. Cuando les dije que íbamos a hacer una película se entusiasmaron.

-¿Tenían experiencia?

Ya habíamos filmado otro corto con ellos: fue cuando nos convocó Violeta Uman a mí y a Benjamín Naishtat para hacer la apertura del festival VECINE. Para esta convocatoria empezamos a probar y a ensayar en forma cercana, ya que vivimos todos frente al parque Lezama. Observé qué les pasaba a ellos con ese espacio; con el museo histórico que está ahí, entre los leones y los cañones. Fue un trabajo exquisito poder entrar en la cabeza y el mundo de alguien que está viviendo todo desde esa perspectiva, más abierta que la nuestra. Además descubrí que el Parque Lezama es uno de los más lindos de la ciudad: está hecho por (Carlos) Thays y tiene algo que te permite siempre encontrar un ángulo distinto para poner la cámara.

-Hay algunas situaciones de los niños –con hornallas, balcones o pendientes- que son por momentos inquietantes, como si hubiera allí una resonancia de La ciénaga. ¿Reconocés la influencia de Lucrecia Martel?

– Sí. No sabía que ahí también había una influencia, pero siento que haga lo que haga, se va a encontrar una influencia. Solo filmé lo que estaban haciendo los chicos: mi sobrina de cuatro años tomando a mi hija, llevándola por el parque y yo atrás filmando un poco asustada. Es parte de la realidad de la infancia, de estar expuesta. Quizás tenía ganas de hacer una especie de cuento de terror, o que tenga esa atmósfera. Era muy difícil poder hablar del presente en el presente. Entonces traté de plasmar esa sensación de miedo a los cambios en el mundo que todos teníamos. Cuando empecé a plantear la estructura había algo de cuento de terror: es un mundo en que los chicos viven solos y se tienen que hacer la comida.

-Recientemente participaste con Puan, un proyecto propio en el mercado del Festival de Berlín. ¿En qué estado se encuentra? ¿Qué otras propuestas quedaron postergadas?

Transcurre en la Facultad de Filosofía y Letras, y el protagonista es Marcelo Subiotto, que encarna a un profesor. La coescribí y la voy a codirigir con Benjamín Naishtat. Estamos buscando financiación. También estoy desarrollando un proyecto que voy a dirigir y que todavía está en proceso de escritura. Transcurre en los años 50. Además, estoy trabajando el guion de un proyecto documental que va a dirigir Lucrecia Martel. No pudimos comenzar en 2020 pero seguramente lo retomaremos este año.

Julia Montesoro

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