El Espacio Audiovisual Nacional, conformado por las entidades DAC, Argentores, PCI y APIMA, impulsa el anteproyecto de Ley de Producción Audiovisual Nacional. Hernán Findling, realizador y productor, es integrante de APIMA y uno de los representantes de la actividad audiovisual que propone la necesidad de cambios.
-¿Qué los impulsó a tomar esta iniciativa de presentar el anteproyecto?
El proyecto surgió a principios del 2020. Comenzamos a reunirnos con compañeros y compañeras de APIMA y DAC para analizar cuál sería la manera más viable, jurídicamente, para poder ampliar los gravámenes y las regulaciones, en referencia al cobro de impuestos de todas las nuevas formas de exhibición plataformas u OTTs. Mientras tanto, en otras partes del mundo ya se habían implementado leyes.
Nos dimos cuenta de que la Ley de Cine de 1994 -excelente en ese momento- tenía artículos que se podían adaptar o modificar a las nuevas realidades. Eran tantos los cambios que estábamos postulando que tras consultar con asesores legales de diversas entidades coincidieron en que lo mejor era elaborar una nueva ley. Así empezamos a articularla. El resultado es una base que nos permitirá charlar y debatir con todo el sector audiovisual, para llevar entre todos el proyecto final al Congreso.
-¿Cuáles son los puntos esenciales que trata este anteproyecto?
La modificación de la estructura actual del INCAA -o el nuevo nombre que quizás tenga-. Actualmente hay una Asamblea Federal y un Consejo Asesor, pero no un cogobierno real; no por las personas que están sino por cómo está escrita la ley, que no da esa posibilidad. Debe estar conformada por un directorio de profesionales del área audiovisual, que estén todo el tiempo en este nuevo instituto y con las herramientas necesarias para resolver.
La cuota de pantalla. Hay un nuevo ámbito audiovisual no existía hace 30 años con nuevos jugadores: plataformas, OTTs, nuevos medios de exhibición. Deben estar incorporados en la cuota de pantalla, con deberes y obligaciones y con un sentido de verdadera defensa de la industria nacional.
Un verdadero régimen federal. En cierta manera está expresado en la ley, pero no de la manera explícita para que se haga cumplir.
Paridad de género. Ni siquiera estaba bocetada en la ley de 1994.
Las regulaciones a los gravámenes. En estas nuevas formas de distribución de producciones audiovisuales, es fundamental.
El esquema de fomento. El Instituto fomenta más que nada la producción. Lo que se propone es abarcar todo el proceso productivo, desde la gestación hasta la difusión. El Instituto nos deja bastante huérfanos cuando hay que planificar la exhibición y promoción de un estreno. No está estipulado en la ley.
La recomposición del costo medio de de una película. Se deben clarificar los sistemas de ayuda y planificar anualmente para utilizar correctamente los fondos de fomento.
El proyecto actualmente tiene 55 artículos, pero está muy vivo y se va modificando permanentemente.
-¿Qué acogida tuvo la presentación del anteproyecto en el sector audiovisual?
Permanentemente nos estamos reuniendo con los distintos actores del sector: productores, realizadores, provinciales. Abarcando todo tipo de producciones: grandes, chicas, experimentales, series. Escuchando a todos y escuchándonos entre todos. En la página web espacioaudiovisualnacional.org/ informamos y publicamos las novedades. En la ley debemos estar todos representados.
-¿Cuáles son los próximos pasos del Espacio Audiovisual Nacional?
-En el corto y mediano plazo hay que seguir manteniendo reuniones y escuchar las necesidades. El medio audiovisual es muy amplio en la Argentina: encontramos mucha gente que quiere hacer obras audiovisuales. También tienen que estar representados las entidades y los gremios.
Forma parte del intercambio que servirá para conocernos. Hasta llegar a la instancia de la presentación en el Congreso, para convencer a diputados y senadores -del partido que sea- de que apoyen esta ley que es fundamental para sostener al medio audiovisual, al trabajo nacional, a la creatividad, a la cultura: en definitiva, a la soberanía cultural.
Julia Montesoro