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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Franca González presenta su ensayo documental «Apuntes desde el encierro» en Cine.ar Play: «Es un pequeño aporte a la memoria colectiva»

Apuntes desde el encierro es un ensayo documental de Franca González nacido a partir del confinamiento y con testimonios del encierro, pero que a su vez encierra –redundancia- una particularidad: la película nunca trata sobre la pandemia ni se nombra la enfermedad en sí. Estrenada en junio, a partir de este mes se puede ver en Cine.ar Play a través de este enlace.

-¿Cómo es hablar sobre la pandemia sin mencionarla?

No quería hablar sobre la pandemia. Uno habla de lo que sabe y de las cosas que le suceden. Y yo era una de las tantas habitantes del planeta a quien le tocó quedarse adentro para preservarse y preservar a los otros. Eso en sí mismo fue un suceso extraordinario a nivel planetario. Probablemente no va a suceder nunca más o no estaré viva para contarlo. Por eso pensé que había que tomar registro. Como teníamos la idea platónica de que iba a durar dos semanas, se armó una red con amigos de diferentes ciudades que me enviaron materiales de sus propios encierros, teniendo en cuenta que cada uno tenía la restricción de su propia vereda. En mi caso, lo viví sola y me pareció que había algo para contar.

-¿Hacia dónde iba tu búsqueda?

En esa instancia tomé conciencia de que nunca había registrado un montón de cosas que pasaban a mi alrededor. El encierro era un espejo distópico: o nos aterraba o hacíamos algo con él. Decidí hacer algo. Comencé a experimentar con mi cámara. Nunca antes había sido usada para eso. Descubrí cosas cercanas y a la vez desconocidas. Desde lo más pequeño que sucedía a mi alrededor hasta lo que pasaba a través de mi ventana. ¡Nunca antes me había detenido a ver qué pasaba con mis vecinos! Mucho menos poder entablar con ellos un diálogo de ventana a ventana. Solo nos comunicamos a través de las pantallas y de golpe, había un universo que se abría con otro que estaba en una situación semejante. Eso permitió generar un diálogo a partir de la comunicación más primitiva posible.

-¿Cómo se fue construyendo la película? ¿Tenías una estructura previa o los mismos relatos fueron armando la historia?

Fueron meses en donde hubo muchísima producción de escenas que se grababan con teléfonos. Había que buscar un relato cinematográfico que se despegara de esa realidad más pura, de ese intercambio constante en los medios y las redes. Tuve que definir muy claramente qué quería contar para no irme por las vertientes. Me ayudó mucho estar haciendo un taller de escritura documental con Gustavo Fontán. Eso me orientó definitivamente: por más experiencia que una tenga, siempre hay que volver a la fuente. A preguntarse qué es lo que se quiere contar. Al tener eso en claro, los materiales se acomodaron solos. Y los que no respondían exactamente a eso quedaron afuera. Porque si no corría el riesgo de hacer un popurrí, un patchwork.

-¿Qué elementos modificaste en función de optimizar la versión final?

Nada de la película fue reelaborado: fue escrito, grabado y pensado en tiempo presente). Tiene esa pureza. Hoy hubiera hecho una cosa distinta. Tuve la tentación de cambiar cosas, pero después dije que el resultado debía ser fruto de esos días. Tener esa candidez de que se va transformando en algo oscuro y no da respuestas.

-¿Qué viste de vos misma en ese relato del presente?

La libertad que me dio esta película es un filtro imposible de no tener en cuenta para las próximas. El cine es un acto colectivo, pero esta fue una película que hice sola. Va a costar un montón delegar (risas). Pero me sorprendió sola, porque a pesar del contexto de crisis traté de crear algo nuevo.

Después, como cineasta, a la hora de contar algo establezco determinados códigos con el espectador. La película va sobre esto: no te voy a confundir, no voy a cambiar a mitad de camino.  

-El encierro te reveló como editora.

Tuve dos personas muy generosas en esta etapa: María Astrauskas, mi montajista de películas anteriores y el Pincha Fernández, el editor de DAC. Ella iba viendo los armados y él me enseñó a editar, ambos a la distancia. Al punto que estoy terminando el rodaje de la película que había empezado antes de la pandemia, Vinci, cuerpo a cuerpo, y no puedo pensar en delegarlo a un montajista. Necesito un armado propio.

¿Apuntes desde el encierro es un legado sobre la memoria colectiva?

Es un pequeño aporte a la memoria colectiva. Esto transcurrió en un lapso muy corto y aun no somos concientes de hasta qué punto nos modificó, nos transformó. Por un lado uno cree que recuperó la libertad, pero es totalmente falso: perdimos muchas cosas.

-Editar implica elegir. ¿Cómo tomaste las decisiones?

Recibí unos 200 materiales que venían de afuera, pero casi quedaron fuera de la película. Pero a la vez me hizo pensar en desarrollar un sitio interactivo, donde la película sea un simple satélite de ese material y la gente pueda ver el registro de este momento, con una serie de testimonios muy valiosos.

Julia Montesoro

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