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DIRECCION EJECUTIVA: JULIA MONTESORO

Arturo Bonín (1943-2022): su fallecimiento

El actor y director Arturo Bonín, de larga y reconocida trayectoria en teatro, cine y televisión, falleció el martes 15 a los 78 años.

Nacido en Buenos Aires el 11 de noviembre de 1943, participó en más de cuarenta producciones nacionales a partir de Las muñecas que hacen ¡pum!, comedia picaresca de Gerardo Sofovich estrenada en 1979. Su trabajo póstumo es la producción Conurbano, de Pablo Yotich.

Pablo Gorlero, de La Nación, describió la trayectoria y personalidad de Bonín a través de un sensible retrato:

“La pantalla grande le dio notoriedad y prestigio, sobre todo, en los años 80 y 90. Amaba el cine y eso se notaba no sólo en sus interpretaciones, sino también en su rigurosidad y pasión. “Hay una película que vuelvo a ver cada vez que estoy angustiado: Zorba, el griego. La he visto cientos de veces. Conozco cada escena de memoria, pero cuando llega el final y la violencia arrasó, los dos personajes lo han perdido todo, están entre escombros y rotos y Zorba, interpretado de una manera magistral por Anthony Quinn, se pone a bailar y hace ese baile tan famoso, yo me largo a llorar. Se hizo mierda todo, pero ellos bailan. El libro de la película lo leí a los 17 años y me generó una emoción incontenible. El arte sirve para eso, para vivir”, recordó en una entrevista con LA NACION.

A sus mencionados trabajos en Asesinato en el Senado de la Nación y Otra historia de amor, cabe recordar su gran trabajo protagónico en Bairoletto, la historia de un rebelde (de Atilio Polverini, 1985), Espérame mucho (de Juan José Jusid, 1983), Los dueños del silencio (sobre el caso Ragnar Hagelin, dirigida por Carlos Lemos, 1987) y el policial Obsesión de venganza (de Emilio Vieyra, 1987). Pero también tuvo interpretaciones destacadas y recordadas en films como Los hijos de López, Abierto día y noche, Los pasajeros del jardín, Casi no nos dimos cuenta, Contar hasta diez, Sentimientos: Mirta de Liniers a Estambul, Mujer-mujer, Tango: bayle nuestro, Fuego gris, La pluma del ángel, Hasta dónde llegan tus ojos, Flores amarillas en la ventana, Veredicto final, Sin reserva, Ni vivo ni muerto, Iluminados por el fuego, Lifting del corazón, El almuerzo, A oscuras, y decenas de títulos más.

Tuvo un papel destacado también en la película española Amanece que no es poco, de José Luis Cuerda (1989), que hasta hoy sigue siendo un film de culto en su país. Hace escasos días, fanáticos españoles de esa película le enviaron souvenirs y regalos a Bonín cuando se enteraron de su convalescencia. Su último trabajo en cine fue en la película Quequén (2021), de Guillermo Gravino.

A Bonín le gustaba cocinar para su familia y amigos, fue un maravilloso anfitrión. Podía poner su equipo de música, cerrar los ojos y escuchar los tangos de Osvaldo Pugliese o el Cuchi Leguizamón así como algún álbum de Creedence o de León Gieco para transportarse a pensamientos abstractos, como si fuera su mantra diario.

Fue un militante del teatro independiente y referente del ciclo Teatro por la Identidad, de convicciones férreas, ético y de principios inquebrantables. “Amo contar cuentos y me encanta encontrar cómplices para hacerlo. También me gusta que mi trabajo sea colectivo. Por eso nunca voy a las entregas de premios. No me gusta competir con mis compañeros. Eso es algo que imponen otros, de afuera, pero yo no lo hago. El teatro compite contra el individualismo, la meritocracia y las formas excluyentes del otro. Yo no me expongo en premios que digan ganaste, perdiste o sos mejor o peor que otros”, reconocía.

Los restos de Arturo Bonín no serán velados y mañana se trasladarán al cementerio de la Chacarita, en una ceremonia íntima».

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